lunes, marzo 26, 2018

DE LA HAYA A JOSÉ ANTONIO KAST.



Esta semana hay tres eventos críticos, aunque dejaré de lado la renuncia del presidente peruano. La Haya y la cobarde agresión a José Antonio Kast tienen algo en común. Cada uno de estos temas da lugar a reflexiones profundas.
La demanda boliviana es engañosa aun para su propio pueblo. Evo Morales, con gran astucia, en los hechos no está demandando en esta ocasión la soberanía marítima y ni siquiera está imputando el Tratado de 1904. Apenas demanda la “obligación” de sentarse a negociar algo que siempre ha ocurrido. La demanda es absurda en sí misma. Y digo soberanía, porque el amplio acceso sí lo tiene y además es subsidiado por nuestro país. ¿Cuál es la lógica? En mi opinión, tiene dos aspectos. El primero es la manipulación del apoyo político interno para perpetuarse en el poder (algo propio de la izquierda), como es obvio en sus diversas iniciativas. La antigua estrategia de “unión frente al enemigo externo”. Y funciona. La segunda es entender que la verdadera pelea de este siglo es siempre comunicacional. Evo Morales sabe perfectamente que la Corte en La Haya no le concederá nada concreto, entre otras cosas porque no lo ha pedido. Sin embargo, el mero hecho de que la CIJ conceda la necesidad de conversar, será, con las técnicas de la posverdad, transformado en un “triunfo legal” y mundial de la causa boliviana.
Evo provoca aún más y dice que Antofagasta fue, es y será boliviana, siempre generando la delirante idea de que nuestro país debiera ser fragmentado territorialmente. Mucho más grave incluso fue la declaración de un expresidente que dijo que si a Chile no le gustaba el fallo (fallo creativo), simplemente no lo íbamos a reconocer.
Lo notable es que Chile ha caído en su juego, en su cancha. Nuestro país dice que es un tema estrictamente legal y que nos respalda la ley. Primero nos dijeron que sí teníamos que ir a La Haya y que con certeza la corte desestimaría el recurso y todo terminaba ahí. Pero no lo hizo y empezó el juicio. Perdimos esa hipótesis. ¿Bolivia tenía la razón? Claro que no, pero instaló a nivel mundial la existencia objetiva del “problema boliviano”. La Corte es quien dice si lo hay, aunque no le corresponde definir nada en términos de soberanía, cuestión que Bolivia no demandó. Ese era todo el objetivo de Bolivia. El gobierno anterior, de manera casi delirante, trató de convencernos de que habíamos ganado.
Efectivamente tenemos juristas impecables que litigan en la corte, pero ese no era realmente el problema. Nos dicen que la soberanía no está en peligro y si bien es cierto en el corto plazo, no lo es en esta campaña. Evo lo ha hecho muy bien para sus objetivos. La estrategia es clara: generar de a poco una ola de simpatía y apoyo mundial para cuando llegue el “momento apropiado”. Por ejemplo, basta que alguno de los que apoyan a Bolivia llegue al poder para que se abra el espacio trabajado por años. Por cierto debemos seguir la línea de los juristas, pero también hay que dar la pelea comunicacional interna, externa y en Bolivia. La izquierda sabe dar esas peleas y ahora es experta en posverdad.
El paralelo con J.A. Kast es evidente. La izquierda no tiene empacho en mentir si sirve a su causa. Kast solo quiere ir a las universidades a debatir sus propuestas e ideas, y no solo lo acusan de intolerante sino que lo agreden físicamente y en patota (porque además son cobardes). ¿Es eso tolerancia? El doble discurso nos obliga a tratar de entender dónde está la pelea real, lo mismo que Bolivia. Piñera es experto en estrategia y espero que entienda lo que hay que hacer.

Sergio Melnick.

viernes, marzo 23, 2018

O CONTEMPORIZAS O TE MATAN.



El atentado comunista-frenteamplista contra José Antonio Kast en una universidad del norte es el síntoma más grave de cómo el país está manejado por la violencia marxista, de lo cual la mayoría quiere hacer como que no se da cuenta.

          Jaime Guzmán murió en 1991 porque no contemporizó con el comunismo y su mentira histórica. José Antonio Kast fue herido ayer y su vida corre grave peligro porque tampoco contemporiza. No cede frente a la mentira histórica, reivindica al gobierno que salvó a Chile, el Militar, por supuesto; dice la verdad e identifica a los enemigos de la libertad.

          Porque Chile vive engañado y adormecido, contemporizando con los enemigos de la libertad, como lo acreditó al elegir a Piñera y no a Kast. Porque es el Chile real, el contemporizador con el comunismo.

