domingo, marzo 30, 2014

CONSIGNA DE LOS ESTUDIANTES DE VENEZUELA.


COMUNICADO DE LOS ESTUDIANTES VENEZOLANOS:

Queremos informarles a papá a mamá, a nuestros amigos y a ustedes que nos adversan que esta lucha que estamos librando sin temor y sin miedo también es para ustedes. ¡No nos vamos a rendir -ni aún con la muerte misma- porque estamos todos dispuestos a dar nuestras vidas!.

Nicolás: sin miedo. Diosdado: no tenemos ni una gota de temor; no les tenemos miedo ni a sus amenazas, ni a sus fusiles, ni a sus armas, ni a sus actitudes irracionales, por una razón muy sencilla: ¡no negociamos nuestros derechos, no negociamos nuestro futuro con nadie! Seguiremos -no rodilla en tierra como dicen ustedes- sino de pie y sin miedo. Nicolás: tus amenazas por los medios nos"resbalan",son palabras necias.

Recuerda -Nicolás- que con tus palabras tratas de comprar las conciencias y la ignorancia de muchos, pero nosotros ¡no nos vendemos! ni por una beca, ni por un mercado, ni por una vivienda, porque -simplemente- queremos ser productivos y sentirnos útiles a la patria y poder adquirir todas esas cosas con el fruto de nuestro trabajo y esfuerzo, no sentirnos tontos útiles manipulados por un régimen de compras de conciencias baratas.

Oye, Nicolás: Ojalá y este mensaje te llegue, porque es una cadena que va a recorrer el todo el país. Aquí el único que tiene miedo es el gobierno, porque ya no tienen pueblo. Ya recobramos la calle, porque ya ni las armas sirven cuando se trata de la dignidad y el coraje de un pueblo. ¡Gloria al bravo pueblo! ¡Vivan los estudiantes!...

(Nota de agradecimiento) Queremos y les pedimos que, por favor, colaboren enviando esta cadena a todos los contactos; que la envíen incluso al exterior, para que el mundo se entere de nuestros propósitos y de la lucha heroica que hoy estamos librando por todos los estudiantes venezolanos. Necesitamos su apoyo y Venezuela también.

COMANDO DE ESTUDIANTES DE VENEZUELA.

sábado, marzo 29, 2014

EL PROBLEMA DE RODRIGO PEÑAILILLO.

Más que por los errores que se han cometido, la crisis de Peñailillo se explica por su estilo. Es la forma que tiene de ejercer el poder lo que molesta, especialmente a sus socios.

DESDE EL momento en que se conoció el gabinete de Bachelet, las dudas se centraron en el ministro del Interior. Con un currículo y trayectoria política más bien débiles, se entendió que su mayor activo era su cercanía con la Presidenta. Fue su jefe de gabinete en el primer gobierno y luego, su coordinador principal de la última campaña. Pese a ello, Peñailillo siempre mantuvo una baja figuración pública, que es clave en su cargo actual. Tampoco es un hombre de peso o influencia en los partidos, lo cual generó cierto escepticismo respecto de sus habilidades para la función que hoy cumple.
Sus defensores contraatacaron diciendo que había que darle tiempo, que era una persona muy capaz y que las críticas respondían a la clásica actitud de no aceptar rostros nuevos o renovación en las altas esferas del poder. Bueno, a menos de dos semanas desde que asumió, las dudas sobre Peñailillo, más que aquietarse, se han incrementado. Han sido sus días más negros. Los errores en la designación de autoridades, que ya explican 10 renuncias, le están costando muy caro al novel ministro, quien está siendo atacado desde todos los flancos. Desde su mismo partido, el todopoderoso senador Girardi no dudó en pasarle la cuenta cuando adelantó la renuncia de la gobernadora de Chiloé, dejando al ministro en una incomodísima situación. La Alianza, por su parte, anunció que estudia interpelarlo, algo que si bien puede no prosperar, da cuenta del estado de ánimo en que están las cosas.
Más que por los errores que se han cometido, la crisis de Peñailillo se explica por su estilo. Es la forma que tiene de ejercer el poder lo que molesta, especialmente a sus socios. Partiendo por el hermetismo o casi secretismo con se toman las decisiones en La Moneda, algo que ya está alcanzando límites no tolerables. Se agrega a esto, su displicencia y casi soberbia a la hora de dar explicaciones, porque los problemas nunca son culpa del gobierno. Esto quedó claro en visita que recibió ayer el ministro por parte de la directiva de la DC. Es cierto, lo apoyaron, pero también le dejaron un mensaje claro: un poco de autocrítica es necesario. Andar por la vida como si nada pasara, no es lo que corresponde ahora.
Es evidente que el estilo de Peñailillo es una simple extensión de la forma de operar de la Presidenta. Pero en esto comete un error básico: él no es Bachelet. No tiene el aura ni la popularidad que protege a la Mandataria, lo que lo hace aparecer como el blanco más débil para atacar. Por ello, más que actuar como una suerte de clon de Bachelet, debe ser su complemento, apoyarla en lo que ella es débil. Para que esto suceda, tendrá que actuar con firmeza y carácter, algo que está por verse si tiene.
Es cierto que todavía cuenta con el apoyo irrestricto de su jefa, pero sabemos que en la política, los cariños son siempre transitorios. Si el ministro no logra revertir su actual imagen, tarde o temprano pasará a la historia. Su cargo es demasiado clave para arrastrar un cadáver. ¿Podrá hacerlo? Dicen que las personas se prueban en las crisis, que es ahí donde sale el verdadero temple y talento. Veremos si ese es el caso de Peñailillo o si tenían razón los que decían que el puesto le queda grande. Las apuestas, en todo caso, no están a su favor.
Andrés Benítez.

VENEZUELA ES UNA VERDADERA COLONIA CUBANA.


El legado de Hugo Chávez, por Carlos Alberto Montaner. (Escritor y periodista cubano en el exilio).

