CARTA-SALUDO DEL TENIENTE CORONEL (r) ÁLVARO CORBALÁN CASTILLA.
Saludo del Teniente Coronel (R) Álvaro Corbalán Castilla, en el 41° Aniversario de la gesta heroica del 11 de Septiembre de 1973.
Nuestra vigente Constitución y los Reglamentos carcelarios me permiten tener libertad de culto, tener opciones políticas y libertad de expresión para difundir lo que siento y, he creído necesario romper mi silencio.
Hoy siento la necesidad de subrayar la esquiva verdad de lo ocurrido en los años previos al Pronunciamiento Militar. Me hago el deber de recordar la razón de la intervención de nuestras FF.AA. y Carabineros, y, sobre todo: destacar los 17 años de reconstrucción nacional, para sacar adelante un país que se recibió en la ruina moral, económica, política y social más grande de las que se tenga memoria.
¿Cómo olvidar el Chile de 1973, país de siervos, dispersos, sin orden, despedazados, despojados, hambrientos, asolados por catorce mil terroristas invasores, víctimas de toda especie de ruina?
Hoy los Ejércitos de tierra, mar y aire, siguen siendo la salvaguardia de lo permanente, pero viven momentos límites, sumisos y obedientes a una democracia que ellos mismos recuperaron.
Señores Comandantes en Jefe, hay una Historia de la que no se pueden desligar y que debiera llenarlos de orgullo. Ustedes fueron parte del exitoso Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden, que por 17 años condujo los destinos de nuestro Patria, que tuvo vocación de interinidad y antes de someterse al veredicto de las urnas, reconstruyó los valores orgánicos, libres y eternos del individuo portador de un alma, de la familia, de CHILE entero.
Admiro profundamente el Régimen de las FF.AA. y Carabineros y después de todos estos años, me viene una nostálgica claridad de las horas felices que perdimos, de un gobierno con carácter, inteligente, de talento y grandes ideas.
La victoria de un 11 de Septiembre, a no dudarlo es una fecha que divide, y el que grite más alto no logrará imponer sus argumentos. Cuando no se tiene nada más que perder, como es mi caso, resulta fluido y fácil decir la verdad.
Estando aún pendiente la reconciliación, el reencuentro de la civilidad con sus FF.AA. y de Orden, mantienen a un puñado de militares abandonados y son los que por órdenes superiores fueron elegidos para combatir el terrorismo. Este es el escenario de los Presos Políticos Militares.
Tenemos la secreta esperanza de que exista una actitud y voluntad política que nos permita recuperar dignidad, apoyados por una familia militar preocupados de aquellos heridos camaradas de armas, entregados a manos de gendarmes y a toda suerte de vejámenes en sus diarios desfiles por los tribunales. Quedamos un contingente de 64 soldados confinados en la Cárcel de “Punta Peuco”. Estamos todos en la tercera edad (promedio de 75 años) el 15% con más de 80 años y, la gran mayoría, en muy precarias condiciones de salud.
En momentos en que la Patria nos está tratando injustamente, tramitados por una justicia lenta y manipulada, sumidos en el olvido de muchos, no han logrado socavar nuestro honor, ni desviarnos del cumplimiento del deber. Seguimos incorporados al destino de una nación que nos exigió protagonismo y que lo asumimos como soldados.
Los conscriptos de la época, que eran los más jóvenes, hoy ya tienen más de 60 años. Pese a al tiempo transcurrido en un actual escenario en que no tenemos a quien mandar ni a quien obedecer, aún se nos acusa de tener gente secuestrada en procesos interminables, patrocinados por parte de los gobiernos democráticos, eternizando la venganza y el revanchismo. Aplican leyes de “lesa humanidad” que Chile suscribió y promulgó el 18 de julio de 2009 y no pueden tener efectos legales en hechos ocurridos antes de su puesta en vigencia.
No hay Ejército de ayer ni de hoy; es el mismo y no se puede excluir a ninguno de sus integrantes, ni activos, ni pasivos. Fuimos parte viva y relevante del Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Carabineros y les hicimos camino a los mandos siguientes para llegar a las jerarquías que ostentaron.
Lo ocurrido ese 11 de Septiembre de 1973, es furia y derrota de un sector revanchista de la izquierda, en la que imperan el odio y la venganza, “el ni perdón ni olvido”, pero tengamos siempre presente que ante el peligro nacional, el país siempre se agrupará junto a sus FF.AA. y de Orden, aquellas por las que ha habido escaso injusto pago, para una deuda tan grande que se les debe.
No debemos olvidar jamás que Chile es un país fundado por el Ejército y que requiere de sus Fuerzas Armadas para sostenerse. La opinión pública, más temprano que tarde, deberá reconocerlos y rehabilitarlos en el lugar que les corresponda. La libertad y la democracia de la cual se vanaglorian, fueron rescatadas en la mañana de un once de septiembre hace cuarenta y un años. Es el legado que se le entregó a los políticos, después de 17 años de sacrificio.
¡Lamentablemente en Chile a los patriotas solamente se les reconoce con el tiempo, porque la gratitud no es inmediata!
Estamos en una etapa en que se privilegian los cambulloneos políticos y los pagos electorales, en que se somete la moral y se hace primar el evangelio de los antivalores. Igualmente debemos ponernos de pie, convencidos de que la recta actitud hacia Chile la tenemos nosotros.
