domingo, julio 05, 2015

CAMINO AL ABISMO.


Casi sin ninguna excepción, cuando la izquierda bien o mal intencionada –pues hay de los dos- se ha hecho del poder, ha generado cambios que fracasan, causando más pobreza y menos dignidad, y dejando bien parados sólo a los burócratas. Argentina es hoy un caso dramático.
Uno de los peores problemas, es que toma tiempo en que se asuma dicho fracaso y se hacen cosas para pretender evitarlo, que se traducen en menos libertad, más paranoia y más odiosidad.
Mientras el modelo se va destrozando a pedazos, los pobres sufren y reciben migajas asistenciales que los burócratas se encargan de capitalizar en su favor, los ricos se cuidan solos –cuando no con ayuda de los poderosos de izquierda- y la clase media padece angustias insufribles por inestabilidad laboral, falta de trabajo o de la esperanza de sentir de que su desarrollo y futuro sí depende de lo que hagan o no.
En esta caída libre, es donde se acentúa el peligro para la democracia y los derechos humanos. Los burócratas, que necesitan mantener el poder para cubrirse –los malintencionados- o creen en la bondad de los que son sus errores, empiezan a ver enemigos del modelo en todas partes, por lo que extreman las regulaciones y sanciones. Luego, como estas últimas no funcionan, empiezan los linchamientos comunicacionales, inventándose enemigos donde sólo existen personas que quieren trabajar, digna y libremente.
Por ello, y aunque parezca alarmista, esta breve reflexión busca dar cuenta que no es solo la economía la que se ve amenazada hoy, son los hogares, la libertad, la paz social, la democracia y la vida. Lamentablemente, por estos días, algunos empresarios –sé que no son todos- han dado buenos argumentos y aires a las alegaciones de la izquierda. Eso no debe confundirnos, existen sociedades libres donde las regulaciones sólo asegurar justicia, sin ahogar personas.
El mundo no es perfecto ni hay bienes ilimitados. Sólo podemos gozar de una parte de los bienes que quisiéramos y de un espacio de libertad razonable, limitado por leyes físicas y los derechos de terceros. El paraíso no es de este mundo y pretender lograrlo ahora, sólo crea frustración. Por ello, nuestra confianza debe estar puesta en la libertad y responsabilidad personal, como la forma más eficiente de repartir para adentro de las familias y para la comunidad. Si el Estado, rompiendo el modelo cristiano occidental de libertad y responsabilidad individual, nos vende una libertad individual sin límites y un Estado repartidor, como único moderador posible del hombre hecho un lobo, dejando de lado al individuo, sólo avanzamos hacia una dictadura. El relativismo siempre ha precedido a las dictaduras de corte totalitario, toda vez que al final del día, es la protección del colectivo lo único que vale. Hoy son los niños por nacer, mañana no sabremos…
Víctor Manuel Avilés
Abogado.

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