¿Cuál es el legado de Hugo Chávez? Al fin y al cabo, Gobernó a su antojo durante 14 años (1999-2013). El período más largo de la historia de Venezuela, exceptuado Juan Vicente Gómez (1908-1935), otro militar de mano dura que se murió mandando. Digámoslo rápidamente: la cubanización de Venezuela. Esa calamidad es la herencia que deja a sus atribulados compatriotas. 
El 5 de marzo del 2013 se anunció la muerte de Hugo Chávez. Se cumplían 60 años exactos de la de Stalin. Chávez estaba clínicamente muerto desde mucho antes. Tal vez desde fines de diciembre, pero lo mantuvieron artificialmente "vivo", con el encefalograma plano, conectado a máquinas que estimulaban los latidos de su inútil corazón.
Durante ese período, el Gobierno cubano se dedicó febrilmente a organizar la transmisión de la autoridad en Venezuela. No podían desconectarlo hasta tanto no tuvieran todas las riendas del poder en las manos. Los Castro defendían subsidios por trece mil millones de dólares anuales, incluidos unos cien mil barriles diarios de petróleo, de los cuales Cuba reexporta la mitad.
Era importante prolongar el control del rico país sudamericano mientras se pudiese. En Venezuela se cumplía el destino trágico de las colonias: nutrir a la metrópolis. Más o menos como los insectos cautivos alimentan a las tarántulas que los van devorando lentamente.
Lo extraño, en este caso, es que el insecto es mucho mayor que la tarántula. ¿Cómo una pequeña, improductiva y empobrecida isla caribeña, anclada en un herrumbroso pasado soviético borrado de la historia, puede controlar a una nación mucho más grande, moderna, rica, poblada y educada, sin que siquiera haya existido una previa guerra de conquista? La clave de esa anomalía está en Chávez.
El axioma funciona así: Hugo Chávez se convirtió en el caudillo de Venezuela. Un caudillo es alguien que voluntariamente o por la fuerza asume el liderazgo para dirigir a una sociedad en la dirección que él decide. Entre las prerrogativas del caudillo está la de transferir su autoridad a otra persona o entidad. Al borde de la tumba, presionado por los Castro, Chávez admitió la designación de Nicolás Maduro, sugerida por La Habana. Ergo, de facto, Cuba es el gran poder en Venezuela.
Este vasallaje contra natura comenzó en 1994, cuando Hugo Chávez conoció a Fidel Castro y el cubano lo sedujo, pero se selló totalmente a partir de abril del 2002, cuando el ejército venezolano le dio un golpe a Chávez y lo obligó a renunciar, al menos durante 48 horas.
A partir de ese episodio, Chávez no creyó nunca más en sus compatriotas, políticos o militares, y se entregó totalmente en las manos de "los cubanos". ¿Qué le daban los cubanos? Una visión, un método y una misión, pero, sobre todo, informes de inteligencia sobre políticos, periodistas y militares. Detectaban deslealtades y se las revelaban. La información es poder. Cuba reunía y entregaba toda la información, subrayando los peligros para que Chávez estuviera eternamente agradecido.
Nadie conocía mejor que "los cubanos" los secretos de las tribus chavistas, muchas de ellas mal avenidas. Lo conocían todo: los delitos de los narcogenerales, los robos de la boliburguesía, las deslealtades de los supuestos aliados, la conducta íntima de los jefes, sus familias, sus hijos. Esa información podía destrozar a cualquiera que se les opusiera.
Ese poder siniestro convertía a La Habana en el único factor aglutinante. Las tribus chavistas le temían. Como en los versos de Borges, los unía el espanto. Cuando alguien se rebelaba contra su autoridad, le entregaban el dossier de sus inmundicias o le deslizaban un par de datos. No hacía falta más.
Cuando desconectaron a Chávez, ya Maduro había sido ungido, violando la Constitución. Era el hombre de los cubanos. Se había graduado en La Habana, en la Escuela del Partido. No era un político, ni un militar, ni una figura de peso. Era un monigote al servicio de Cuba. Era el legado de Chávez.

jueves, marzo 27, 2014

A FRANCISCO HUENCHUMILLA : TODOS SOMOS CHILENOS.


El nuevo Intendente de La Araucanía se pretende transformar en promotor de un "Estado plurinacional". Sería bueno para Chile que la nueva autoridad se dedique a atrabajar temas urgentes en La Araucanía y deje a quien corresponde que se ocupen de los temas nacionales. Para empezar, Huenchumilla debería colaborar a que se restablezca el Estado de Derecho en su región y se detenga y se encarcele a los responsables de asesinatos, incendios, robos y amenazas que han ocurrido en el último tiempo en la zona. La seguridad es lo primero que demandan los ciudadanos. En segundo lugar, debe enfrentar el negociado que para muchos ha significado la compra de tierras a particulares, para repartirlas de una manera muy curiosa y sin resolver el problema de fondo.

Aunque le sigan comprando tierra a los afectados y se la entreguen a los violentos y a los "apitutados", el problema continuará. Así como Huenchumilla pide perdón al pueblo mapuche "por el despojo que el Estado hizo de sus tierras", sería justo pedir perdón también a los miles de agricultores que fueron, hace no mucho, despojados de sus tierras con la reforma agraria. Las víctimas de ese proceso mal implementado por Frei Montalva y potenciado con Allende exigimos un trato igualitario, pues no debe aceptarse que existan chilenos privilegiados.

