#CAVAL: EL DAÑO NO ESTABA TODO HECHO.
Justo cuando La Moneda había diseñado un segundo plan de reflote de la Presidenta, y para lo cual se le sugirió que partiese ella misma por mejorar su ánimo y semblante —cosa que hizo–, le llega quizás uno de los peores coletazos del caso Caval.
En la medida en que este proceso judicial fue avanzando, tanto políticos de la Nueva Mayoría, diríase los más cercanos a ella, y el mismísimo experto en encuestas Roberto Méndez, aseguraron que era imposible que la Presidenta bajase aún más en la percepción popular “porque el daño que le originó Caval ya está hecho”.
No obstante, al conocer los últimos antecedentes que obtuvo el nuevo fiscal del caso, Sergio Moya, el futuro de Natalia Compagnon –nuera de la Presidenta– se puso judicialmente muy negro y las consecuencias que se avecinan pueden ciertamente volver a tocar a la Mandataria en lo anímico.
Tras un exhaustivo interrogatorio a Mauricio Valero, socio de Compagnon y que está con arresto domiciliario total, herido por el abandono y por el incumplimiento de un pago por parte de su partner, no se guardó nada en una nueva comparecencia ante el fiscal. Su testimonio hizo posible lo que el anterior persecutor Luis Toledo no pudo conseguir y, así, no arriesgar su ascenso a una jefatura en el Ministerio Público.
Cuando a Toledo, aún fiscal regional de O´Higgins, se le consultó por las razones de que uno de los socios, Valero, quedase con arresto domiciliario total y la otra, Compagnon, sólo con arraigo y firma mensual, respondió que “dicha medida cautelar para ella corresponde a lo que se pudo averiguar en la investigación”…
Lo que a todas luces resultaba un contrasentido, lo comprobó poco más de un mes después el nuevo fiscal a cargo de la investigación, Sergio Moya. Con los nuevos antecedentes concluyó que la nuera de la Presidenta “cometió dolo” y la confesión de Mauricio Valero echó abajo su estrategia en cuanto a ella que desconocía las operaciones de la empresa.
Caval emitió facturas por cerca de $170 millones a la sociedad Lo Beltrán y con eso abultó sus egresos, con lo que logró rebajar su base imponible durante los 2013, 2014 y 2015. Esto causó un perjuicio fiscal de $118 millones.
El fiscal Moya comprobó que Compagnon no es sólo representante legal y socia de Caval, sino tenía pleno conocimiento de todas las operaciones, por lo tanto, pudo establecer que actuó “con dolo” al tener conocimiento estas operaciones desde sus orígenes.
Según Moya, “faltó a la verdad, ya que no sólo se reservó información, sino que su versión se vio absolutamente refutada por la de su socio”. Recordó que ella aseguró a la Fiscalía y al Servicio de Impuestos Internos que “desconocía absolutamente” los trabajos con Lo Beltrán y que no recibió ningún dinero de Saydex, empresa también investigada por sospechosas licitaciones para vender insumos en la salud pública.
Para Moya, ese hecho —recibir dineros de Sayex– no constituyó novedad “porque lo sabíamos gracias a los antecedentes incautados”, otro factor que también llama la atención, pues al descubrirse esa nueva arista correspondía un nuevo interrogatorio a Compagnon, lo que no ha ocurrido.
Es presumible que así de sesgada como está la Justicia hoy, la nuera de Bachelet no sea afectada por un mayor rigor de los tribunales. El mayor castigo de estos nuevos coletazos de Caval no los sufrirá ella, sino su suegra, y justo en momentos en que estaba recuperando su look original. Por culpa de “Valerito” —como lo llamaba cariñosamente Compagnon— la Presidenta ha vuelto a ser castigada en lo más íntimo y, muy probablemente también, por el escrutinio popular.
El daño no estaba hecho del todo.
Voxpress.
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