VENGANZA MARXISTA EN CHILE: TESTIMONIO DE UN MILITAR PROCESADO.
Testimonio de un Militar que está viviendo en carne propia la venganza marxista, y que además ha sentido el abandono de sus camaradas tras las líneas enemigas.
Espero que recapacitemos a tiempo, porque el peor enemigo que hemos tenido, ha sido justamente el desamparo y falta de solidaridad de las propias tropas.
Estimados amigos y Camaradas:
Escribo estas líneas a todos mis camaradas en retiro del Ejército y principalmente a mis amigos, a quienes me conocen, o a quienes alguna vez me conocieron y que por razones del destino y la vida no he vuelto a ver. De igual forma a quienes no me conocen y a quienes remito estas líneas en calidad de testimonio.
Lamentablemente, y por consejo de mi abogado, no puedo identificarme con mi nombre y apellido, para no perjudicar la situación procesal que me afecta, ya que me encuentro en libertad bajo fianza, procesado, habiendo estado detenido en el batallón de Policía Militar considerado un peligro para la sociedad, acusado de haber participado en un hecho ocurrido el año 1973, en el cual no tuve ninguna participación.
Egresé de la Escuela Militar como Oficial de Ejército en agosto de 1972 y fui destinado a un Regimiento de la zona central del país al que llegué en febrero de 1973. De esta forma, a mis 20 años entonces, me correspondió vivir y constatar los hechos que desembocaron en el caos constitucional, social y político al que nos condujo en aquella época, quienes gobernaban y se oponían a ese gobierno, llevándonos a una situación insostenible para el país, que hoy todos parecen haber olvidado.
En la situación en que me encuentro, he podido constatar la situación de indefensión en la que nos encontramos todos los militares en retiro... todos.
Sólo quienes hemos vivido esta situación, o peor aún, quienes se encuentran cumpliendo condenas, podemos dimensionar la absoluta indefensión en que nos encontramos los militares en retiro, solo por la absoluta indolencia, falta de solidaridad, falta de empatía, indiferencia, falta de organización, flojera, en fin... cosas de la que yo mismo, me acuso, fui parte, hasta que me ha tocado vivir esta situación que me ha permitido constatar en carne propia, la acción veleidosa de una sociedad que una vez nos empujó a intervenir, para evitar una confrontación fratricida y que hoy nos condena, azuzada por 26 años de interpretaciones antojadizas y unilaterales de la historia, que deliberadamente obvian el contexto en que se vivieron aquellos aciagos días, y por falta de pantalones de quienes nos mandaron y que eludieron su responsabilidad de mando, dejando a quienes fuimos oficiales subalternos enfrentados a tribunales por haber cumplido sus ordenes, tuviéramos o no, participación en hechos por lo que se nos acusa, como es mi caso, desconociendo ignominiosamente, salvo contadas excepciones, lo que ellos mismos nos enseñaron, en el sentido de que un comandante es responsable de lo que su tropa haga o deje de hacer, en cumplimiento de su misión, dejando en mera palabrería lo que nos inculcaron desde niños en la Escuela Militar y demostrando por sobre todo, que no existe la dignidad, la responsabilidad de mando, la lealtad.
Pertenezco a una generación que no tuvo privilegios de gobierno en su carrera militar, siendo oficial subalterno la mayor parte del gobierno militar y oficial jefe y superior, cuando imperaba un nuevo régimen, pero que nos ha tocado recibir condenas y repudios, que no han vivido la mayor parte de quienes nos ordenaban en aquellos años y que se encuentran muchos de ellos ya fallecidos o liberados de toda responsabilidad por su avanzada edad.
Sin embargo, no quiero hacer un análisis histórico, ni social, ni político, ni de las responsabilidades del mando. Sólo quiero hacer un llamado de atención a todos los militares en retiro... a todos, respecto a la situación que vivimos.
Hoy es necesario que comprendamos que todos quienes servimos en las Fuerzas Armadas entre 1973 y 1989... todos, estamos expuestos a una venganza ejercida por ciertos sectores de la sociedad, que prepararon, amañaron y distorsionaron, primero las leyes que se encontraban vigentes durante la transición y ahora nos ejecutan a través de los tribunales de justicia.
Pensamos alguna vez que esto se iba a limitar a cuando se trató de juzgar al General Pinochet y nos equivocamos; o cuando se juzgó a los jefes de organismos de seguridad y nos equivocamos; o cuando se juzgó a quienes los integraban, y nos equivocamos o cuando se juzgó a militares que sin pertenecer a dichos organismos fueron acusados por algún hecho relacionado con los derechos humanos, (que para nosotros no existen), y nos volvimos a equivocar y fuimos indiferentes, y dudamos y los dejamos solos, penando que la venganza llegaría hasta ahí y nos seguimos equivocando. Hoy vienen por nosotros, los que estuvimos en servicio el año 1973, de los cuales yo (de 62 años), soy y fui uno de los más jóvenes, por lo que hoy, incluso los subalternos de entonces, hoy ya ancianos, se nos menciona como el General X o el Suboficial X, o el Suboficial X, como si para llegar a nuestros grados no hubiéramos sido subalternos.
Pero nos seguimos equivocando... nadie, nadie está libre de que la venganza llegue a vuestra puerta, vendrán por las protestas de 1982, de 1983, o en fin de todo aquello que se vivió en el gobierno militar.
