CUMBRE EN EL CERRO ÑIELOL.
"En sus relaciones las gentes hacen como la luna y los jorobados. que nunca nos presentan más que una sola fase y una sola cara”.
Una “cumbre en el cerro Ñielol”, uno podría pensar que por fin se han reunido más de un millón de mapuches para organizar una especie de machitún destinado a obtener todos aquellos beneficios que determinados grupos de indígenas pretenden de nuestro Estado.
Lo cierto es que alguien que se autodenomina el mandamás de todas las tribus originarias de nuestro país ha concebido este acto en la cumbre de un cerro temucano esperanzado de obtener que el Gobierno otorgue a los mapuches la condición de ser habitantes de su propio país, separado por completo del nuestro, como si nosotros nunca hubiésemos existido en su historia.
Resulta que de acuerdo con lo señalado por el insigne historiador Francisco Encina, cuando llegaron los españoles, Chile era un territorio habitado por ocho millones de indígenas, entre ellos los mapuches, pero que transcurridos los trescientos años de guerra con el Arauco, ellos doblaron la cerviz y claudicaron en sus intentos de soberanía, al igual como lo hicieron en forma posterior en el territorio vecino de Argentina.
Por tanto, los mapuches habitan tierra que fue ganada por los españoles y es hoy por derecho tan propia como todas que fueron demarcadas como dentro del mapa de Chile.
Pretender hoy un Estado Mapuche es una soberana ingenuidad por parte de quienes han entendido por casi quinientos años de dominación española que eran parte de esos reinos, hoy de Chile, para todos los chilenos, incluidos los mapuches, aymaras y huilliches, porque todos ellos son chilenos. Reconocer este sitio debería ser el motivo principal de esa mal llamada Cumbre de Ñielol, porque es fundamental que de todos modos se homogenice la raza chilena y vivamos todos conformes a nuestro destino.
Pretender, ahora, que el pasado vuelva atrás es como pedir que cada segundo que hemos vivido pueda volver a repetirse, y todos sabemos que eso es imposible.
Chile es una nación libre y próspera y medio milenio de trabajos de inmigrantes y nacidos en nuestra tierra han hecho de nuestro país lo que hoy tenemos para ofrecerle al mundo como un oasis de paz y de trabajo, lo que muy pocos pueblos del mundo pueden ofrecer al resto del universo.
ALEXIS.
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