lunes, octubre 29, 2012

¿SE PUDO ACTUAR PEOR?


¿Cómo interpretar el elevado porcentaje de abstención registrado en la elección municipal de este domingo 28 de octubre, sino como un contundente rechazo a la clase política, a los partidos políticos y a los liderazgos preeminentes?.


¿Cómo hacerlo respecto al revés experimentado por la UDI que pierde dos comunas claves, como Providencia y Santiago, donde se libraban las contiendas importantes?

Porque estamos en presencia de un descalabro mayúsculo al cual nadie escapa y en el cual todos, cual más, cual menos, tiene su cuota de responsabilidad, lo que resulta imposible de soslayar.

A primera vista, aquí gravitó la inoperancia y ese fenómeno tiene complicados alcances. El Gobierno que llegó al poder desprovisto de cualquier programa político, que no fuese la "gestión" asunto que dio el sello al primer gabinete de Sebastián Piñera y que ha prevalecido con énfasis y matices, durante los dos tercios de esta administración, endosó finalmente el costo de su baja aprobación a la UDI.

Sencillamente NO hay política. Y el costo de esta singular forma de gobernar lo pagará en primer lugar el gremialismo, el que recibió un duro golpe del que tardará en reponerse. Y deberá evaluar además sus propios errores y desaciertos en forma seria. No es casual que en las elecciones de la FEUC saliera en tercer lugar. Algo se está haciendo mal en calle Suecia, según lo evidencian estas dos mediciones

La oposición, estaba hasta cierto punto resignada a no contabilizar victorias resonantes y se conformaba con ganar en Concepción y retener los gobiernos comunales de Peñalolén y Maipú, los que ahora quedan a cargo de la Democracia Cristiana.

Aunque el elemento más inesperado fue el de la abstención donde los nuevos inscritos, sencillamente no concurrieron a sufragar y quienes figuraban en el viejo padrón electoral también se ausentaron, restándose a participar de estos comicios, que en otras circunstancias, bien pudieron contribuir, ellos, a conservar el equilibrio existente previo a las elecciones.

Pero hay algo aquí que interpela directamente a esta dirigencia que suponemos fracasada. Es el nulo recambio de figuras, donde los mismos rostros de siempre con un discurso gastado por demasiados años de ejercicio, están muy lejos de cautivar a la ciudadanía.

El voto duro de la derecha aún cuando quiere y  estima a Cristián Labbé  NO BASTÓ porque no todos en la Coalición estuvieron con él. En tanto Pablo Zalaquett lamentó su derrota indicando que quizá Santiago " quería un cambio"

Un punto para La Araucanía donde la derecha se impuso en toda la línea. Lograron conservar Valparaíso y arrebatar Antofagasta a la Concertación, a cambio de Iquique, ciudad en la Soria se impuso sobre Myrtha Dubost. La UDI sigue siendo el partido más votado, pero bajó. Lo mismo que el porcentaje total del oficialismo.

El gobierno deberá meditar qué hará en el año y medio de mandato que le resta. Así como Piñera pudo llegar a La Moneda cuando la Concertación descuidó a la clase media, ha ocurrido lo propio en esta administración dedicada a hacer justamente lo contrario de lo que ofreció en su momento, gobernando con el programa de sus adversarios derrotados.

Después que Girardi y Andrade lamentaran haber aprobado el voto voluntario, a la luz de los resultados obtenidos, silenciaron con prontitud sus críticas al nuevo sistema : ya no era tan malo.

¿ Qué sucede entonces ? Bachelet sí vacilaba en adoptar una decisión lo pensará con detención. Pero nada esta decidido. Hoy la UDI y RN pueden dar fe de ello. Sí hasta horas antes de la elección la oposición era cautelosa sobre su performance, esa actitud derrotista algo varió.  Aunque la experiencia que ayer vivió la Alianza puede ayudarles en algo. La política como ejercicio dinámico fluye e inesperados hechos marcan su rumbo.

El propio MEO se subió al carro ganador de Josefa Errázuriz, esgrimiendo como elemento crucial, el haberse adjudicado ocho comunas en el norte del país. Algo muy débil pero que éste emplea con habilidad, para atajar a Bachelet y encarnar  él, la opción opositora, que sin duda creció y hoy está en mejores condiciones.

Al final del día queda en la retina el rechazo ciudadano a toda una forma de hacer política. Aquí no ha desaparecido el desprestigio de la Concertación, ni el desgaste de sus figuras o la mínima aprobación que las personas otorgan a su trabajo. Hay, como se dijo tedio, hastío y desaprobación. Y de eso la clase política, en general, debe tomar debida nota.

DESPIERTACHILE.CL

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