La algarabía generada con los anuncios del gobierno y de las FARC sobre una agenda de negociación que permita la terminación del "conflicto armado", más la gigantesca campaña mediática desplegada para que eso detuviera la caída en las encuestas del Presidente Santos, ha ocultado lo que ha venido pasando en estos 20 días.
El texto del acuerdo de agenda proyecta lucecitas que podrían dar sentido a la fascinación de analistas, medios y políticos (no del pueblo colombiano) con la idea de que ahora sí, por fin, se va a producir un acuerdo de paz.
Primero, la agenda escrita está limitada drásticamente respecto a la acordada en La Machaca, entre Andrés Pastrana y Tirofijo, en mayo de 1999. No sólo se redujo de once puntos programáticos a dos, sino que el texto ya no conviene en "fundar un nuevo Estado", ni en que las negociaciones deben conducir a una "Nueva Colombia", lo cual aparentemente puede demostrar que se doblegó la voluntad de lucha de las FARC.
Y, segundo, algo aún más relevante q ha pasado inadvertido en las informaciones de prensa y en el ejercicio intelectual de los analistas: las FARC cambiaron por primera vez, al menos en el documento, la lógica del empleo de la violencia. ¿A qué me refiero? Durante casi 50 años han dicho que la terminación del “conflicto” sólo será posible cuando cesen las “causas estructurales que le dieron origen”, es decir, los problemas económicos, sociales y políticos que retóricamente agitan como razón para existir. Empero, en la agenda con el gobierno invierten ese razonamiento. Ahora, anuncian que se debe terminar el conflicto para construir la paz, lo que significa acabar con la confrontación violenta para trabajar en la superación de las “causas que le dieron origen”.
Ese replanteamiento apoyaría la idea de que esta vez el grupo terrorista ha decidido abandonar la violencia y deponer las armas, luego de 30 años de engaño con la bandera de la paz y de utilizarla como una táctica dentro de su estrategia de guerra.
Pero esas lucecitas se vienen apagando. Cada día que pasa las FARC develan que la agenda no es la que está escrita. Las intervenciones de Timochenko, Calarcá, Jaramillo, París y Granda lo que indican es que en la negociación de la agenda se contemplaron nuevos temas que, si bien no son explícitos, si están y caben en la misma. Esto avisa sorpresas y convierte en escepticismo lo que en principio pudo verse como un avance al pactarse una agenda restringida.
Los voceros de FARC han anunciado en estos 20 días al menos cuatro cosas que se tratarán en la agenda y que no están así escritas: Tratados de libre comercio, sector minero y petrolero, reforma a la fuerza pública, reducción del Ejército, doctrina de seguridad bolivariana (H. Chávez) y reformar las instituciones políticas.
Sin duda, esto comenzará a poner nerviosos a industriales y comerciantes. También a la inversión privada nacional y extranjera. Creyeron que el problema ya no era con ellos, sino únicamente con los agricultores, ganaderos y palmeros. Al igual, que un acuerdo se conseguiría repartiendo tierra y ganado. ¡No! La paz que aparece en la verdadera agenda de Santos y las FARC no será gratis. El tufo de la revolución bolivariana será cada vez más es evidente.
Cabe preguntar: ¿Para facilitar un ambiente en la opinión pública favorable al proceso el gobierno acordó una agenda pública y otra no escrita? ¿O las FARC hábilmente cedieron a una agenda escrita restringida sólo para sentar al Gobierno a negociar y atraparlo? En cualquier caso no estamos ante un buen augurio.
Por otro lado, faltan aún dos semanas para la pomposa instalación de la mesa de negociación, acto de relegitimación internacional de las FARC, en Oslo. A este ritmo, si los cabecillas terroristas siguen dando entrevistas (ojalá para que los ciudadanos sepamos realmente que fue lo pactado) la mesa de negociación tendrá una agenda igual a la del Cagúan. Esperemos que el Presidente Santos tenga bien amarrados los pantalones y se levante de la mesa si las FARC deciden ampliar a su arbitrio la agenda escrita de negociación.
Finalmente, ¿si el Gobierno ya reconoció legitima a las FARC para definir con ellas la agenda rural y el tratamiento jurídico a los militares (Marco Jurídico para la Paz), porque entonces no es igual de legítima para negociar todo lo relacionado con los TLC, la minería, el petróleo, la propiedad, la fuerza pública o lo que les venga en gana?
¡Qué pena decirlo! Pero eso le pasa al Presidente por reconocer legitimidad política a un grupo criminal, empoderarlo para negociar temas de país y pactarlo así en una agenda, que solo debería referirse a los detalles de la desmovilización y entrega de armas.
RAFAEL GUARÍN
Ex Viceministro de Defensa.
DESPIERTACHILE.CL
Y ESTA ES LA PAZ QUE QUIEREN LOGRAR??... ÚLTIMA HORA :
ATAQUE DE LAS FARC DEJA 5 SOLDADOS MUERTOS EN EL SUROESTE DE COLOMBIA.
Cinco soldados colombianos murieron y tres más fueron heridos en un ataque con explosivos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) contra un vehículo del Ejército en el municipio de Puerto Asís (Putumayo), fronterizo con Ecuador.
Miembros de la cuadrilla 48 del Bloque Sur atacaron "con explosivos no convencionales a una patrulla militar que se movilizaba por la zona, asesinando a cinco de nuestros soldados y dejando tres más heridos".
Con este tipo de agresión las FARC, según el Ejército, "atentaron una vez más contra los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario", denunció la institución sin dar más detalles del suceso.
El Gobierno de Colombia y las FARC instalaron formalmente el jueves en Oslo un proceso de paz para concluir el conflicto armado que sostienen desde hace casi medio siglo.
Estas negociaciones arrancarán en noviembre en Cuba y se desarrollarán sin que se decrete un cese de hostilidades en el terreno, aunque diversas ONG y la oficina de la ONU para los Derechos Humanos en Colombia han hecho llamados a una tregua.
Las Fuerzas Armadas colombianas también informaron que se realizó un bombardeo contra un campamento de las FARC en la costa Pacífico colombiana, donde murieron al menos dos presuntos insurgentes y se siguen buscando más cadáveres.