La Araucanía debe primero reencontrarse a sí misma, entre todos sus habitantes. Las palabras de Huenchumilla solo aumentan las diferencias y generan más división. Al declarar el intendente, "lo que tiene que hacer el Estado es mirarse al espejo y se va a dar cuenta de que no tiene los ojos azules ni el pelo rubio, y que está conformado por muchas naciones y muchos pueblos", es de una gravedad inmensa. Primero, pues revela un resentimiento personal que no se compadece con su posición. Este tema amerita que el intendente lo supere con una terapia. En relación a que Chile está conformado por muchas naciones, es una aseveración que da pie a que se inicie una vorágine de demandas por espacios e independencias, lo que no tiene fundamento legal ni realismo práctico. Este ciudadano hace un llamado a la Presidente Bachelet a que ordene el gallinero y que las autoridades regionales eviten protagonismos que van más allá de sus mandatos. Huenchumilla "descubre la pólvora" argumentando que la solución es política y no de orden público. Nuevo error, pues el orden público debe respetarse siempre, asegurando a todos vivir en libertad y con respeto por la propiedad privada.

El problema mapuche es de orden público, político y económico, pero sobre todo es cultural. Mientras no mejore el nivel cultural y la educación de las comunidades, nada resolverá el problema de fondo. El diálogo, sin violencia, es lo que debe primar. Continuar propiciando reivindicaciones históricas de más de un siglo de data nos llevaría a revisar la geografía de medio mundo, y a compensar a incas, picunches, huilliches, y en definitiva a todo el pueblo chileno que es un crisol de razas. Esto es Chile, señor Huenchumilla. Ni usted ni nadie tiene derecho a fraccionar el alma de una nación única que nace en Arica y se extiende hasta el fin de nuestro continente.

No es bueno que el intendente se venga "a hacer el lindo". Lo lógico es que haga el trabajo difícil y no se vaya por el camino de la galería con el argumento de estar defendiendo al más débil. La Araucanía necesita más trabajo, más educación, más respeto a las leyes y menos interferencia de asesores y vagos de otros países que solo buscan en estos conflictos protagonismo y dinero. Fuera los agitadores, Chile no los necesita.

Andrés Moreno J.

miércoles, marzo 26, 2014

¿TERREMOTO POLÍTICO EN COLOMBIA?


Una nueva encuesta que revela que el ex alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa podría derrotar al presidente Juan Manuel Santos en la segunda vuelta de las próximas elecciones presidenciales de Colombia ha conmocionado a ese país, y —aunque Santos sigue llevando la delantera según otras encuestas— lo cerrado de la contienda sugiere que hay un cansancio de los colombianos con sus políticos tradicionales.
Hay que tener en cuenta que la encuesta Datexco publicada el 17 de marzo por el diario El Tiempo, que reveló que el candidato del Partido Verde, Peñalosa, ganaría una probable segunda vuelta electoral con un 40.4 por ciento de los votos contra un 37.1 de Santos, fue una encuesta telefónica con un margen de error del 3.1 por ciento. Las encuestas telefónicas suelen acudir a los hogares de ingresos más altos, y son usualmente menos precisas que las encuestas personales.
Y también es cierto que Peñalosa podría correr la suerte de su predecesor. El ex candidato del Partido Verde, Antanas Mockus, también ex alcalde de Bogotá, generó mucho entusiasmo como candidato presidencial en el 2010, pero Santos lo derrotó con toda comodidad en la segunda vuelta.
Peñalosa, sin embargo, tiene algunas cosas a su favor. Ganó las elecciones primarias del Partido Verde el 9 de marzo en una consulta en la que sacó muchos más votos que los que Mockus obtuvo en las elecciones generales del 2010.
Graduado en economía en Duke University en Estados Unidos y doctorado en administración pública en la Universidad de París, Peñalosa es uno de los más innovadores planificadores urbanos de Latinoamérica, y se ha ganado la reputación de ser un político que resuelve problemas cotidianos de los ciudadanos.
Como alcalde de Bogotá entre 1998 y 2001, Peñalosa puso en marcha el sistema de tránsito Transmilenio, y popularizó el uso de las bicicletas creando 300 kilómetros de ‘ciclovías’ en la ciudad.
El afirma con frecuencia que “una ciudad avanzada no es aquella en la que hasta los pobres empiezan a andar en automóvil, sino aquella en la que hasta los ricos empiezan a usar el transporte público”.
Peñalosa se traslada por Bogotá —en su campaña— en bicicleta, y va solo, sin guardaespaldas.
Esta semana, cuando entrevisté a Peñalosa, me manifestó que Santos es “un candidato relativamente vulnerable”.
“Hay personas que no tienen mucha conexión con los ciudadanos, y son elegidos porque otros que sí tienen conexión con los ciudadanos los apoyan”, me dijo Peñalosa. “Santos fue elegido con el apoyo del ex presidente Alvaro Uribe”.
Cuando le pregunté cómo podría ganar sin la máquina política de Santos, Peñalosa respondió que en una elección presidencial la maquinaria política no es tan esencial como en las elecciones locales, porque los medios nacionales dan cobertura gratuita a los principales candidatos.
En lo que respecta a política exterior, Peñalosa me dijo que Santos ha tenido una posición “exageradamente conciliadora con Venezuela”. Y agregó: “Sin que Colombia intervenga de ninguna manera en los asuntos internos de Venezuela, creo que Colombia debe explicar más claramente su desacuerdo con las restricciones a la democracia que están siendo implantadas progresivamente en Venezuela”.
Varios analistas políticos colombianos me expresan que Peñalosa se está beneficiando de diversos asuntos .
Primero, los votantes están cansados de la lucha permanente entre Santos y Uribe, el carismático ex presidente que eligió a Santos —su ex ministro de Defensa— como heredero político, y después se convirtió en su mayor enemigo.
En segundo término, Uribe ha estado recorriendo el país atacando a Santos por sus negociaciones con la guerrilla de la FARC, por su supuesta inhabilidad para controlar la delincuencia, y por su acercamiento a Venezuela. La campaña ‘anti-Santos’ de Uribe está beneficiando indirectamente a Peñalosa.
En tercer lugar, la campaña de Peñalosa ofrece una propuesta fresca, contraria a la política tradicional, que le cae bien a mucha gente.
“Estamos viendo una gran pérdida de credibilidad de la clase política colombiana”, me señaló el analista político colombiano Pedro Medellín. “Eso claramente beneficia a Peñalosa”.
Javier Restrepo, encuestador de la empresa Ipsos, advierte que también Peñalosa tiene problemas de imagen. A veces parece demasiado soberbio, y condescendiente hacia quienes carecen de sus credenciales académicas, dice.
“Claramente hay un mensaje de la opinión pública de que queremos a alguien más en la contienda electoral , y Peñalosa está representando ese ‘alguien mas’, me indicó Restrepo. “Pero está por verse si se podrá mantener a la altura de las expectativas de los ciudadanos”.
Mi opinión: Sigo pensando que Santos lleva las de ganar, porque tendrá una maquinaria política mucho más poderosa que cualquiera de sus rivales.
Pero — considerando que el presidente no logra despegar en las encuestas para la primera vuelta del 25 de mayo— puede que la segunda ronda electoral se convierta en un “todos contra Santos”.
Y en ese escenario, se le podrían complicar las cosas.
Andrés Oppenheimer.



Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2014/03/19/1705913/terremoto-politico-en-colombia.html#storylink=

martes, marzo 25, 2014

CANAL 13: GRAVE OFENSA A LA DIGNIDAD MILITAR.


GRAVE OFENSA A LA DIGNIDAD PARA CON LOS PRESOS POLÍTICOS MILITARES
En la edición de noticias del canal televisivo de la Universidad Católica del domingo 16 de marzo, se mostró como exclusiva, una nota absolutamente ofensiva a la dignidad que merece toda persona, lo que requiere al menos una explicación del canal, o a una aclaración de la Institución vinculada: Gendarmería de Chile.
Nos referimos a una filmación bastante especial de los momentos cruciales en que fueron sacados del Penal Cordillera, los oficiales en retiro del Ejército de Chile que permanecieron allí hasta el cierre del recinto, y su llegada a Punta Peuco, donde se encuentran ahora.
¿Por qué el canal televisivo, sin razón alguna que lo justifique, salvo la vulgar farandulería, muestra una muy bien editada filmación de un hecho ocurrido seis meses atrás?
¿El canal de la Universidad Católica no tiene parámetros éticos que regulen lo que se puede o no debe mostrar sin menoscabar la dignidad de personas que muy al margen de la situación que viven, merecen respeto?
¿Lo que se vio hace dos días en el noticiero, muestra realmente el modus operandi de Gendarmería de Chile?
Hacemos una breve descripción de lo que se mostró por televisión:
La nota comienza con una exposición de las cédulas de identidad "retenidas" de los oficiales de Ejército en retiro presos políticos (las que se supone están en poder de un funcionario que debe velar por ellas y por su discreción). Inmediatamente, mostrando una a una éstas y leyendo el nombre de la persona, mostraban al afectado en el momento preciso en que era sacado de la dependencia que ocupaba y era subido a un vehículo de la Institución. Completada la exhibición humillante y burlesca de cada uno de los presos políticos, las personas que hacían la filmación, los mostraban a través de las ventanillas del vehículo.
Llegados a Punta Peuco, los muestran entrando a las dependencias donde permanecerán cumpliendo su presidio político, muestran además parte de las instalaciones, baños, duchas, incluso los WC; y el momento en que cada uno era introducido a su habitación (o celda). Esto entre otros muchos detalles que preferimos omitir por respeto a nuestros camaradas.
Antes nos preguntábamos si ese era el modus operandi de Gendarmería de Chile. Pero en realidad eso lo descarto, estoy seguro que una Institución que por años ha cumplido una misión tan particular, tiene sus propios reglamentos que regulan el desarrollo de sus actividades. Y como lo que se vio en televisión escapa a lo que corresponde a una actividad correcta y profesional, estoy seguro que lo que ocurrió fue por la actuación de agentes externos a la Institución.
De ser así las cosas, los afectados fueron la misma Institución que se vio vulnerada, pero principalmente los Oficiales de Ejército en retiro, que sin poder hacer nada vieron cómo se "trapeaba" con su dignidad humana.
Si Gendarmería a modo de protección de su personal y de sus actividades, debe realizar filmaciones, estoy seguro que éstas las hace a través de cámaras de vigilancia instaladas previamente, pero nunca a través de una jauría de camarógrafos que perseguían a las personas afectadas, que las enfocaban a la cara, las cosas que llevaban en sus manos y hasta su forma de caminar.
¿Esos camarógrafos eran de Gendarmería?, imposible, es más, en la filmación se ve claramente como los Gendarmes tratan de proteger a los oficiales prisioneros políticos, incluso los ayudan a caminar, a subirse al vehículo que los transportó; y en Punta Peuco les muestran con respeto las instalaciones y los dormitorios.
Creemos no equivocarnos al insistir en que esa filmación no corresponde a Gendarmería, sino que es parte del show que tenía programado la autoridad política de turno en Chile, cuando ocurrieron los hechos. Y si su exhibición se abortó en el momento, fue porque producto del descriterio de la misma autoridad, uno de los oficiales de Ejército en retiro afectados, días antes se había suicidado, y la derecha política, en plena campaña presidencial, estaba pagando las consecuencias.
Pero insistimos, ¿Por qué el canal católico de televisión muestra el desatinado reportaje?
Si no está de acuerdo con esta Grave Ofensa a la Dignidad, les recomendamos hacerlo presente en un reclamo formal al Consejo Nacional de la Televisión (CNTV) que se puede realizar en la página web en 

DIRECTIVA NACIONAL DEL PLAN AHORA

CARTA DE CRISTIÁN LABBÉ SOBRE TRASLADO A PUNTA PEUCO.
Señor Director:

Han pasado algunos días desde que Canal 13 transmitiera y retransmitiera la grabación del traslado de oficiales del Ejército en retiro desde el penal Cordillera al de Punta Peuco. Los suficientes para ponderar fríamente la indignidad cometida con esos ya ancianos soldados.