          ¿Siquiera sabe usted quién fue Heriberto Novoa? No, usted no lo sabe, porque le está prohibido saberlo. Pero su muerte fue simbólica. Heriberto Novoa fue un carabinero y fue asesinado por el Frente terrorista de los comunistas en 1982. ¿Sabe usted qué hacía Heriberto Novoa? Custodiaba un monumento llamado “La Llama de la Libertad”. Ese monumento había sido levantado por el Gobierno Militar porque simbolizaba todo lo que ese gobierno representó y representa para Chile: salvó nuestra libertad.

          Pero para que en Chile a uno no lo maten o intenten matarlo como lo hicieron ayer con José Antonio Kast, hay que ser un contemporizador con los asesinos de Heriberto Novoa y los enemigos de la libertad, un contemporizador típico, como Patricio Aylwin o Sebastián Piñera, que acaba de nombrar de nuevo a Rodrigo Ubilla como subsecretario del Interior porque es el símbolo de la contemporización: firmó la querella contra el general Orozco que está preso en Punta Peuco por, como es la regla general allá, no haber cometido ningún delito. Está en condiciones lamentables de salud y tiene 90 años. No sabe que está preso porque tiene Alzheimer. La Corte Suprema “ordenó” en agosto del año pasado hacerle “con urgencia” exámenes para determinar su situación de salud inhumana, contra todos los tratados de derechos humanos que ha suscrito Chile. Pero es un militar y por tanto no tiene derechos humanos y hasta ahora el general Orozco, apresado por Piñera-Ubilla, sigue sin saber que está preso por haberse asomado hace cuarenta y cinco años a la puerta de su cuartel de San Felipe a preguntar qué pasó. Porque, al igual que José Antonio Kast, en Chile él no tiene derechos humanos.

          Un ministro de la justicia de izquierda, Milton Juica, reveló días atrás con satisfacción que se había entregado el año pasado más de diez mil millones de pesos a los extremistas de izquierda en juicios prevaricatorios contra militares por haberles impedido a los primeros, desde 1973 en adelante, tomarse el poder por las armas. Los contemporizadores Aylwin y sus sucesores hasta Piñera llenan de plata a la extrema izquierda violenta y dicen lo que ella dice para que no les haga insoportable el clima de sus gobiernos y, así meten presos a los militares aunque tengan Alzheimer y 90 años, para tener contentos a los comunistas y frenteamplistas que hieren o matan al que dice la verdad sobre ellos o sobre la historia de Chile.

          ¿Recuerdan cuando bajo el gobierno de Piñera se intentó presentar en el Teatro Caupolicán un documental en defensa del gobierno de Pinochet? El acto fue asolado por la violencia comunista, hubo heridos, fracturados como hoy lo está José Antono Kast, todo a unas cuadras de La Moneda. Hubo una partidaria de Pinochet, Gina Fascinetti, que sufrió fracturas de costillas por los golpes de los comunistas, que salvó la vida con sólo esas quebraduras y gracias a unos comerciantes callejeros que la protegieron. Por eso desde hace años no puede hacerse un acto de homenaje al Gobierno Militar, como los que los allendistas hacían en los años 80 en el Teatro Cariola en homenaje a Salvador Allende, sin que nadie los agrediera. Porque había más libertad que ahora, cuando la violencia lo impide.

          También bajo el anterior gobierno de Piñera la sede del Estadio Municipal de Providencia fue rodeada por los guerrilleros rojos que cobran al fisco cuatrocientos millones de dólares al año en indemnizaciones, pensiones de exonerados, beneficios de gratuidad de salud y educación, que agredieron a los que fuimos al lanzamiento de la tercera edición de la biografía de Miguel Krassnoff.

          Fue muy revelador: nos rodearon, cubrieron de piedras el club y causaron daños de cientos de millones de pesos pero los vidrios resistieron. ¿Por qué pasó? Porque a uno de los organizadores, políticamente muy perdido, se le había ocurrido mandar una invitación al acto del lanzamiento de la biografía de Krassnoff al presidente Piñera y una secretaria de derecha que se les había pasado inadvertida contestó la invitación a nombre del presidente deseando muy buena suerte al acto y al libro sobre Krassnoff, todo lo cual salió en los diarios, desató la ira comunista, el pánico de Piñera el contemporizador, que echó a la secretaria, una niña de derecha que en el fondo de su corazón quería que le fuera bien al libro sobre Krassnoff.

