¿EMBARGO PETROLERO CONTRA VENEZUELA?
"Los embargos petroleros funcionan cuando gran parte de la comunidad internacional los respalda, como ha ocurrido en el caso de Irán. Pero un embargo petrolero unilateral de EE.UU. a Venezuela le daría nueva munición propagandística a Maduro... "
Algunos miembros conservadores del Congreso de Estados Unidos le están pidiendo al Presidente Barack Obama que imponga sanciones económicas a Venezuela, empezando por una reducción del 10% de las importaciones petroleras provenientes de ese país. Pero eso sería contraproducente. Hay cosas mucho más inteligentes que el gobierno estadounidense podría hacer.
Quienes piden sanciones citan los asesinatos de más de una docena de estudiantes y otros manifestantes pacíficos, la reciente expulsión de Venezuela de tres diplomáticos estadounidenses, la censura del gobierno del Presidente Nicolás Maduro contra los medios de comunicación, y el reciente arresto del líder de la oposición Leopoldo López.
Muchos de quienes siguen con atención los temas latinoamericanos en Washington coinciden en que Obama no puede hacerse el distraído cuando la Guardia Nacional y bandas paramilitares protegidas por el gobierno venezolano masacran a manifestantes pacíficos. Hasta el momento, al menos 17 personas han muerto, y cientos han sido heridas desde principios de este mes.
Pero los críticos dicen que hay varios motivos por los que un embargo petrolero estadounidense, aunque fuera parcial, sería una mala idea.
En primer lugar, un embargo petrolero de Estados Unidos le daría a Maduro una enorme victoria propagandística, porque le otorgaría munición para respaldar su relato de que su gobierno es víctima de un complot desestabilizador de parte de Washington. Maduro repite a diario esa afirmación, aunque no ha dado ninguna prueba sólida para apoyarla.
La estrategia de Maduro -copiada de Cuba- es de "internacionalizar" el conflicto venezolano, para que no sea visto como una confrontación entre su gobierno y el pueblo venezolano, sino como un choque entre un país soberano y un imperio extranjero. Un embargo petrolero norteamericano llevaría la contienda a este último plano.
En segundo lugar, la reducción de las importaciones petroleras de Venezuela no tendría un impacto inmediato en el gobierno de Maduro, en parte porque una buena proporción de las exportaciones petroleras venezolanas han sido vendidas meses o años por adelantado, en el así llamado mercado de futuros. Además, Venezuela podría vender el petróleo embargado a otros países.
En tercer lugar , un embargo petrolero no sería fácil de implementar, porque la Casa Blanca no compra petróleo, sino que lo hacen empresas privadas. Imponer un embargo parcial castigaría a las compañías petroleras estadounidenses a ser nacionalizadas por Maduro, advierten los críticos, como el investigador de la industria petrolera latinoamericana Jorge Piñón, de la Universidad de Texas, en Austin.
En cuarto lugar, aun cuando las sanciones consiguieran empeorar más la ya arruinada economía venezolana, podrían perjudicar más al pueblo que al gobierno. Maduro simplemente podría cargarle los costos a los consumidores venezolanos y acusar al "imperio", tal como lo viene haciendo Cuba desde hace cinco décadas, dicen los críticos.
Entonces , ¿qué debería hacer Obama? Casi todos los "latinoamericanistas" en Washington coinciden en que EE.UU. debería seguir manifestándose en contra de los ataques venezolanos a las libertades democráticas y los derechos humanos universales, tal como se lo requieren las convenciones interamericanas y de la ONU.
Además, algunos proponen que Obama revoque las visas de funcionarios venezolanos y de sus familias, así como de sus socios de la "Boliburguesía Bolivariana" de Venezuela, muchos de los cuales son multimillonarios que tienen casas en Miami y van de vacaciones a Disney. Parece una medida trivial, pero sería muy eficaz contra el gobierno y los "boliburgueses", dicen los partidarios de la restricción de visas.
Mi opinión: Los embargos petroleros funcionan cuando gran parte de la comunidad internacional los respalda, como ha ocurrido en el caso de Irán. Pero un embargo petrolero unilateral de EE.UU. a Venezuela le daría nueva munición propagandística a Maduro, sin ningún beneficio claro para la causa de la democracia en Venezuela.