Existe hoy en Chile un grupo de personas que no tienen derechos humanos, ni siquiera el beneficio de ser tratados con la dignidad que es práctica común en las naciones civilizadas. Y frente a esto, la profundidad del silencio.

A los militares condenados por causas asociadas a los derechos humanos en años turbulentos del pasado o en la lucha contra el terrorismo, simplemente se les ha negado el debido proceso y la aplicación igualitaria de la ley. Mientras criminales terroristas de ayer gozan de impunidad, y los de hoy son juzgados por jueces garantistas, nuestros camaradas de armas son víctimas de retaliaciones políticas que se manejan abiertamente desde los tribunales de justicia.

La situación es simplemente inaceptable. Ahora sí se trata de una política sistemática de violación a los derechos humanos de estas personas, cometida por un poder del Estado con la aprobación y complicidad de los otros. Hasta tal punto se ha manipulado la conciencia de la opinión pública, que hoy parece natural que los miembros de las Fuerzas Armadas y Carabineros estén al margen del estatuto de protección jurídica que se aplica a todos los chilenos.

Esta gravísima situación se está extendiendo a otros compatriotas. Vemos con desazón que en La Araucanía vecinos pacíficos que han caído bajo el objetivo terrorista, igualmente quedan fuera del ámbito de protección del Estado. Es el resultado de la política basada en el odio.

Cristian Labbé Galilea
Presidente 
Directorio del Centro de Coroneles (R) de Ejército

LORENA FRIES (INDDHH): LOS COMPLACIENTES.


La complacencia respecto de las violaciones a los derechos humanos tiene una larga y oscura historia a lo largo del siglo XX. Mientras Sartre alababa al régimen soviético y se congratulaba de estar en el lado correcto de la Historia, otros miles morían en Siberia. Ellos eran, pensaba Sartre, las víctimas de los inevitables procesos históricos. En Chile, hace no tantos años, muchos intentaron justificar lo injustificable a partir de tal o cual contexto. El elemento común de estas actitudes es la confusión entre la simpatía por una causa y los medios empleados en su defensa. Esta complacencia surge de algo muy humano: tendemos a ser tan benevolentes con aquello que nos simpatiza, como exigentes con aquello que nos disgusta.
Puede decirse que la doctrina de los derechos humanos intenta superar esta confusión. Dicho de otro modo, hay bienes de tal relevancia que no pueden estar supeditados a nuestras simpatías o antipatías: su respeto debe ser incondicional. Hay acciones que deben recibir condena más allá de la persona que las realice, o de la causa invocada para llevarlas a cabo. Si una lección nos dejó el siglo XX es que las causas más nobles pueden adquirir los rostros más atroces, y que los fines siempre terminan contaminados por los medios.
Por eso llama tanto la atención que la directora del INDH -organismo encargado de promover y proteger los Derechos Humanos en nuestro país- tienda a relativizar los sucesos ocurridos en La Araucanía, y haya afirmado en entrevista a este diario que “no existe terrorismo en Chile”. ¿Qué la lleva a afirmar algo así? ¿Por qué negar de modo taxativo que Chile está libre de actos terroristas? ¿No puede pensarse que cuando en una zona se queman casas, escuelas, fundos y matrimonios hay al menos indicios de terrorismo? ¿Quién le ha dado la potestad de definir cuándo hay o no terrorismo? A la directora del INDH todo esto la tiene sin cuidado: los derechos de las víctimas del terrorismo no existen pues, según ella, no hay terrorismo. Hay que reconocer que es una manera original de zanjar un problema.
Si Lorena Fries se tomara en serio su cargo y la responsabilidad que conlleva, podría comprender que su compromiso con los DD.HH. no puede manifestarse solamente respecto de las causas que le simpatizan. Podría comprender también que el INDH no debe estar al servicio de sus propias convicciones, sino que debería generar consensos amplios sobre la importancia de proteger los derechos fundamentales. También podría comprender que, para eso, la directora del Instituto debería ser especialmente cuidadosa en distinguir sus propias simpatías del cargo que ostenta. De lo contrario, su discurso quedará siempre bajo un manto de sospecha, como si el INDH obedeciera más a agendas particulares que a los derechos básicos de todos los chilenos.

Lo que ocurre en La Araucanía es grave, y ninguna simpatía debería llevarnos a relativizarlo. Es obvio que la cuestión mapuche no es un problema de seguridad pública. Pero la transformaremos precisamente en eso si tenemos ante ciertos hechos un umbral de tolerancia que no aceptaríamos, ni de lejos, en ningún otro caso. Si no somos capaces tener esto presente, seguiremos una pendiente muy resbaladiza, cuyo final no es otro que la complacencia de Sartre. El INDH se merece algo más que eso.
Daniel Mansuy.

domingo, marzo 23, 2014

VENEZUELA, CALLEJÓN SIN SALIDA.

"Hubo un rasgo de teleserie en Chávez y ahora en Maduro, y quizás es en lo que ello significa que es difícil que puedan avanzar hacia un totalitarismo total..."

Por fin, en sus últimos momentos, la administración Piñera se atrevió a pronunciarse sobre Venezuela. Algo es algo. Uno de los hechos más asombrosos de la condición latinoamericana es mirar lo que sucede en Venezuela y fingir que es lo más normal del mundo, endosando aprobación a un régimen y estilo que es lo contrario de lo que definió la ya fenecida cláusula democrática de hace dos décadas. Es una inconsecuencia que en el mediano plazo traerá consecuencias para la solidez de la democracia en la región.

