jueves, agosto 06, 2015

CARMEN GLORIA QUINTANA, BACHELET Y LA VERDAD.


Las Fuerzas Armadas y Carabineros son las instituciones mejor evaluadas en todas las encuestas ciudadanas.
Eso les duele mucho a las izquierdas, sobre todo si se considera que las instancias en que ellas dominan -el Gobierno, el Parlamento y los partidos- son las que reciben peores notas.
Como los marxistas no aceptan que la imagen de los uniformados sea tan bien valorada y la de los políticos tan repudiada, cuentan ahora con un par de ex conscriptos para que los ayuden a revertir la situación. No les basta la campaña permanente que el PC y otras fuerzas antisistémicas realizan contra Carabineros, sino que echan mano de un par de sujetos a los que todos rinden pleitesía por lo que han declarado, aunque haya otros diez de su misma condición que afirmen lo contrario. Ya se sabe: para la izquierda -y para sus jueces- dos a favor es más que diez en contra.
Ricardo Lagos Escobar, para mejorar su posición con unas izquierdas duras que lo miran en menos, retoma la tesis del pacto de silencio. Pero ¿qué hizo él, siendo Presidente de la República de Chile, para aclarar esa supuesta conspiración de los callados?
Michelle Bachelet, con tal de retener a los comunistas en una coalición que se le desgrana día a día, afirma que "salen a la luz nuevas verdades sobre atrocidades cometidas durante" el Gobierno Militar. Pero La Moneda se demoró casi una semana en desmentir la supuesta atención médica de la hoy Presidenta a Carmen Gloria Quintana, en la Posta Central, situación referida por la propia afectada. ¿Por qué no aclaró de inmediato la situación? ¿Por qué no nos dijo el primer día que no fue ella, Michelle Bachelet, quien atendió a Quintana, sino que hay un alcance de apellido, tal como lo reconoció prontamente el abogado Salazar? Muy simple: porque necesita esta situación para mejorar unos tres puntitos en su escuálida posición en las encuestas.
¿Y por qué esos comunicadores tan ágiles para denostar a Pinochet se demoraron días y días en preguntar por tan tremenda cuestión? Obvio, porque Bachelet habría tenido que contradecir a Quintana, tal como lo hizo Salazar.
Mucho más honrado ha sido el ex ministro Enrique Correa, ya que igualmente horquillado por Quintana -quien lo acusaba de haberse juntado con ella para negarle interés por su situación- simplemente declaró que esa reunión nunca había tenido lugar.
Y hay más de Quintana: en Tolerancia Cero ha afirmado que había una orden del Ejército para que el día en que ella protestaba no tomaran a nadie detenido, y que los mataran a todos. Y ante tan tremenda afirmación, ninguno de los panelistas le pidió fundamentos, ninguno manifestó que los chilenos no aceptamos a la primera unas palabras de esa magnitud, vengan de quien vengan. Del Río, Villegas y Bianchi callaron. ¿Y qué ha dicho el Ejército sobre la materia?
Ni usted ni yo estuvimos ahí aquel día. Solo unas pocas personas -¿diez, quince?- saben lo que realmente pasó. ¿Por qué entonces puede montarse un escenario en el que ya se han establecido culpabilidades apenas iniciado el procedimiento?
Porque son pocos los comunicadores honrados y valientes; porque muchos que se hacen llamar intelectuales son más bien ideólogos; porque ex presidentes y actuales mandatarios obedecen más a su pasado que a su conciencia; porque toda una generación que enfrentó al marxismo hoy vegeta, y apenas se escandaliza por un alza de impuestos o por un violento delincuente, mientras la verdad pasa a su lado, secuestrada por los mismos que cuarenta y cinco años atrás la capturaron: secuestro permanente; porque la mayoría de los políticos de derecha se doblega y prefiere decirle a la izquierda amén, amén. En esto no piden igualdad de trato.

Gonzalo Rojas Sánchez.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Muy buen análisis, la izquierda no tiene escrúpulos en mejorar su imagen pública.

10:45 a. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio