lunes, agosto 13, 2018

OTRO SORPRENDIDO DICIENDO LA VERDAD.



Los chilenos sabemos lo peligroso que es, entre nosotros, decir la verdad. Por eso no lo hacemos casi nunca. Y cuando nos sorprenden, damos toda suerte de explicaciones. Es lo que hizo el ministro de Justicia, Hernán Larraín, cuando se filtró que en un recinto de la UDI, donde creyó poder decir lo que pensaba, expresó que la mayoría de los jueces eran de izquierda. Esta verdad del porte de una catedral explica la prevaricación generalizada, la condena o el procesamiento sin base en los hechos ni en el derecho de centenares de militares, hoy presos políticos; y la circunstancia de que Chile no sea hoy, en ese aspecto, un Estado de Derecho.

Otro sorprendido ahora diciendo la verdad, y por tanto sometido a sufrir las peores consecuencias, ha sido Mauricio Rojas, el recién designado ministro de las Culturas y el Patrimonio, cartera que bajo el actual y V Presidente del “No”, Sebastián Piñera, parece maldecida por un sino trágico.  

En efecto, ayer en “La Tercera” aparece citado habiendo dicho que “el Museo de la Memoria es, más que un museo (…) un montaje cuyo propósito, que sin duda logra, es el de impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar. Es un uso desvergonzado y mentiroso de una tragedia nacional que a tantos nos tocó tan dura y directamente”. Y, según “El Mercurio” de hoy, también agregó que se trata de “un museo de la izquierda para contar una versión falsa de la historia de Chile (…) Es algo para que la gente no piense, para atontarte”.

Hasta ahora yo no sabía de nadie, salvo quien esto escribe, que hubiera expresado públicamente esas grandes verdades. Pues fui el único que expresó, bajo el título de “Museo de la Memoria de Hitler” y en “El Mercurio”, cuando se inauguró dicho infausto establecimiento destinado a engañar a los chilenos, que el mismo equivalía a uno que pudiera haber inaugurado Adolfo Hitler para condenar a los Aliados, mostrando las atrocidades provocadas por los bombardeos sobre Dresden y Hamburgo, durante la Segunda Guerra Mundial, en que perecieron hombres, mujeres y niños quemados por las bombas de fósforo, como si él no hubiera tenido la menor responsabilidad en la iniciación del conflicto en que se inscribieron esos bombardeos y en perpetrar similares o peores barbaridades.

El otro día tuve ocasión de repetir esa misma opinión en Radio Agricultura, de donde he sido proscrito (todos sabemos por orden de quién) desde hace ocho años. La emisora me convocó de urgencia ante la necesidad de que apareciera alguna voz de derecha, dado el clamor provocado por la supresión de los programas de Fernando Villegas, cuya censura ha suscitado la ira de auditores y, tengo entendido, también de avisadores. Pero supongo que, de nuevo, como en 2010, habrán recibido un inmediato llamado de La Moneda para que mi voz no se vuelva a oír por esos micrófonos.

Proscripción que, por otra parte, agradezco, porque durante este tiempo me pude concentrar en escribir la “Historia  de la Revolución Militar Chilena 1973-1990”, que ya va en su segunda edición y se está vendiendo bien, según he podido comprobar al firmar ejemplares de ella que me han llevado algunos compradores. Hasta en algún momento pensé dedicar la obra al autor del veto que me dio el tiempo para escribirla. Pero no quise rebajarla al nivel de la pequeña intriga política nacional. En todo caso, se confirma que “no hay mal que por bien no venga”.

Por supuesto, el ministro Mauricio Rojas se ha apresurado a desmentirse a sí mismo, ante el ataque múltiple que ha recibido de los mayores enemigos de la verdad y la democracia, los representantes de la izquierda chilena y que ejercen tan grande influencia sobre el V Presidente del “No”. Y, así, Rojas ha tuiteado en “La Tercera” de hoy el siguiente y vergonzoso mea culpa: “Sobre las declaraciones sobre el Museo de la Memoria quiero puntualizar que es una entrevista antigua que no refleja mi pensamiento actual. Además, nunca he minimizado ni justificado las inaceptables, sistemáticas y gravísimas violaciones de derechos humanos ocurridas en Chile”.

Un converso-desconverso, pero digno ministro de este V Presidente del “No”, que jamás corre el riesgo de ser sorprendido diciendo la verdad ni menos correrá el de mermar el presupuesto de nuestro autóctono equivalente al "Museo de la Memoria de Hitler".

Hermógenes Pérez de Arce.

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