Estas fechas históricas nos renuevan en una vena inextinguible de heroísmo individual. Qué triste es no contar con la voluntad del mundo político; la izquierda es lapidaria y mentirosa y la derecha insolidaria, cobarde y temerosa, es decir, tuertos con el ojo izquierdo y tuertos con el ojo derecho. La D.C. ha perdido el equilibrio de su tolerancia de centro, por el apremio de la izquierda marxista, materializada a través del Partido Comunista, su turbio aliado, que constituye sin percatarse, una desventaja para sí mismo que les costará muy caro. La Nueva Mayoría, o “Nueva Unidad Popular”, quieren aparecer con nuevas ideas, pero son los mismos fracasados objetivos estatistas de antaño y los resultados ya los estamos empezando a palpar.
Pareciera que a los chilenos les gusta el derrumbe, a los veinte minutos de ocurrido un terremoto estamos haciendo un asado sobre los escombros, y nunca sacamos provecho ni escarmiento de los desastres: en 25 años se ha malogrado un bello destino, defraudando las esperanzas de mucha gente.
Se está ejecutando una venganza anacrónica e injusta, patrocinada por quienes intentaron ayer imponer Milicias Populares, y hoy los vemos en un pobrerío adocenado y rendidos de rodillas por las migajas llamadas transformaciones educacionales, culturales, sociales, ecológicas, pidiendo cambios, reformas tributarias, modificaciones a la Constitución Política de la República con una Asamblea Constituyente inconducente. Siguen sometiendo y reduciendo a servidumbre a los cándidos e ingenuos de siempre, que salen a protestar sin tener idea por qué lo hacen, con movilizaciones de jóvenes imberbes, desmanes y saqueos de encapuchados que pretenden demencialmente transformar al Estado.
Vivimos un mundo corrosivo, de la farándula adictiva y delictiva. Muchos políticos engañan y encuentran a muchos que se dejan engañar.
Cada vez que llega el mes de Septiembre, aparece como por arte de magia una denuncia contra el General Pinochet en grandes titulares y profusa difusión de prensa, radial y televisiva. El Capitán General desvía la atención de todo lo que ocurre en el país, y es el recurso que logra con su persona concertarlos a todos después de cuatro décadas.
Los DD.HH. son recurrentes, y nadie defiende que Pinochet evitó dos guerras con nuestros vecinos y una guerra civil interna. Gracias a los Servicios de Seguridad de la época, se frustraron numerosos atentados de terrorismo selectivo; se desactivaron cientos de bombas que habrían matado a víctimas inocentes. Gracias a la CNI se desmanteló Carrizal Bajo, con 90 toneladas de armamento y explosivos que de haber sido empleados para sus malos propósitos, los chilenos asesinados serían miles. Este arsenal fue aportado por Cuba y administrado por el actual Presidente y diputado del Partido Comunista, Guillermo Teillier, alias Sebastián Larraín, autor confeso de esta canallada. Hoy son parte del gobierno, y están integrados a inocentes colectividades políticas que no se dan cuenta que están durmiendo con el enemigo, haciéndose cómplices del ingreso de sus secuaces al Congreso.
El General Pinochet, entregó nuestro país en el umbral del desarrollo; él abrió las Alamedas por las que hoy transitan los políticos después de haberse sometido voluntariamente al mandato popular que se decide en las urnas; pero lo que es irrebatible, entregó Chile con un 7% de crecimiento anual y un 5% de cesantía. En 25 años en manos de los políticos, la cesantía no han logrado reducirla a esa cifra y con suerte se anuncia, con muchas expectativas, que el próximo año podríamos crecer en un 3%.
Chilenos, la historia es demasiado seria para ser dejada en manos del impune aparato comunicacional, de los historiadores mentirosos o de Ministros Especiales de los Tribunales, que tienen la legítima aspiración de querer llegar a ser Supremos y que esa designación ineludiblemente pasa por la voluntad de los políticos y del gobierno de turno.
Es importante mencionar, que el período de gestación e implementación de la mayoría de los sistemas, modelos e innovaciones que dieron forma al Chile actual, no estuvo libre de grandes dificultades. Estas reformas se idearon y se llevaron a cabo en una época especialmente compleja, enfrentando grandes obstáculos internos e internacionales: desde la ruina total que legó el gobierno social marxista a Chile, a la mayor conspiración internacional que se haya intentado contra una nación libre, con internación clandestina de toneladas de armamentos, el intento de magnicidio en contra del Presidente de la República, más el mezquino bloqueo financiero y la difamación mundial promovida por el Partido Comunista y la Internacional Socialista; a lo que se sumaron hasta las primeras grandes crisis económicas globalizadas que estremecieron al mundo financiero, en 1978 y luego, en 1982.
Fuimos el primer país en el mundo, capaz de impedir que se asentara en su territorio una dictadura maligna y atea. La misma que, poco después, comenzó a derrumbarse a pedazos en la Unión Soviética y Alemania Oriental. , dejando a la vista la gran mentira de sus postulados socialistas y la magnitud del genocidio cometido detrás de la Cortina de Hierro, del Muro de Berlín y del mito revolucionario de Sierra Maestra, en Cuba.
En contraposición al gobierno de Allende, que sumió a Chile en la violencia, la desorganización y la ruina, el Gobierno del Presidente Pinochet trajo el orden, la paz y el progreso, dejando como legado un país, que hoy en día, es un modelo a seguir para muchas naciones en el mundo.
A pesar de todos los esfuerzos realizados por la clase política, que ha gobernado el país en las últimas dos décadas, para desvirtuar o apropiarse de la obra del Presidente Pinochet, es innegable que el tiempo y la historia se están encargando de hacer justicia a su genuino creador. Difícilmente estos gobiernos democráticos tendrían un 44% de apoyo ciudadano después de 17 años de gobierno.
Álvaro Corbalán Castilla.
Teniente Coronel (r).
Ejército de Chile.
1 comentarios:
Ya lo hice ,pero por alguna razon no pude publicarlo.Saludos.
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