          El verdadero Chile es el que personifica la horda marxista que dejó fracturado a José Antonio Kast, quien no contemporiza y por eso está en gran peligro. La derecha, en un ochenta por ciento, se ha puesto a salvo porque contemporiza y vota por Piñera, el segundo gran contemporizador con el marxismo, después de Patricio Aylwin. Sólo un ocho por ciento se atrevió a votar por el que realmente la representa, Kast, el guardián de la Llama de la Libertad, suprimida por Aylwin en los 90, porque es un insulto a la extrema izquierda a la cual le regaló persecución ilegal contra militares, el falseamiento de la verdad histórica por la Comisión Rettig y cuatrocientos millones de dólares anuales en gratuidades varias, pensiones de exonerados, luego las pensiones de Lagos por los que se declararon “torturados”, cuando justamente ellos fueron acusados de torturar a opositores por el Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973, pero eso ya se ha olvidado y tergiversado.

          Estás en el Chile de hoy. O contemporizas, es decir, les das plata a los marxistas, más los diez mil millones anuales anunciados por Juica, mantienes al general Orozco preso a los 90 años por haber salido en 1973 a preguntar la razón de unos disparos que no ordenó y cuyo origen no sabía y a quien en agosto la Corte Suprema ordenó hacer exámenes “inmediatos”, pero que no se hacen para no enojar a la extrema izquierda, o te callas, que es lo que haces, porque si no te callas te matan.

          El ataque de ayer a Kast ha desnudado al miserable y abyecto Chile de hoy. Y, cuidado, porque José Antonio Kast hoy está en la misma mira en que estuvo Jaime Guzmán en 1991 por decir la verdad.

Hermógenes Pérez de Arce.

miércoles, marzo 21, 2018

DERECHOS HUMANOS: ¿SE ACABÓ EL NEGOCIO?



Muchas teorías se han elaborado para tratar de explicar el frustrado cierre de la cárcel de Punta Peuco. Unos culpan de todo al ex Ministro Campos y a su negativa de firmar los decretos de cierre a horas del cambio de mando. Otros, culpan a Michelle Bachelet que, si bien habría tenido la intención de cerrarlo, se demoró cuatro años y ya era muy tarde para concretarlo.
Me aventuro con una teoría distinta: Michelle Bachelet nunca quiso cerrar Punta Peuco, al igual que la mayoría de la entonces coalición oficialista. En un análisis frio y calculador, la ex mandataria sacó las cuentas y llegó a la conclusión de que mantener abierto Punta Peuco le permitiría extender el negocio político que significan los derechos humanos en Chile.
Pero se equivocó, doblemente.
Primero, porque no tenía contemplada la rebelión de última hora del Ministro Campos. Seguramente los estrategas de Palacio diseñaron el minuto a minuto de un decreto que se firmaría, pero que luego sería revocado por la nueva administración, instalando de lleno el debate sobre el pasado en el comienzo del Gobierno de Piñera. ¡Que glorioso final! Michelle Bachelet cumpliendo su promesa y el nuevo Gobierno en una encrucijada brutal que terminaría por alienar a los opositores y marcar el paso del retorno de la izquierda prontamente.
Pero todo eso falló, gracias a la osadía de Campos. Sea por un resquicio, sea por convicción, lo que hizo el ex Ministro fue arruinarle la estrategia a Michelle Bachelet y dejar inconcluso su accidentado legado. Lo que sería un broche de oro a su gestión, terminó siendo un bochorno y revelando el nivel de improvisación y desprolijidad con que siempre actuó el Gobierno.
En segundo lugar, Bachelet cometió un error adicional: seguir creyendo que el negocio de los Derechos Humanos seguía vigente y que aprovecharse de ellos les podría seguir rentando políticamente en el futuro.
De otra manera no se explica que en cuatro años no haya hecho nada para cerrar Punta Peuco. Tampoco se explica que, incluso con la negativa del Ministro Campos, no haya extremado las opciones para materializar su voluntad, nombrando un Ministro de emergencia y ejerciendo su potestad de manera directa. Simplemente, Michelle Bachelet no lo quería cerrar, porque creía, equivocadamente, que la izquierda podría seguir sacando provecho del tema.
Los derechos humanos han marcado la agenda política de nuestro país desde el retorno a la democracia. La figura del General Pinochet, la evolución de la justicia y la politización de las causas criminales, fueron construyendo un ambiente propicio para explotar al máximo los dividendos políticos de este concepto.
Tanto así, que las víctimas fueron quedando de lado, para dar paso a los voceros de ellas que, primero desde tribunales y luego desde el Congreso, fueron imponiendo una narrativa que modificó completamente la visión de izquierda y de derecha sobre el pasado reciente. Ni siquiera los masivos procesamientos o la muerte de Pinochet pudieron sepultar el tema, que alcanzó la cúspide en el primer gobierno de Piñera, con el reconocimiento de la derecha al rol de los llamados cómplices pasivos.
Sin embargo, lo que constituyó un climax, también fue el comienzo de su decaimiento.
Desde un extremo, la concesión total de la derecha gobernante fue un golpe al orgullo propio y el comienzo de una rebelión interna. ¿Por qué seguimos reinterpretando el pasado al antojo de la izquierda? Es difícil encontrar a algún actor relevante de la derecha que niegue las violaciones a los derechos humanos y no esté dispuesto a condenarlas. Más allá de las caricaturas, la derecha está reformada y las miradas están más puestas en el futuro que en seguir resucitando el pasado, lo que incluye por cierto empezar a cuestionar las credenciales democráticas y el doble estándar de la izquierda.
En el otro extremo, la irrupción del Frente Amplio como un catalizador de savia nueva, también promueve un cambio sustantivo respecto de la mirada de los derechos humanos. Ya no se limita a la pregunta del, ¿Dónde están?, sino que es mucho más amplio y se extiende y prioriza a los derechos sociales y sexuales, entre otros. El reciente resultado electoral, motivado por el apoyo masivo de las generaciones más jóvenes, ha dejado fuera de juego al discurso clásico de la izquierda y relegado el eje dictadura – concertación a un tercer plano.
Pero la consecuencia más grave de la explotación de los derechos humanos por parte de ciertos actores, ha sido el impacto en las propias víctimas. Eso reflejan las palabras de Carmen Gloria Quintana, que en su crítica descarnada cuestiona el que se burlen del dolor de quienes dieron todo por recuperar la democracia y que el bochorno de Punta Peuco es una falta de respeto cruel con el dolor de las víctimas y de la sociedad. Este es el mensaje de fondo y el signo inevitable de una sociedad que ha cambiado.
La Presidenta Bachelet no sólo erró en la forma, sino que en el fondo de su estrategia. Los cambios en nuestra sociedad demuestran que, independiente del rol que juegue el Ministro Campos, cada día rentará menos jugar con el dolor de la gente y que la bandera de los derechos humanos difícilmente podrá seguir siendo el comodín ganador de las contiendas políticas del futuro.
Cristián Valenzuela.