A su vez, Nicolás Maduro ha apuntado a la analogía con Chile en 1973 para explicar el enervamiento sin fin de la Venezuela actual, y en realidad hay alguna comparación que es válida, sobre todo porque corresponde a una ardorosa división en el interior del país, donde pareciera que no caben las dos partes. Sin embargo, hay diferencias que no permiten predecir con soltura el curso de los acontecimientos. Si la alternativa fuera la caída del gobierno -algo que se ve extremadamente difícil- y se convocara a nuevas elecciones, la historia no terminaría ahí. Sabemos que estos movimientos populistas radicales perduran y podrían perfectamente regresar al poder por las vías constitucionales, aunque carezcan de espíritu democrático. Mientras conserven su meta "socialista", tal como la definen sus dirigentes, se debe anotar la curiosidad de que América Latina tiene el discutible privilegio de ser la única región del globo donde las fórmulas marxistas o neomarxistas son todavía propaladas desde los gobiernos, aunque, para ser más latinoamericanos todavía, en una especie de revolución a medias y de golpe de Estado permanente.

Hay dos desenlaces que por ahora parecen imposibles. El primero, un golpe de Estado llevado a cabo por los militares (o civiles apoyándose solo en la fuerza militar), está excluido, no porque la democracia esté asentada o las fuerzas armadas hayan sido ideologizadas. El asunto es que en gran parte del mundo -aunque no en todo el mundo- la clase militar dejó de ser un actor político en el sentido en que lo había sido en el siglo XX, en especial en América Latina hasta aproximadamente 1980. Bajo un régimen militar, sus partidarios muy luego comenzarían a rezongar (entre tantos motivos, porque es inevitable que en tal caso la economía empeore antes de mejorar) y el gobierno se quedaría en la pura represión. Y no tendría legitimidad internacional.

El segundo desenlace sería que el régimen chavista avance hasta una completa dictadura de tipo marxista. Ganas no le han faltado, pero da la impresión de que se le pasó la hora (ojalá no me equivoque). Por algunos signos: se carece del ascetismo que en otras latitudes mostraban los revolucionarios de la primera hora (después se corrompen igual); en términos de seguridad en las calles, todo el sistema de milicias y guardias armadas no ha impedido una violencia desatada que supera incluso a la de gran parte de Centroamérica. Sobre todo, una revolución marxista tendría que organizar al país de una forma centralizada de la cual su aparato ya no es capaz, y enfrentar la atmósfera internacional que le sería desfavorable, con fronteras porosas (ningún marxismo establecido sobrevivía sin su cortina de hierro). Hubo un rasgo de teleserie en Chávez y ahora en Maduro, y quizás es en lo que ello significa que es difícil que puedan avanzar hacia un totalitarismo moderno. Mientras tanto, el país va a tumbos y sus dirigentes se contentan con ser émulos quizás inconscientes de Benito Mussolini (maestro en el género de teleserie), construir "hombres nuevos" -entelequia inexistente- y ser guapos y guapear ante los países de la región.

Joaquín Fernandois. 

sábado, marzo 22, 2014

LOS EXONERADOS DE BACHELET.


La situación de numerosos despidos en diferentes niveles y áreas del sector público, inmediatamente asumido el nuevo gobierno, ha generado variadas opiniones en los distintos sectores políticos. Algunos han pretendido atribuir las causas a un revanchismo, cuyo origen estaría en las palabras de la hoy ministra Ximena Rincón en noviembre de 2013, en las que señaló que “aquellos que se quedaron en el Gobierno, aduciendo que eran técnicos y renunciaron a sus convicciones, esa gente no le hace bien a la política, y espero que no estén en este gobierno”. Otros han preferido atribuir los despidos a un acto tradicional de toda administración entrante. Pero lo más grave es que la misma Presidenta de la República ha hecho vista GORDA de esta situación. De hecho, la respuesta de Bachelet ante la pregunta de un periodista sobre estos despidos –en un gesto irónico- fue: “No sé de qué despidos habla usted. Durante el gobierno anterior sabemos de un número de 11 mil a 12 mil personas que fueron exoneradas ¿se refiere a eso?”.
Lo cierto es que ninguna de estas respuestas señaladas está a la altura del problema que implica los despidos, pues no se hacen cargo de la pregunta de fondo que envuelve este dilema político ¿Se justifican todas estas desvinculaciones masivas en el Estado, sin previa evaluación de los desempeños individuales?
En tanto que esta discusión persigue la justificación de decisiones de un gobierno, y afectan a la cosa pública, se convierte entonces en un tema político del cual la Presidenta debiese dar cuenta. Y es que los despidos masivos en el sector público (salvo aquellos en que se justifica plenamente el criterio de confianza exclusiva) más allá de la administración que los ejecute, responden a un tema de justicia, y no se agotan en una cuestión de costumbres. ¿O alguien podría apoyar el despido de un garzón sin previa evaluación, o de funcionarios que fueron contratados por la misma administración anterior de Bachelet, y que precisamente por su buen desempeño siguieron en sus cargos hasta la semana pasada en que la mandataria volvió a La moneda?
En esa misma dirección, ¿cómo se podría justificar que las precipitadas desvinculaciones de los integrantes de la alta dirección pública -quienes no son sino ejecutores idóneos de políticas públicas (por eso es que pasan una rigurosa selección técnica)- responden a razones de mal desempeño o falta de confianza? Si el sistema ADP fue creado precisamente para evitar los arreglos políticos que llevaron al Estado a una profunda crisis provocada por la práctica de operadores y cuoteos políticos, entonces el camino que está tomado el nuevo gobierno en materia de despidos es arriesgado, en tanto puede dejar una señal contraria al espíritu que guió la creación de la institución de la ADP.
Enviar una reforma al congreso para perfeccionar la ley de ADP en lo referido a la figura provisional sería una señal potente de transparencia de Bachelet, cuyo poder dentro de la ex concertación es hoy indudable, de modo que es sólo cuestión de voluntad. Si la mandataria sigue mirando para el lado, corre el riesgo de abrir flancos de fantasmas que podrían volver a atormentar a su coalición en materia de transparencia.
El regreso al poder de Michelle Bachelet fue producto de un triunfo amplio y claro, que restituyó (al menos en parte) la imagen de sus aliados ante la opinión pública. Si hay algo que en su salida de La Moneda el próximo 11 de marzo de 2018 no puede volver a ocurrir, es que surja un nuevo Andrés Velasco como denunciante de malas prácticas. En esto, los presidentes de la CUT y de la ANEF podrían ayudar preventivamente a su Presidenta.
Claudio Arqueros.

viernes, marzo 21, 2014

SERGIO VILLALOBOS VS. FRANCISCO HUENCHUMILLA.