En la situación en que vivo, he podido constatar la absoluta desidia de las organizaciones de militares en retiro, a muchas de las cuales pertenezco. Me han hecho ver en mi cara, la ninguna importancia para ellas tenemos sus integrantes. Sus intereses parecen ser propias de un "club social", y menos aún que eso (los clubes sociales al menos se preocupan de sus miembros), sólo interesados de tal o cual ceremonia, ya vacía de significado, o de la fiesta, o del paseo a organizar, olvidándose de aquello que nos enseñaron, de la "cordada que nos une", o de la "hermandad de la montaña", o del "espíritu de cuerpo", o del "espíritu de la infantería", o de la "familia militar"... una familia no te deja solo, no te olvida, y eso es lo que estamos haciendo con nuestros camaradas. No les hago mayores cargos, quizás deberían vivir una situación como esta para que lo comprendieran.
Hoy las organizaciones militares en retiro, los regimientos tradicionales, en fin... cientos, miles de militares en retiro, tímidamente hacen expresiones de buena crianza, se escandalizan por los procesamientos, manifiestan su apoyo que se traduce en... nada. Así muchos oficiales en retiro critican al Ejército y sus Comandantes en Jefe por no hacer nada respecto a nuestra situación, ¡qué cómodo, qué fácil!.
No han querido entender y esto lo vengo diciendo hace años, mucho antes de imaginar que podría vivir la situación que vivo, que lo que vivimos es responsabilidad de quienes estamos en retiro. El cargo de Comandante en Jefe, es un cargo de trascendencia política... el Ejército es parte de un sistema político, siempre lo fue, siempre lo es, siempre lo será. El Comandante en Jefe se debe a su cargo y a su institución... y nosotros debemos convencernos, ya no somos la institución... fuimos la institución.
Sé que algunos se preguntan por la real responsabilidad de los inculpados, procesados, condenados...
Pero más allá de ello, quiero hacer presente que para quienes nos acusan, no hay diferencias... fuimos el Ejército de Pinochet y punto... eso les basta.
Mientras sigamos esperando cómodamente que otros accionen por nosotros, mientras sigamos abandonando a su suerte a nuestros camaradas presos, mientras las organizaciones de militares en retiro sigan divididas, difusas en intereses diversos, anestesiadas en eventos sociales, olvidando lo que alguna vez cuando jóvenes nos enseñaron y creímos: camaradería, unión, espíritu de equipo, cordada indivisible, hermandad de la montaña, de la seda, de la boina, de la infantería, etc.,... en fin... a que seguir, todo, todo ello es palabrería vacía y seguiremos cayendo como corderos, víctimas de un sistema en que todos, todos sacan su parte... organismos de derechos humanos, familiares de víctimas y presuntas víctimas, defensores, etc., todos sacan provecho, a nuestra costa y somos batidos en detalle, uno tras otro.
La responsabilidad es nuestra, debemos organizarnos, debemos reunirnos, debemos deponer los intereses particulares de cada organización y los de cada uno de sus dirigentes, debemos unirnos y formar una directiva que agrupe a estas instituciones y que se preocupe, a mi juicio, de 3 grandes áreas:
_Lo social, reuniones, eventos, ceremonias, aniversarios, etc.
_Lo judicial, fortaleciendo una organización que se preocupe de la defensa de quienes quedan expuestos a la venganza judicial.
_Y por sobre todo, implementar, pagar, financiar un área comunicacional potente, que se encargue de contrarrestar y enfrentar la tremenda campaña comunicacional adversa. Busquemos, contratemos comunicadores eficientes, más allá de contar sólo con el apoyo de don Hermógenes Pérez de Arce, hoy estigmatizado social y políticamente, o de las apariciones en TV. de un señor de apellido González, quien es presentado como representante de los militares en retiro (¿quién le dio ese título?) y que sólo me causa vergüenza ajena, cada vez que lo escucho y veo cómo se ríen de él los panelistas y periodistas a los que se enfrenta.
Consecuente con lo expuesto he decidido renunciar a todas las organizaciones de militares en retiro a las que pertenezco, no como un acto de despecho o rencor. Volveré a ellas cuando vea materializadas las aspiraciones que plantee. Manifiesto que mis modestos aportes los destinaré a ayudar a "JURE", organización destinada a defender a los militares en retiro, pese a que mi abogado no pertenece a ella y que me defiende a base de haberlo conocido previamente y a su convicción de mi inocencia y a quien agradezco su apoyo y profesionalidad.
Insto a quienes dirigen las organizaciones de militares en retiro, a unirse, a presentar un frente común y a que entiendan que todos, todos estamos expuestos a sufrir acusaciones infundadas o no, a sufrir la delación de testigos inventados o no, o a lo que es peor, a sufrir la delación de nuestros propios camaradas, que atemorizados o abrumados por su responsabilidad en los hechos de los que se les acusa, han decidido atenuar judicialmente esa responsabilidad implicando a terceros.
Finalmente, manifiesto toda mi disposición y apoyo a cualquiera de estas iniciativas aquí expresadas y llamo a la conciencia de mis camaradas en retiro a unirnos y apoyar a quienes hoy se encuentran en esta situación. Mañana, en un futuro lejano, quizás cuando ya no estemos, otros podrán volver a vivir y disfrutar de los eventos sociales, de los recuerdos de una hermosa y pacífica vida militar, en que fuimos o serán eficientes en evitar una guerra que nunca fue, pero ahora, si algo de dignidad nos queda, debemos dar una última batalla y enfrentar unidos el destino en que nos puso la historia y que para nosotros, al menos no ha terminado.
Un Subteniente el año 1973, hoy Coronel en Retiro.
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