domingo, marzo 18, 2018

CARABINEROS DE CHILE: GENERAL HERMES SOTO.


La llegada de este general al mando de Carabineros es muy positiva e interesante. Lo primero, aunque anecdótico, es su poco común nombre, Hermes, que impone una responsabilidad enorme, de la que me imagino estará consciente, sea por Mercurio o Trimegisto. Hermes, en los griegos es el mensajero de los dioses, es el único que puede transitar por los tres mundos: el cielo, la tierra y el inframundo. Trae de vuelta a la tierra a Perséfone capturada por Hades, y vuelve así la primavera al mundo. En Egipto es el origen de casi toda la sabiduría occidental. El mensaje es claro.
Entrando al tema, y como han ocurrido los acontecimientos, hoy se entienden muchas cosas. Por ejemplo, la salida de toda la plana mayor. Carabineros es una institución del Estado, no del gobierno de turno. Por cierto le reporta al gobierno como corresponde, pero no sigue el ciclo político sino el institucional de largo plazo. Carabineros entonces claramente falló como institución.
La delincuencia aumentó, la población le perdió el respeto al carabinero de la calle. La doctrina Bachelet era que la delincuencia era un problema social producto de la desigualdad de origen capitalista y por ello no se le podía reprimir. Asombrado lo escuché tal cual, personalmente del alto mando. Eso es en parte una gran verdad, pero no es la tarea de Carabineros hacer la política social; eso es tema esencial del gobierno.
Además de fallar en su función esencial del orden público, Carabineros falló en la probidad y estuvo sacudido por acontecimientos inéditos en nuestra historia que terminan nada menos que en un Huracán. Ya era demasiado, y sin embargo no pasaba nada, absolutamente nada. De manera cantinflesca se hizo volver al exdirector general de sus vacaciones, solo para decir en la puerta de La Moneda que lo respaldaba plenamente. Plop.
Hasta hoy nadie entiende realmente cómo Bachelet fue capaz de sostener como lo hizo al general Villalobos. La falta de transparencia en ese aspecto fue tremenda. Nunca ella fue capaz de referirse al tema. Y como ocurre siempre entonces, ese vacío es sustituido por las interpretaciones, conjeturas y rumores, que desgraciadamente siguen siendo la versión pública hasta ahora, y que de verdad no favorecen mucho a la exmandataria. Esta extraña conducta de Bachelet se refuerza con lo ocurrido con el administrador de La Moneda, con Peñailillo, con Arenas (todos financiados a través de organismos internacionales), con el premio a Javiera Blanco en el CDE, a Toledo con la notaría, y a Huerta en el Sename, todos con pasmosos resultados.
Carabineros era una de las instituciones mejor evaluadas por la población. Dejó de serlo por todo lo anterior. El alto mando debe representar sus requerimientos reales al gobierno y no comulgar con ruedas de carretas. El nuevo general debe poder representar con firmeza las propuestas de la institución, en sus temas de competencia: orden público y seguridad. Si el Ejecutivo vulnera lo esencial de esa propuesta, el alto mando debe renunciar siempre. Para eso existe la institución, y no se puede politizar ni menos abanderizar con ideología alguna. Lo más grave es cuando el Ejecutivo intenta abanderizarlo, como lo hizo Bachelet.
Hermes Soto debe proteger al carabinero de la calle, que debe ser respetado a todo trance, lo que la izquierda ya degradó. Yo no le pido que sea obsecuente a este gobierno, solo que entienda las jerarquías.
De manera odiosa e irresponsable ha sido atacado por un “honorable” de la República, antes de siquiera partir su función. Vergonzoso. Pero la mayoría lo apoyamos y estamos dispuestos a ayudar si lo requiere. Como dice el Quijote, si los perros ladran Sancho… ya sabemos el resto.
Sergio Melnick.

