domingo, julio 06, 2014

HUENCHUMILLA, UNA AUTORIDAD QUE NO ES TAL.


Si no eres capaz de resolver un problema, complícalo” dice un viejo refrán que, de alguna manera, es un manual de instrucción para los que no saben, no se atreven o simplemente son incapaces de poner fin a una situación conflictiva.
Ése fue el recurso a que echó mano Francisco Huenchumilla, intendente de la Novena Región, quien fue nombrado personalmente por la Presidenta Bachelet en el convencimiento de que por su origen mapuche por padre y madre iba a tener un mejor manejo para apagar el incendio provocado por la agitación comunista en La Araucanía.
Pero “don Huenchu”, en lugar de contribuir al aplacamiento de la violencia rural impuesta por un puñado de comunidades infiltradas y adiestradas por el comunismo internacional, se dedicó a apagar el fuego con combustible. En la Región, él es el representante oficial del Gobierno y en esa calidad su conducta debe adecuarse a un marco mínimo de realismo, pero él optó por el arbitrario camino de la hermandad de sangre y se transformó en un vocero más de la causa terrorista de estos grupos subversivos.

El intendente ha hecho afirmaciones gravísimas como que la subversión de algunas comunidades es un “problema político e histórico”, que por un convenio al cual adhirió Chile, “los mapuches tienen derecho a la autodeterminación” y que “de las cinco millones de hectáreas de las cuales fueron despojados, sólo se les han devuelto 400 mil”.
Francisco Huenchumilla, con su conducta impropia de una autoridad, le apretó los dedos a la Presidenta, al Ejecutivo y originó una escisión al interior de la Nueva Mayoría, al amplificar un conflicto reducido a un espacio territorial, que no involucra a la etnia y que se desarrolla con una brutalidad ajena al resto del país. A título personal, este Intendente  lo transformó en “un problema de Estado” y Bachelet se vio en la obligación de anunciar una “institucionalidad especial” para el pueblo mapuche, como dar cupos automáticos a sus lonkos en el Poder Legislativo.
Esta frenética búsqueda de soluciones a una crisis segmentada infiere una discriminación inaceptable a la sociedad chilena, al otorgarle a dicha etnia un statuslegal independiente del resto de los ciudadanos. Se trata de una afrenta a la identidad nacional y todo por la incapacidad de los gobiernos de turno –con la complicidad de la Justicia— de poner fin a un conflicto puntual de características policiales.
Cualquier recorrido por La Araucanía permite comprobar normalidad y trabajo por parte de campesinos mapuches. Ellos tuvieron la suerte de no ser cautivados y entrenados militarmente en Cuba y Nicaragua ni lavados sus cerebros por el comunismo. Pero sí son víctimas de sus propios hermanos que los atacan, les queman sus viviendas, les roban su ganado y los extorsionan.
Es una falacia denominar una insurrección armada y política de un grupo como “conflicto mapuche” porque un millón y medio de esa etnia se siente chileno a gusto y está integrado a la sociedad local sin complejos ni revanchismos históricos. Con la llegada de la Concertación al poder en 1990, se les abrió de par en par la puerta a quienes reivindican  tierras de sus ancestros y desde esa fecha hasta hoy, la CONADI ha expropiado 486 mil hectáreas con un gasto para el Fisco de 488 millones de dólarespara entregárselas.
En muchas de esas tierras recuperadas, sus flamantes propietarios talaron los bosques para venderlos como leña o, simplemente, las arrendaron para vivir de la renta. Entonces ¿de que “problema de Estado” habla Huenchumilla?
En la actualidad no hay una zona rural que demande más recursos del Fisco por motivos de seguridad que La Araucanía, con un inusual despliegue de funcionarios y equipos policiales, lo que resiente la tranquilidad ciudadana en el resto del territorio cuya población también demanda y tiene el derecho a ser debidamente protegida.
Definitivamente, la subversión de la izquierda rural en La Araucanía NO es un problema de Estado, sino un conflicto político/delictual focalizado que no tendrá paliativos mientras persista la falta de autoridad y se peque de cobardía ante  una campaña interna y externa sistemática y con el financiamiento internacional de la izquierda a través de ONG’s con nombres y apellidos.

Raúl Pizarro R.

1 comentarios:

Anonymous gloria Naveillan ha dicho...

Creo que éste es uno de los comentarios más claros y reales que he leído o escuchado respecto de este tema. Gracias!!

8:53 a. m.  

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