domingo, febrero 10, 2019

ARAUCANÍA: UNA PUERTA ABIERTA A LA SUBVERSIÓN.



La extensión de los incendios forestales en La Araucanía contribuyó a que, ya a estas alturas, se triplicara el volumen de fuego registrado el verano de 2017 en la zona central. La seguidilla de siniestros ocurrió mucho antes de que una pasajera ola de inusual calor golpeara a esa zona, lo que descarta  que las inmensas bolas de fuego que arrasaron con miles de hectáreas de pinos y eucaliptos se debiesen al fenómeno del cambio climático.
Gran parte de la flota aérea para combatir incendios forestales debió trasladarse a Cautín. Cuatro focos independientes y simultáneos, todos coincidentemente próximos a pueblos -Carahue, Nueva Imperial, Galvarino y Cholchol- hicieron concluir a los peritos en la materia que fueron intencionales. El Presidente de la República interrumpió sus vacaciones para viajar al lugar y anunciar solemnemente que “perseguiremos sin descanso a los autores de estos incendios y pediremos para ellos las mayores penas”. La PDI creó una Fuerza de Tarea para indagarlos…
Las palabras del Presidente a nadie pueden resultarles extrañas, porque desde su primer Gobierno las viene repitiendo con el mismo énfasis, tras cada una de las acciones delictuales que afectan a la ruralidad de La Araucanía. Por un misterioso error de un funcionario policial, lo poco que se había avanzado en recuperar socio/económicamente a la zona, quedó en nada, y el publicitado plan de reactivación ahora no es más que un recuerdo. La Araucanía campesina sigue siendo dominio sin contrapeso del terrorismo de los comuneros extremistas.
El Ejecutivo intentó  ejercer su autoridad -que le demanda la Constitución-  con la presencia de comandos de la policía uniformada, pero el disparo que terminó con la vida del activista de Temucuicui, Camilo Catrillanca, lo obligó a hacer lo “políticamente correcto”: apremiado por la oposición, puso fin a la labor de seguimiento y captura de los comuneros subversivos. Tras aquel trágico episodio, el hiperministro encargado del fracasado plan, lo primero que hizo fue entrevistarse con el padre de la víctima, quien, horas después, viajó al Congreso…¡a exigir la destitución del titular del Interior!
Hoy, el escenario del terrorismo rural continúa intacto y no hay indicios de que la acción extremista vaya a ser extinguida o, al menos, reducida. La PDI, reforzada en el lugar exclusivamente para labores de inteligencia, denunció su nulo resultado “por la absoluta falta de colaboración” ante el pánico de los campesinos mapuches que viven aterrorizados por las amenazas de los extremistas; Carabineros, venido a menos e inhibido, sólo vigila y desaloja “con pinzas” para no originar denuncias por violaciones a los derechos humanos; la asamblea de loncos (los de izquierda) prometen que “nuestra lucha será hasta la muerte” en su objetivo de autonomía y soberanía; la Multigremial -compuesta por los empresarios víctimas de ataques- dejaron de creer en proyectos gubernamentales, y,  en tanto, la autoridad reitera que “dialogaremos cuando se termine la violencia”. O sea, nunca.
Frente a tan desolador escenario de subversión, al ex Intendente de Bachelet en La Araucanía, Andrés Jouannet, y al senador -¡por la Quinta Región!…- Francisco Chahuán (RN), se les ocurrió la ‘brillante’ idea de reformar la Constitución para convocar a un plebiscito vinculante a todos los habitantes de La Araucanía para que sean ellos quienes resuelvan el futuro de su tierra. La iniciativa, posiblemente generada por el sofocante calor de estos días o por la ociosidad del verano, es una apertura de puertas de par en par a las demandas políticas y separatistas de las comunidades rebeldes. Esta ‘creativa’ pareja propone que en dicho referendo se les consulte a los ciudadanos de la Región sobre la devolución de tierras, el reconocimiento constitucional del pueblo mapuche, la ley de cuotas para ellos en el Congreso y el plurinacionalismo. Todos, absolutamente todos, son objetivos prioritarios de las comunidades rebeldes, y las anteponen como condición para el inicio de un eventual diálogo.
La peor de las iniciativas de este poco feliz proyecto es plantear como votación el que Chile sea plurinacional. Ello parte de una ignorancia, pues de los 18 millones de habitantes, sólo un 9% es indígena, ello de acuerdo al último Censo Poblacional (2017).
Muy diferente es la calidad constitucional plurinacional de Bolivia,   pues es el país más indigenista de Latinoamérica, con un 70% de su población.
Siempre es peligroso jugar con fuego, pero en una materia tan sensible, populista e intencionalmente politizada, como es hoy la ruralidad en La Araucanía,  el riesgo es mucho mayor. Hay suficientes pruebas de que, al menos en nuestro país, cuando a las minorías se les abren las puertas, se toman la casa completa. Nadie duda de que hay que respetarlas, pero no aliviarles el camino para que se transformen en dominadoras de las mayorías.
Es preferible que todo continúe igual en La Araucanía antes de prestarle una pizca de atención a tan descabellada idea.
DespiertaChile.cl

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