lunes, marzo 12, 2018

¿LÁSTIMA QUE SE TERMINÓ? ¡¡¡MENOS MAL!!!



Los finales me traen a la memoria la canción del Show de Porky, uno de los clásicos de mi infancia: “Lástima que terminó el festival de hoy… pronto volveremos con…  más diversiones”. Sin embargo, el final de este gobierno lo relacionaría más bien con esa canción en su versión negativa “Que alegría que terminó… ojalá no haya retorno”.
Aunque que el exMinistro Eyzaguirre nos haya comunicado que el gobierno de Bachelet nos acercó al desarrollo, para mí ocurrió exactamente lo contrario. Las políticas de este gobierno, pero sobre todo las ideas que lo respaldaron, nos alejaron del desarrollo. El gobierno entrante tiene una tarea titánica para devolver al país a una senda de libertad y progreso, que nos acerque a esa meta en un plazo razonable. Y no estoy hablando simplemente de crecimiento económico, que aunque es condición necesaria para el desarrollo, es insuficiente. Me refiero fundamentalmente a las bases que sustentan el progreso de los países. Porque finalmente los países progresan en un entorno de libertad, producto del esfuerzo y dedicación de sus ciudadanos, quienes en la búsqueda del bienestar individual y colectivo, se esmeran en ser más educados, más cultos, con mayor conciencia social y más productivos. Esos objetivos no se logran por decreto, y nada más contrario al esfuerzo y al trabajo que el Estado Benefactor y sus postulados, que establecen, por el sólo hecho de ser parte de la población, garantías de bienes y servicios entregados por el Estado ¿para qué el esfuerzo entonces?
En las postrimerías de este dañino gobierno, la presidenta Bachelet nos dio a conocer su proyecto de nueva Constitución, que aunque con una viabilidad casi nula, no es sólo un saludo a la bandera como han dicho algunos, ya que vuelve a dejar claramente establecido el rol de este Estado omnipotente que ofrece  derechos sociales garantizados, desatendiendo la evidencia de que ello  sólo pone trabas en el camino al progreso, y que es aún más dañino en un contexto de fronteras abiertas a una inmigración sin ningún tipo de control.
Para reflejar el punto anterior basta pensar, por ejemplo, en el derecho a jubilación. En más de una oportunidad escuché a la presidenta decir que todo aquel que ha dedicado su vida al trabajo, tiene derecho a una pensión digna. Suena bonito, como ocurre en general con el discurso de los derechos, pero es falso en un mundo de recursos escasos. El sólo hecho de trabajar no puede asegurar a todos el derecho a pensión. Ciertamente, la enorme mayoría de la población mundial dedica su vida a trabajar, en forma remunerada o no. Bajo la mirada de Bachelet, todos tendrían derecho a que “alguien” les financie su vejez, pero ¿existirá ese alguien dispuesto a hacerlo? Le falta, entonces, una segunda parte al discurso del derecho; la OBLIGACION correlativa de contribuir al sistema, con la sola excepción de aquellos que estén en una condición muy precaria. ¿En qué forma contribuir en este caso concreto de las pensiones? Toda la teoría y la evidencia empírica en esta materia apuntan a que la forma más eficiente y sustentable de contribuir es a través del sistema de capitalización, que además, en forma secundaria respecto a sus objetivos, contribuye al crecimiento de la economía, y por ende, al progreso. Pero ¿tiene incentivo a postergar su consumo presente una persona a la que se le asegura el derecho a una pensión digna por el sólo hecho de trabajar? Probablemente el incentivo es muy escaso, y por ende esa garantía del Estado genera un efecto claramente perjudicial en términos no sólo del progreso, sino también del propio objetivo que se propone. En definitiva, los derechos hay que financiarlos, lo que implica el establecimiento claro de incentivos al estudio, al trabajo, al ahorro, al cuidado de la salud y de la naturaleza, entre otros.
Los efectos negativos de la implementación de derechos sociales no sólo se puede demostrar analizando los incentivos probables que generarían, basta ver los graves problemas que tienen los países desarrollados con sus estados benefactores, y algunos en desarrollo como Brasil, y los enormes costos políticos que les han traído los intentos de revertirlos. El gobierno que acaba de terminar desgraciadamente avanzó en ese camino negativo (hubiera querido avanzar más , el precio del cobre se lo impidió). Luego de que en sus últimas horas como presidenta Bachelet nos mostrara que su negativo ideario inicial sigue intacto, hago votos para que no se le ocurra volver “con más diversiones… ”.
María Cecilia Cifuentes.

