viernes, julio 03, 2015

MARCO ENRÍQUEZ-OMINAMI (MEO).

(Para leer mejor pinche sobre la imagen).

Quiero escribir sobre MEO,pero no me atrevo. ¿Puedo escribir sobre este fulano sin caer en tentación, sin desviarme hacia el lado oscuro de la fuerza como Anakin?. ¿Podría mantener mi promesa de comportarme como un hombre recto y formal al escribir sobre el pequeño burgués afrancesado?. ¿Cómo les explico sin caer en pecado mortal?.

MEO es lo peor de lo peor. Su padre fue un terrorista, pero murió en su ley, en cambio su hijo usa la figura del padre para publicitarse y luego, aunque lo niegue, tal como lo han negado todos, le pasa el platillo al “yerno del dictador” que se supone lo dejó huérfano. Es decir, ¿se puede ser más ruin?, ¿se puede caer más bajo aun?. Sí, se puede.

MEO resultó electo diputado envuelto en una serie de escándalos económicos; luego pontifica sobre la probidad. Resultó electo gracias a la maquinaria de la Concertación y luego los abandona, no por principios, sino por interés en ser “él” el presidente de Chile.

Hoy declara a la prensa: “He jugado las reglas del juego que no me gustan, muchas veces hemos jugado al límite, pero nunca hemos vendido nuestra conciencia”. Pero Meito lindo, que conciencia va a vender usted mijo, si no tiene respeto por su propio padre.

Además dice, a propósito de las donaciones de SQM a su padre adoptivo y sostén de su candidatura: “Es claro que con Carlos Ominami (no se refiere a él como su padre) somos personas naturales y jurídicas distintas”. Ahora se desprende de su padre adoptivo para así poder continuar su desenfrenada carrera hacia el estrellato político.  

Sobre su vida privada no me voy a extender, dicen que lo mantiene su mujer, aunque en realidad, al parecer le pasa el platillo a todo lo que se mueve. Recordemos que quien dirigió su primera campaña fue Max Marambio, ex mirista reconvertido en empresario multimillonario en Cuba gracias a sus contactos con la dictadura y el uso de mano de obra esclava.

Se busque por donde se busque, siempre llegamos a que MEO está relacionado con algo, digamos, reñido con lo que se espera de un “servidor público”. MEO no tiene como dice el refrán, “un muerto en el armario”, tiene, digámoslo…la verdad es que no puedo, no quiero romper mi compromiso…



Yo no lo pude terminar.

Máximo.

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