Señor Director:

El señor Francisco Huenchumilla, designado intendente en La Araucanía, ha sugerido una "carta de navegación", e inmediatamente ha naufragado. Suponemos que usa reloj, teléfono celular, internet, televisión, y debe tener automóvil y viajar en avión. También suponemos que tiene título profesional, y por cierto que ha desempeñado cargos parlamentarios y ministeriales. En suma, es un excelente ejemplo del éxito de los descendientes de los araucanos, que con inteligencia y esfuerzo han sabido, a través de cinco siglos, incorporarse a la cultura dominante. Otros permanecen en la inercia y la violencia.

Hay que conocer la historia. Los araucanos poseían vastas extensiones de tierras y utilizaban cortos espacios junto a las rucas. Para la nación chilena era un desperdicio que debía ser superado. Los mismos indígenas, inmediatos al sur del Biobío, comenzaron a vender sus tierras a colonos chilenos, sin la presión de las armas. El Estado garantizó las tierras de las comunidades indígenas y sacó el resto a remate. Hubo caciques que cedieron tierras para la instalación de ciudades y fuertes.

Los colonos extranjeros, que en la "carta de navegación" aparecen como culpables, fueron gente pacífica y su número fue muy escaso y disperso. El caso de los alemanes es bien conocido, el de los franceses, suizos (incluida la familia Frei), italianos y españoles, es menos numeroso. Pero todos ellos dinamizaron la región, efectuaron inversiones, introdujeron innovaciones, aumentaron la producción y aseguraron la vinculación con la economía nacional y la mundial, de modo que acusarlos es un agravio innecesario.

La incorporación de La Araucanía fue un éxito, no obstante la existencia de bolsones atrasados, debido a defectos ancestrales y a pesar de toda la tarea educacional y material efectuada por el Estado desde hace siglo y medio.

Grandes promociones de araucanos y mestizos descendientes de ellos han tenido éxito en la vida nacional. La mayor parte vive fuera de La Araucanía y en grandes ciudades. Es el mejor indicador del éxito de la incorporación.

Nadie podría negar que entremedio hubo abusos; pero es injusto generalizar y acudir a la violencia para sostener una causa. Es más fácil reclamar y pedir que esforzarse por salir adelante.

El señor Huenchumilla deberá reformar su carta de navegación, si desea tener éxito en un mar tempestuoso.

Sergio Villalobos R.
                                    El Mercurio.

RESPUESTA A SERGIO VILLALOBOS.


He leído con detenimiento las curiosas y "simpáticas" declaraciones de Sergio Villalobos en el diario de ayer, que motivó un recuadro especial en la sección Opinión, en que alude directamente a mi persona. Por esta razón contesto derechamente sus opiniones, las rechazo absolutamente, no obstante el respeto, no exento de una cierta admiración declinante, que le tengo.

Me llama poderosamente la atención esta frase, la que retrata de cuerpo entero su pensar: "Hay que conocer la historia. Los araucanos poseían vastas extensiones de tierras y utilizaban cortos espacios junto a las rucas. Para la nación chilena era un desperdicio que debía ser superado".

El profesor reconoce que los mapuches (él los llama araucanos) poseían "vastas extensiones de tierras". Pero agrega que para la nación chilena eso era un desperdicio. ¿A qué nación chilena se refiere Villalobos? ¿O más bien hablará de los grupos de poder que, ansiosos de nuevas tierras para sus negocios, empujaron a Chile a invadir La Araucanía a fines del siglo XIX, lo que se tradujo en el despojo del territorio mapuche? ¿Por qué el profesor estima que los intereses de un grupo social determinado representan los intereses de toda la nación chilena?

El señor Villalobos hace un juicio de valor que catalogo de racista, pues para él los mapuches y sus tierras eran "un desperdicio". Tal cual. Y más adelante expresa que "la incorporación de La Araucanía fue un éxito, no obstante la existencia de bolsones atrasados, debido a defectos ancestrales".

Es decir, el profesor Villalobos achaca la pobreza mapuche a "defectos ancestrales".

¿Es posible que un Premio Nacional de Historia como el profesor Sergio Villalobos quiera contribuir de esa manera al debate que tenemos hoy respecto del grave conflicto que tiene nuestra región, y por consiguiente el país?

Ese lenguaje no prestigia al señor Villalobos, lo aleja de su condición de Profesor; así, con mayúsculas.

Me quedo con las opiniones de uno de sus más prestigiosos alumnos, el profesor Jorge Pinto, también Premio Nacional de Historia, docente de la Universidad de La Frontera, quien ha superado largamente a su antiguo maestro, con una visión de Estado clarificadora respecto de la historia del pueblo mapuche. En este caso, con toda razón podemos decir que el discípulo superó a su mentor, si es que este alguna vez lo fue.

Yo tenía una cierta admiración por el profesor Villalobos cuando era historiador. Hoy esa admiración ya no existe, porque Villalobos tuvo un cambio. ¿En qué momento se produjo ese cambio? Solo tengo indicios.

Villalobos era filodecé o militante derechamente, no lo sé, y ejerció el cargo de Director de Bibliotecas, Archivos y Museos en el gobierno de don Patricio Aylwin. A lo mejor se enojó porque no le dieron más pega y se alejó del partido. Se fue con la derecha. De ahí sufrió un cambio: dejó de ser historiador y se convirtió en un comentarista de la realidad. O sea, hoy el antiguo Premio Nacional de Historia se convirtió en un político derechista de bajo calibre, lleno de prejuicios y odios, que en nada contribuye a la paz social que buscamos en La Araucanía.