martes, marzo 06, 2018

HAITIANOS: LA INVASIÓN PERMITIDA POR LA IZQUIERDA.



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 Muchos chilenos hasta hace poco no entendíamos porque veíamos tantos haitianos, principalmente, en Santiago, en un principio. Cuando viajaba a la capital me asombré como poco a poco iba cambiando el paisaje en el metro urbano y en la comuna donde está la ex Estación Mapocho. Ese sector era otro país al ver la cantidad de negros. No es comentario racista. Luego ha llegado a Valparaíso, Viña del Mar y otras ciudades.
     Tal vez, remotamente alguien se acordará durante el gobierno del socialista Ricardo Lagos, él invoco un artículo de las Naciones Unidas con el pretexto de evitar una guerra civil en Haití. La misma razón que la Izquierda chilena les niega a los militares que derrocaron a Allende por llevarnos a una guerra civil larvada o una dictadura comunista. Los fracasados de la ex UP se siente feliz con la versión del general traidor Juan Emilio Cheyre de que la intervención del 11 de septiembre de 1973 fue no más que “una aventura militar”. No sé cuánto tiempo habrán estado las tropas en ese país de Centro América.
   Luego recuerdo, que durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, ella u otro político dijo que el gobierno de haitiano debía copiar el modelo de salud y de educación chileno. Menos mal que no se les vino a la mente reproducir el fracasado Estado de Bienestar europeo en un país pobre como Haití. En la salud se había implementado el AUGE, que es gratis. Cuando un político dice que algo es gratis, está mintiendo o es un ignorante, pues el dinero sale exprimiendo al contribuyente. Es tan bueno el sistema de salud público chileno que los pacientes se mueren haciendo cola. Alguien me contó que en un hospital público un señor con diabetes y al borde de la muerte estuvo esperando cuatro horas, hasta que la persona que lo acompañaba le llama atención a las enfermeras. Cabe recordar que la no médico Bachelet que fue nombrada ministra de Salud por Ricardo Lagos no hizo nada para solucionar las colas en el sistema de salud público que continúa hasta ahora. Y aún meten irresponsablemente extranjeros. 
     Ahora bien, poco a poco la verdad se está revelando. Así, nos enteramos que cuando fue el terremoto y tsunami a Michelle Bachelet no se le ocurrió nada mejor, que traer haitianos con la bendición monetaria de la ONU. El diario Austral de Temuco entrevista a un haitiano, y éste cuenta como llegaron: “Si llegamos acá es porque así lo estableció Bachelet cuando fue para el terremoto. Para entrar y tener visa con contrato de trabajo es necesario unos 3.500 dólares, ir a la oficina y te lo dan, así llegamos todos”. De esa fecha empezó la invasión. 
     Si el organismo multinacional por excelencia se le ocurrió traer haitianos a Chile, eso significa que la ONU fracasó en Haití. No he leído nadie que reconozca esa verdad. A los burócratas o comisarios de ese organismo internacional no se les ocurre crear las condiciones para que las personas prosperen, lo que significa tener un gobierno pequeño, acabar con la corrupción, y respetar de hecho la propiedad privada y el Estado de Derecho, y no en la forma como sucede actualmente. Las personas de América Latina que han emigrado a países de habla inglesa, aparte de Estados Unidos como Australia o Nueva Zelandia, se dan cuentan en seguida. El peso de la Ley.
     Según leí en otro blog, todavía para las Naciones Unidas, ese país es una zona de guerra, lo que es falso. También están metidos los jesuitas, primero el sacerdote jesuita comunista, Felipe Berríos y ahora otro. Además, con nuestros impuestos los haitianos se les paga el pasaje del vuelo. Ellos vienen con visa de turista. Sin embargo, su condición socio económico se condice con la visa que portan.
    En el Chile actual casi no quedan pobres ni campamentos, pues se ha ampliado la clase media. La Izquierda detesta esa clase social. De ahí que al no ver pobres, los importa tal cual. Los únicos beneficiados es la Izquierda extrema que desea crear descontento. Como quedó demostrado en la última elección presidencial, la Izquierda ha perdido electores. 
