El lamentable accidente que costara la vida del Director General de Carabineros junto a un grupo de colaboradores y a sus distinguidas esposas han provocado una profunda muestra de dolor a todo nivel de la sociedad chilena, expresado desde la máxima autoridad nacional hasta simples ciudadanos, todos ellos coincidentes en un punto común : la condición indiscutida de Líder de excepción que distinguió al señor General José A. Bernales (Q.E.P.D.).
Dicho extraordinario reconocimiento se sustenta en algunas características personales del General que es necesario resaltar y analizar, con el propósito de entender la forma en que se genera un tipo de liderazgo de esta naturaleza, cuya espontánea aceptación por la Nación completa nos hace pensar en lo poco común de su existencia y en su aparentemente cada vez más escasa aparición en nuestras latitudes.
El General Bernales era esencialmente un típico chileno, con una sencilla forma de hablar, directo y franco, cuya mirada y postura gestual coincidían exactamente con lo que sus palabras expresaban. No había miradas escurridizas, ni desviaciones del labio, ni sonrisas fuera de lugar cuando quería representar algo a quien lo quisiera escuchar. Con un físico correspondiente al chileno medio, ostentaba con dignidad natural su uniforme y su rango, sin falsas arrogancias ni soberbia alguna, sabiendo que el Poder que lo investía era absolutamente temporal y que su obtención era la simple consecuencia del correcto cumplimiento de su deber y no producto de una iluminación divina.
Su forma de hablar llamó la atención de todos los chilenos desde el primer momento, cuando asumió el mando de su institución. Fuerte sin estridencias, clara sin dobleces, su voz imponía sus ideas en la mente de sus auditores con naturalidad y sin necesidad de presión. Esta virtuosa habilidad para comunicarse nos dejó muchas veces perplejos ante el severo juicio que fue capaz de emitir hacia las debilidades de nuestra sociedad.
Hay sin embargo una virtud que destacó por sobre las otras y que lo llevó a ser efectivamente querido por todos, dentro y fuera de Carabineros de Chile : la total lealtad hacia sus subalternos, concepto que recoge una aspiración esencial de todo ser humano que siendo parte de una organización social, pública o privada, espera que esta retribuya su entrega en forma equitativa, es decir con la justicia que emana de la mutua necesidad para existir.
Todas estas virtudes del General Bernales pueden ser sintetizadas en una sola : su VALOR personal y profesional, energía sublime que alimentó su carácter para enfrentar cada situación de riesgo sin temor a perder la vida o el cargo, es decir, con la responsabilidad propia de los grandes líderes, aquellos que no temen saltar al abordaje como Prat o entregar su vida por su misión, como Carrera Pinto y sus chacabucanos. Sin audacia irreverente, el General Bernales supo mantener incólume su actitud de hombre valiente a medida que su institución lo iba promoviendo a cargos de mayor responsabilidad, asumiéndolos sin mostrar temor ante los riesgos que cada uno representaba, sabiendo ejercerlos como lo hacen los verdaderos Comandantes, Jefes y Hombres de Bien.
Su valor personal pareciera haber despertado en los chilenos un sentimiento oculto por algunos años, impresionando sus corazones con el vigor de un mando ejercido en forma tan natural y digna que brilló con luz propia en un ambiente que no se caracteriza con contar con muchos de esta talla. La reacción del pueblo chileno ante su partida envía una fuerte señal de reconocimiento popular hacia los liderazgos vigorosos y viriles y confirma el profundo cariño y el orgullo históricamente sentido por las instituciones armadas de la República, revitalizando con ello una parte esencial de nuestra idiosincracia nacional. El General Bernales supo responder a los que los chilenos desean ver en un verdadero Jefe. No es extraño entonces que, a pesar la porfiada acción de venganza política de algunos, el General Bernales junto a su Alto Mando lograra posicionar a Carabineros de Chile como la institución mejor valorada por la ciudadanía.
El tipo de liderazgo ejercido por este gran chileno, constituye un modelo que debe ser estudiado y analizado en el contexto en que se dió, sin olvidar su contemporaneidad con la situación que aqueja a muchos miembros de las instituciones armadas, en especial a Carabineros y Ejército, sometidos a un tratamiento jurídico distinto del que enfrenta cualquier otro ciudadano, donde, ante la pasividad de los poderes del Estado, ven sistemáticamente vejados sus derechos, en el nombre de otros derechos conculcados en un contexto histórico muy distinto al actual.
El legado del General Bernales deja una tarea por cumplir a los actuales jefes y encargados de la administración de las instituciones del Estado, quienes tienen la obligación histórica de poner término a la porfiada siembra de odios que impide alcanzar la reconciliación nacional entre los chilenos. Para ello, debe eso sí contar con el VALOR que transformó al General José Alejandro Bernales (QEPD) en el gran Líder que hoy nos ha dejado. El juicio de la Historia será quien determine finalmente si fueron o no merecedores de un reconocimiento popular como el que recibe hoy el General Bernales.
Mayo, 2008.
U.S.P.