Le agradezco el encuadre que me pueda otorgar en el espacio de Opinión del diario de su digna dirección.

Francisco Huenchumilla Jaramillo
Intendente de la Región de La Araucanía
El Mercurio.

Y RESPONDE EL SR. VILLALOBOS:

Señor Director:

Detrás de cierta ponderación del señor Huenchumilla en su respuesta a nuestra carta opinión sobre su actitud en La Araucanía, se revela una profunda indignación.

Muchas son sus opiniones que merecen ser objetadas. Detengámonos en unas pocas.

En su absoluto desconocimiento conceptual de la historia, cree que la incorporación de La Araucanía se debió a los intereses de una aristocracia deseosa de enriquecerse. La verdad es que existía una gran demanda mundial de alimentos y era necesario explotar hasta el último rincón. El mismo país experimentaba esa necesidad y era inaceptable que hubiese tierras desperdiciadas en manos de los naturales de La Araucanía. Incorporar esos territorios era una necesidad para la nación chilena y ello explica que el avance más allá del Biobío se efectuase por elementos de la clase media y gente del bajo pueblo.

Por otra parte, los círculos gobernantes procuraron que el avance se efectuase ordenadamente, en lo posible sin violencia y dictando medidas para reservar tierras suficientes a los araucanos o, mejor dicho, a los mestizos descendientes de aquellos.

No tengo la menor duda de que las tierras eran mal trabajadas, porque de acuerdo con la cultura ancestral, el hombre escasamente participaba en faenas. Era fundamentalmente un guerrero y un cazador, que vivía relajadamente y entregado al alcohol. Las mujeres, sometidas totalmente, eran las que desempeñaban las pocas tareas productivas.

Una nación moderna no podía aceptar esa situación. El futuro de Chile debía ser distinto.

En su falta de conocimientos y de razones, el señor intendente las emprende en contra mía. Alude a mi desempeño en la Dibam, que se debería a una militancia cercana a la DC. La verdad es que nunca he tenido nada que se parezca a ello y mi designación se debió a cierta proximidad con el Presidente Aylwin y su entorno de personas amigas.

Contrariamente a lo que supone el señor Huenchumilla, jamás he buscado cargos públicos ni rentas especiales, de modo que suponer variaciones ideológicas no pasa de ser una fantasía suya.

No sé con qué base de conocimientos mi contradictor sentencia que he dejado de ser historiador, ignorando que el verdadero estudioso del pasado se caracteriza por su independencia de pensamiento.

Agrega, todavía, que mi discípulo y amigo, el profesor Jorge Pinto, nunca fue realmente discípulo, por diferir en ideas, desconociendo de esa manera un hecho fundamental en el quehacer intelectual: un verdadero maestro respeta la independencia del discípulo en su formación.

Cabría preguntar al señor intendente por qué el profesor Pinto al recibir el Premio Nacional de Historia manifestó que su mérito lo debía a mi influencia intelectual.

Es indudable que el señor Huenchumilla ha actuado de manera precipitada y sin la serenidad que corresponde a una autoridad importante.

Sergio Villalobos R.

ENTRE CHÁVEZ Y PINOCHET.


No vino Maduro al cambio de mando.
Dio razones notables para justificar su ausencia: “Yo estuve evaluando mucho ese viaje… y después en la madrugada, viendo mucha información que manejaba, decidí no ir”, porque había “gente que había preparado un clima, un show de la derecha momia contra nosotros. Tenía los nombres inclusive de los que me iban a provocar”, aseguró, agregando que “nosotros nos sabemos defender, si viene uno de estos momios de los partidos de Pinochet, pinochetistas, y me dice una cosa, y me lanza unos carteles en la cara y toda una estupidez fraguada por sus aliados de acá de Venezuela… yo iba a responder, con altura”.
Gracioso el mandatario venezolano. Acostumbrado a etiquetar a sus opositores, quizás qué Navarro le informó sobre la presencia de eventuales pinochetistas entre los contradictores de su visita.
¿Pinochetistas en los partidos de Alianza? ¿Quiénes, dónde? Sería un gran aporte de Maduro a la clarificación del panorama político chileno que nos pudiera decir a qué parlamentarios o dirigentes se refería, porque el último censo de partidarios genuinos del gobierno militar entre los congresistas de la UDI y RN arrojó apenas tres resultados efectivos (aunque en su corazoncito, muchos más habrían querido reconocer filas, pero ya no se atreven).
Vamos a informarle mejor a Maduro.
Los pinochetistas nada tienen que ver con las chavistas entre los cuales, él, inmaduro, es el principal. Nada de culto a la personalidad, nada de histeria, nada de rendición ante unos carismas digitados desde el extranjero, nada de frivolidad estridente. Los pinochetistas son esas gentes de vida común y corriente, sencillas, agradecidas, de orden, trabajo y buena educación, que hicieron fila pacíficamente durante muchas horas, para despedir a un presidente libertador, mientras los chavistas brindaban en Plaza Italia por la muerte de Pinochet.
Son también pinochetistas, tantísimos uniformados en retiro –y se les van incorporando cada año otros y otros– que pueden en conciencia decir: Misión cumplida. Y lo son civiles muy destacados que fueron los colaboradores sacrificados del Presidente Pinochet, mientras los castrochavistas se organizaban para intentar asesinarlo.
Y, ni se lo podría imaginar Maduro, (ni tampoco Navarro alguno podría comprenderlo) pinochetistas son millones de chilenos que, aún sintiéndose distantes o contrarios a la obra del gobierno militar, puestos a elegir entre la dictadura hasta ahora irreversible de Cuba y el autoritarismo de 1973 a 1990 en Chile, no dudarían de cuál camino llevaría a su país a la perdición y cuál podría libertarlo.
El centenario de Pinochet el 2015 permitirá marcar esa diferencia.
Gonzalo Rojas Sánchez.
VivaChile.org