Washington debería concentrar sus energías en aumentar las presiones diplomáticas internacionales sobre el gobierno de Venezuela para que libere a los presos políticos, restaure la separación de poderes en el país y restablezca la libertad de prensa. Y si el Congreso estadounidense decide que eso no alcanza, debería restringir las visas de los funcionarios y militares venezolanos. Pero un embargo petrolero estadounidense le haría el juego a Maduro.
Quienes piden sanciones citan los asesinatos de más de una docena de estudiantes y otros manifestantes pacíficos, la reciente expulsión de Venezuela de tres diplomáticos estadounidenses, la censura del gobierno del Presidente Nicolás Maduro contra los medios de comunicación, y el reciente arresto del líder de la oposición Leopoldo López.
Muchos de quienes siguen con atención los temas latinoamericanos en Washington coinciden en que Obama no puede hacerse el distraído cuando la Guardia Nacional y bandas paramilitares protegidas por el gobierno venezolano masacran a manifestantes pacíficos. Hasta el momento, al menos 17 personas han muerto, y cientos han sido heridas desde principios de este mes.
Pero los críticos dicen que hay varios motivos por los que un embargo petrolero estadounidense, aunque fuera parcial, sería una mala idea.
En primer lugar, un embargo petrolero de Estados Unidos le daría a Maduro una enorme victoria propagandística, porque le otorgaría munición para respaldar su relato de que su gobierno es víctima de un complot desestabilizador de parte de Washington. Maduro repite a diario esa afirmación, aunque no ha dado ninguna prueba sólida para apoyarla.
La estrategia de Maduro -copiada de Cuba- es de "internacionalizar" el conflicto venezolano, para que no sea visto como una confrontación entre su gobierno y el pueblo venezolano, sino como un choque entre un país soberano y un imperio extranjero. Un embargo petrolero norteamericano llevaría la contienda a este último plano.
En segundo lugar, la reducción de las importaciones petroleras de Venezuela no tendría un impacto inmediato en el gobierno de Maduro, en parte porque una buena proporción de las exportaciones petroleras venezolanas han sido vendidas meses o años por adelantado, en el así llamado mercado de futuros. Además, Venezuela podría vender el petróleo embargado a otros países.
En tercer lugar , un embargo petrolero no sería fácil de implementar, porque la Casa Blanca no compra petróleo, sino que lo hacen empresas privadas. Imponer un embargo parcial castigaría a las compañías petroleras estadounidenses a ser nacionalizadas por Maduro, advierten los críticos, como el investigador de la industria petrolera latinoamericana Jorge Piñón, de la Universidad de Texas, en Austin.
En cuarto lugar, aun cuando las sanciones consiguieran empeorar más la ya arruinada economía venezolana, podrían perjudicar más al pueblo que al gobierno. Maduro simplemente podría cargarle los costos a los consumidores venezolanos y acusar al "imperio", tal como lo viene haciendo Cuba desde hace cinco décadas, dicen los críticos.
Entonces , ¿qué debería hacer Obama? Casi todos los "latinoamericanistas" en Washington coinciden en que EE.UU. debería seguir manifestándose en contra de los ataques venezolanos a las libertades democráticas y los derechos humanos universales, tal como se lo requieren las convenciones interamericanas y de la ONU.
Además, algunos proponen que Obama revoque las visas de funcionarios venezolanos y de sus familias, así como de sus socios de la "Boliburguesía Bolivariana" de Venezuela, muchos de los cuales son multimillonarios que tienen casas en Miami y van de vacaciones a Disney. Parece una medida trivial, pero sería muy eficaz contra el gobierno y los "boliburgueses", dicen los partidarios de la restricción de visas.
Mi opinión: Los embargos petroleros funcionan cuando gran parte de la comunidad internacional los respalda, como ha ocurrido en el caso de Irán. Pero un embargo petrolero unilateral de EE.UU. a Venezuela le daría nueva munición propagandística a Maduro, sin ningún beneficio claro para la causa de la democracia en Venezuela.
Washington debería concentrar sus energías en aumentar las presiones diplomáticas internacionales sobre el gobierno de Venezuela para que libere a los presos políticos, restaure la separación de poderes en el país y restablezca la libertad de prensa. Y si el Congreso estadounidense decide que eso no alcanza, debería restringir las visas de los funcionarios y militares venezolanos. Pero un embargo petrolero estadounidense le haría el juego a Maduro.
Andrés Oppenheimer.
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