TEILLIER NO LLEGA A FIN DE MES.
Al parecer Guillermo Teillier vive en una población. Al pobre hombre no le es suficiente el módico estipendio que percibe por ayudar a hundir a esta mancillada patria de todos los chilenos. Dicen las malas lenguas que posee un Ficha de Protección Social, documento que acredita sus miserias y le da derecho a que “los ricos” como el señor Moya y su mujer, la señora Juanita, le financien su desgraciada y miserable vida llena de carencias materiales, a través de los impuestos con que se recarga el precio del pan y la mantequilla.
La culpa es del modelo. Con este modelo neoliberal heredado de la cruel dictadura comandada por el cruel dictador, no es de extrañar que gente honesta y trabajadora como don Guillermo se vuelva comunista. ¡No hay derecho!.
Mientras algunos privilegiados se colman de manjares, viajes por el mundo, vehículos de lujo con chofer y demás privilegios inenarrables, otros menos favorecidos como don Guillermo sufren hambre y frio. No es posible subsistir a punta de tallarines con un raspado de salsa de tomates, hallullas con mortadela lisa, sopas de hueso carnudo y una cebolla para la sazón y tecito del malotilla. ¡Perro mundo!.
Un país que no cuida de los suyos, no es un país justo, solidario, igualitario y placentero. Debemos cuidar a los viejitos amorosos como don Guillermo, es nuestra obligación y su derecho.
Un señor que conoce a don Guillermo –es su vecino en la población-, me cuenta que el pobre hombre vive de un suelducho miserable que apenas le alcanza para mal vivir. El cura de la iglesia del barrio lo ayuda en ocasiones con alguna caja de mercadería; igual iniciativa solidaria y cristiana emprende el delegado de pastoral del colegio parroquial con nombre de Santísima no se cuantito, el mismo en que divulgan urbi et orbi el opio del pueblo –según don Guillermo-.
A don Guillermo no le para el Transantiago, se debe colgar a Chilectra para poder llegar a fin de mes, duerme con el gato a los pies de la cama para ahorrar en parafina, a la paila en que fríe los huevos se le salió una oreja de tanto utilizarla y ya no cree en el viejo pascuero. Pobre don Guillermo, le tocó vivir en el Chile de Pinochet y la Concertación, no en el soñó el Chicho, Corbalán y la Gladys…Pero para allá vamos. ¡Firme junto al pueblo!.
Máximo.
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