    De paso, la organización jesuita “Techo para Chile” que se propone a primera vista erradicar los campamentos en realidad no desea tal cosa. Por eso los haitianos viven en campamentos. Un negocio.  
  La semana pasada escuché en el canal 24h a un señor que entrevistaban y cuyo nombre no recuerdo, que decía que a los haitianos había que concederles una visa especial para que pudiesen laboral. Probablemente era un jesuita. Y eso nos lleva a otro punto, a saber que la maniobra importan pobres se han pasada a llevar la Ley de Extranjería. Con todo, el actual gobierno quería modificar esa ley, cuando no la han aplicado. Así de simple. Es una manera de burlarse de los chilenos. Escuché a un señor por un celular que a Michelle Bachelet se le podría acusar de varios delitos con respecto a la invasión de haitianos: traición a la patria, trata de personas y otros que no recuerdo. 
     El martes 27 de febrero en la portada de El Mercurio de Santiago apareció una noticia que decía el Estado chileno en estos dos años había gastado 289 millones de dólares en salud, educación y vivienda para los inmigrantes. Es dinero no es a costa del Estado, sino de los contribuyentes chilenos. Así es ser fácil ser solidario con la plata ajena. Eso no noticia confirma lo que algunos habían sospechado, que la Izquierda entregó esos beneficios con el propósito de clientela electoral, no por altruismo y generosidad. Con todo, perdió la contienda electoral pasada.
     El año pasado, la Coordinadora Nacional de Inmigrantes y el Servicio Jesuita de Migrantes (SMJ) solicito al actual gobierno que amnistiara a 200 mil inmigrantes ilegales. Según el secretario ejecutivo de la Coordinadora, Rodolfo Noriega , al no tener sus papeles al día, se abusan de los inmigrantes: “Así se defrauda al país y se cometen abusos contra los extranjeros”. 
    Por su parte del director nacional de SMJ, Pablo Valenzuela afirmó: “En vez de los muros físicos de Trump, en Chile tenemos muros administrativos”. Agregó para culpar a los demás y no los que llegaron en forma ilegal: “Los migrantes han venido a aportar. Basta de estigmatizarlos y criminalizarlos, paremos esta situación de ilegalidad estructural”. La expresión ‘ilegalidad estructural’ me suena a una expresión que recurren los intelectuales de Izquierda para justificar la violencia que ellos hacen, a saber, que en el país existe una ‘violencia estructural’. Los forasteros no cumplen la ley, sin embargo. son víctimas de la ley.
   Puesto que la Izquierda está unida a la orden de los jesuitas, ahora exigen que la “migración es derecho”. El Partido Comunista estuvo detrás un marcha de inmigrantes exigiendo saltarse los conductos regulares para ejercer el derecho de ciudadanía. La Izquierda necesita del conflicto o se nutre separando a las personas, ya sea los hijos con los padres o bien entre un grupo y otro. En este caso, los chilenos por derecho propio y los emigrantes que quieren regalías.
     A propósito de los jesuitas, hace poco vi un video en Youtube en que exponía que el actual Papa jesuita fue para el Día Internacional de la Juventud en Polonia a decirles a los obispos polacos que se abrieran a los inmigrantes del Medio Oriente, a los que los obispos rechazaron esa iniciativa. La iniciativa por la juventud fue una fachada no más .¿Coincidencia? ¿Conspiración?
    Y al parecer el hecho de traer inmigrantes es un negocio en Suecia como lo muestra un video. Gracias a la inmigración desordenada de Michelle Bachelet, no sólo se ha instalado el narcotráfico y criminales de diversas índole, sino también ha aparecido enfermedades que estaba erradicadas en el país y que son propias de los países que están en el trópico. Me acordé mientras escribía lo anterior que el año pasado apareció una noticia que en el puerto de Valparaíso, encontraron unbrote de malaria . Naturalmente, las actuales autoridades incompetentes que no les importa el país no van a culpar a los inmigrantes que no fueron chequeados como corresponde.

Solo el año pasado arribaron 100 mil haitianos.
   Este es otro legado del nefasto gobierno de Bachelet.
  
JULIO BAZÁN AGUIRRE.

jueves, marzo 01, 2018

¡¡¡AGÜA CALIENTE EN PUNTA PEUCO!!!


