viernes, marzo 14, 2014

LA CENA EN CASA DEL SENADOR GIRARDI.

Según milenaria apreciación, es sabido que en la vida pública no basta el sólo ser de las cosas, sino que importa igualmente cómo parezcan las mismas. En este caso, el ciudadano corriente bien podría preguntarse si no ha resultado comprometida la imagen de independencia del Poder Judicial...

Una cena en casa del senador Girardi, para saludar al nuevo presidente de la Corte Suprema, a la cual se invita a los miembros de dicha Corte y asiste también una parte importante de altos personeros de la cúpula institucional del país —incluyendo a varios ministros del gobierno que hoy asume—, “con motivo de su nueva investidura (para) poder saludarlo y rendirle un homenaje acompañado de algunos de sus pares y otras autoridades de la vida pública y privada a nivel nacional” —según ha explicado un asesor del anfitrión al que se encomendó organizar la misma— no constituye infracción de norma jurídica alguna. Sin embargo, su realización, ampliamente cubierta por los medios de comunicación, a los que se invitó a tal efecto, deja una impresión ambiguamente inconveniente y negativa. 

Otras voces representativas de los Poderes del Estado, transversalmente, han criticado con acritud este encuentro: “que un hecho social se transforme en una noticia pública se presta a todo tipo de interpretaciones”; “imprudente, inconveniente e innecesario”; “una mala foto para la imagen de imparcialidad que deben brindar los jueces, quienes a lo mejor fueron sorprendidos por este acto que aparentemente declara connotación política”; “excede totalmente a lo que debe ser la correcta separación de los poderes del Estado y genera mucha inquietud de la naturaleza de los vínculos que ahí se generen”; “la naturaleza de esta reunión es totalmente inapropiada, porque busca comprometer la autonomía del Poder Judicial”; “todos los asistentes a esta reunión pecaron de imprudencia y desatino”.

Por las explicaciones del organizador ha quedado de manifiesto que diversos otros actos similares respecto de otros personeros tuvieron lugar en ocasiones anteriores, sin que entonces se les diera igual grado de amplia publicidad. Asimismo ha invocado que nadie “podría poner en duda la fortaleza ética y moral de los ministros de la Corte Suprema que acompañaron a su presidente a una cena en su honor”. Por cierto, nadie lo ha hecho, pero eso no disipa las objeciones reproducidas. Que el homenajeado reciba obsequios del senador anfitrión, por meramente simbólicos que sean, y se elogie en un discurso de este la línea conceptual de los fallos del alto magistrado en una materia cualquiera, por esencial que esta sea, hace adicionalmente inevitable que se susciten críticas como las referidas. Según milenaria apreciación, es sabido que en la vida pública no basta el solo ser de las cosas, sino que importa igualmente cómo parezcan las mismas. En este caso, el ciudadano corriente bien podría preguntarse si no ha resultado comprometida la imagen de independencia del Poder Judicial y demás instituciones representadas en esta cena, por integérrimas que sean las trayectorias de todos los comensales y por obvio que sea que “la independencia de los poderes del Estado no depende de un plato de comida”, como observó el contralor general. 

Tampoco subsana las reservas el que se haya querido dar mucha publicidad a este encuentro, y calificarla luego como señal de transparencia, pues esa misma vasta difusión puede ser percibida por terceros como una demostración del peso político del convocante o denotadora de cualesquiera otros alcances impropios.

El constitucionalista Patricio Zapata ha planteado en este diario que, sin perjuicio de que “las personas tienen el derecho a reunirse con quien quieran”, en este caso, “por su forma y su contenido, la reunión no parece responder a la lógica de la vida privada de las personas”, y discrepa de la calificación de “republicano” que le atribuyó el senador anfitrión: “La república supone distinguir cuidadosamente entre las motivaciones e intereses privados y las instituciones públicas que a todos nos pertenecen”. 

El Mercurio.

BONUS TRACK: La lista de  invitados incluye a ministros de Estado, miembros de de la Corte Suprema, el Fiscal Nacional, el Contralor General de la República y dirigentes políticos.
Entre aquellos confirmados están,  además de Segio Muñoz y Rubén Ballesteros, Hugo Dolmesch, Lamberto Cisternas, Ricardo Blanco, Juan Eduardo Fuentes y Nibaldo Segura.
Entre los dirigentes políticos están  el ex presidente del Senado Jorge Pizarro y la actual, Isabel Allende. El designado ministro del Interior Rodrigo Peñailillo junto con Álvaro Elizalde y Ximena Rincón, con lo cual estará completa la troika política de La Moneda;  el canciller Heraldo Muñoz y los ministros de Justicia y Salud José Antonio Gomez y Helia Molina, respectivamente.
Entre los altos organismos del Estado se menciona al contralor Ramiro Mendoza, y al Fiscal Nacional Sabás Chahuán, además de la alcaldesa de Santiago Carolina Tohá; y, entre parlamentarios, a  Ricardo Lagos Weber, Jaime Quintana, Francisco Chahuán de RN y Hugo Gutiérrez (PC), el único diputado invitado a la cena.
El grupo se completa con Juan Somavía; Eduardo Frei; Víctor Pérez, Rector de la U. de Chile; Ignacio Sánchez, Rector de la UC; Mario Hamuy, Presidente de la Academia de Ciencias; Raúl de la Puente, dirigente de los empleados públicos; y Carmen Romero, Francisco Reyes y Eugenio González, de quien se comenta es el artífice de esta convocatoria, cientista político y ex diplomático, y estrecho asesor de Girardi.
El Mostrador.

2 comentarios:

Blogger edgardochile ha dicho...

Ojos pestañas y cejas.. En Vzla. la Jefa y Presidenta de la Corte Suprema cuestionada en La Haya por violaciones DD.HH. y ella muy CIEGA.. no vé NADA.. solo el color ROJO le fascina.. Una CORRUPTA..

2:23 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Con las conocidas actuaciones anteriores del Senador Girardi ¿quién cree Ud. que pagó los gastos de este evento? creo no fué el anfitrión ¿o nó?

1:36 a. m.  

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