ENTRE CHÁVEZ Y PINOCHET.
No vino Maduro al cambio de mando.
Dio razones notables para justificar su ausencia: “Yo estuve evaluando mucho ese viaje… y después en la madrugada, viendo mucha información que manejaba, decidí no ir”, porque había “gente que había preparado un clima, un show de la derecha momia contra nosotros. Tenía los nombres inclusive de los que me iban a provocar”, aseguró, agregando que “nosotros nos sabemos defender, si viene uno de estos momios de los partidos de Pinochet, pinochetistas, y me dice una cosa, y me lanza unos carteles en la cara y toda una estupidez fraguada por sus aliados de acá de Venezuela… yo iba a responder, con altura”.
Gracioso el mandatario venezolano. Acostumbrado a etiquetar a sus opositores, quizás qué Navarro le informó sobre la presencia de eventuales pinochetistas entre los contradictores de su visita.
¿Pinochetistas en los partidos de Alianza? ¿Quiénes, dónde? Sería un gran aporte de Maduro a la clarificación del panorama político chileno que nos pudiera decir a qué parlamentarios o dirigentes se refería, porque el último censo de partidarios genuinos del gobierno militar entre los congresistas de la UDI y RN arrojó apenas tres resultados efectivos (aunque en su corazoncito, muchos más habrían querido reconocer filas, pero ya no se atreven).
Vamos a informarle mejor a Maduro.
Los pinochetistas nada tienen que ver con las chavistas entre los cuales, él, inmaduro, es el principal. Nada de culto a la personalidad, nada de histeria, nada de rendición ante unos carismas digitados desde el extranjero, nada de frivolidad estridente. Los pinochetistas son esas gentes de vida común y corriente, sencillas, agradecidas, de orden, trabajo y buena educación, que hicieron fila pacíficamente durante muchas horas, para despedir a un presidente libertador, mientras los chavistas brindaban en Plaza Italia por la muerte de Pinochet.
Son también pinochetistas, tantísimos uniformados en retiro –y se les van incorporando cada año otros y otros– que pueden en conciencia decir: Misión cumplida. Y lo son civiles muy destacados que fueron los colaboradores sacrificados del Presidente Pinochet, mientras los castrochavistas se organizaban para intentar asesinarlo.
Y, ni se lo podría imaginar Maduro, (ni tampoco Navarro alguno podría comprenderlo) pinochetistas son millones de chilenos que, aún sintiéndose distantes o contrarios a la obra del gobierno militar, puestos a elegir entre la dictadura hasta ahora irreversible de Cuba y el autoritarismo de 1973 a 1990 en Chile, no dudarían de cuál camino llevaría a su país a la perdición y cuál podría libertarlo.
El centenario de Pinochet el 2015 permitirá marcar esa diferencia.
Gonzalo Rojas Sánchez.
VivaChile.org
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