Entre los rasgos propios del estado de enajenación mental que impera en el país, destaca en estos días la visita del presidente de la Corte Suprema, Haroldo Brito, a distintos penales, de la cual se ha publicado su observación de que sólo en Punta Peuco y en otro penal más los reos tienen agua caliente. “Hotel de cinco estrellas”. Esa observación pretende ser un preámbulo del traslado de los presos políticos a un penal en que no haya agua caliente, para cumplir con el precepto de igualdad que ha sido parte del “legado” de Michelle Bachelet, consistente en “quitarles los patines” a los que tengan alguna ventaja en la vida para poder llegar al ideal socialista de que la vida de todos sea miserable. Y a largo plazo se busca lograr, entonces, en lo posible, que los Presos Políticos Militares también estén hacinados, sobre un suelo cubierto de excrementos y orina, que es como debe ser en una sociedad verdaderamente “inclusiva” y sin gente que irrite a la mayoría andando bañada y manteniendo su entorno limpio.

          Ya el hecho de que Haroldo Brito presida la Suprema demanda un comentario aparte, porque siempre se destacó como un activista judicial que presionaba a otros ministros de la Corte de Apelaciones para asegurarse de que no fueran a aplicar las leyes cuando el imputado había vestido uniforme y luchado contra el terrorismo. Así allegó a las filas de la prevaricación reinante en nuestro medio a personajes “blandos” como Lamberto Cisternas, que de haber sido subsecretario de Justicia bajo el Gobierno Militar transitó a ser otro más de los jueces que desconocen la letra de la ley, la presunción de inocencia, el principio de legalidad, la irretroactividad de la ley penal, la cosa juzgada, la amnistía y la prescripción. Para así poder condenar a presidio perpetuo de hecho a los ahora ancianos militares que combatieron y derrotaron al terrorismo marxista, este sí ahora ampliamente perdonado, amnistiado, indultado e indemnizado desde Patricio Aylwin en adelante, incluido, por cierto, el V Gobierno de la Concertación de Sebastián Piñera. Éste hizo méritos tales como mantener el financiamiento del Museo de la Memoria Marxista (lo volverá a hacer), mantener y engrosar el ente persecutorio de militares en el Ministerio del Interior (lo volverá a hacer) y nombrar de nuevo a Rodrigo Ubilla (ya lo volvió a hacer) como Subsecretario para asegurarse de que querellas como la que él interpuso y hoy mantiene preso al general Orozco, nonagenario y con alzheimer, que cuando era comandante del regimiento Yungay de San Felipe cometió el “delito” de asomarse a preguntar el motivo de unos disparos, lo que le vale ahora, gracias a la querella de Ubilla, prisión perpetua de hecho (le dieron 18 años a los 89) sin otra atenuante que no saber dónde está, gracias a su condición mental. Situación que, por tanto, no variará bajo el VI Gobierno de la Concertación que comenzará en unos días más presidido por el mismo que el V y que ha nombrado al mismo Subsecretario.

          Haroldo Brito, que “acusa” lo del privilegio del agua caliente, no podría haber llegado a la Suprema normalmente, porque algunos senadores de derecha con un resto de conciencia no le habrían dado la mayoría necesaria, pero entonces los de izquierda les propusieron un “pacto de caballeros”: “ustedes votan por Brito y nosotros después votamos por Pfeiffer, que siempre aplica las leyes a la letra”. Los senadores de derecha les creyeron y votaron por Brito. Los de izquierda se rieron mucho de que por un momento alguien los hubiera creído caballeros y después vetaron a Pfeiffer en medio de las mayores carcajadas, dejando a los de derecha con un palmo de narices y habiendo colocado a un activista de izquierda en la Suprema, la cual hoy preside y desde donde hace campaña para cerrar Punta Peuco.

          Lo del agua caliente no es baladí, porque sucede que Punta Peuco está lleno de oficiales en retiro que son personas decentes y cultas, respetuosas de las leyes y que ni siquiera pasarían con luz roja; y además pusieron el pecho a las balas terroristas cuando la mayoría democrática los llamó a salvar al país de las mismas. Jamás debieron ir a presidio, como lo han impuesto el odio comunista y sus jueces afines. Entonces son presos políticos que se comportan civilizadamente, mantienen el penal limpio y son ayudados por otras personas decentes (pocas, porque estamos en Chile, donde casi todos se dieron vuelta la chaqueta) que les cooperan y, entre otros donativos, como ha documentado el diario digital “Chile Informa”, les proveyeron de cálifonts, estanques de gas licuado, cañerías e implementos que les permiten tener agua caliente para ellos y, como diría Nicanor Parra, para los presos imaginarios que en los juicios imaginarios los jueces de izquierda como Brito o presionados por Brito sostienen en sus fallos que aquellos mantienen como “secuestrados permanentes” (ésa es “la verdad judicial”) y conviven con ellos en sus celdas de dos por cuatro y camarotes para dos personas más otras dos personas imaginarias.

          Sin duda, este sería un país divertido si no fuera tan canallesco con más de un centenar de Presos Políticos Militares y sus familias, que sufren con la injusticia, la ilegalidad y la arbitrariedad.

Hermógenes Pérez de Arce.