EL LEGADO NEFASTO DE PATRICIO AYLWIN.
Cuando tomé una micro y escuché los comentarios por las radios sobre el ex presidente demócrata cristiano y primer gobernante de la Concertación, Patricio Aylwin, quien falleció el el martes 19 de abril, me provocó indignación. Lo alaban de estadista, humanista cristiano, que se preocupó de los pobres o tuvo intereses social y que se enfrentó al mundo militar. Creo que Allamand decía que teníamos una democracia imperfecta en 1990. Y de la derecha añoraban la democracia de los acuerdos.
El “Estadista” presentó un proyecto de ley que fue fatal en la Reforma Agraria. Dio su voto en la elección de 1970 para que el presidente marxista llegará al poder, pues había coincidencia entre el programa de la DC y la UP. Luego se opuso a ésta última con el Acuerdo de la Cámara de Diputados de agosto de 1973, llamando a los militares, que derrocaron a Allende: “El gobierno de Allende había agotado, en el mayor fracaso, la ‘vía chilena hacia el socialismo’, y se aprestaba a consumar un autogolpe para instaurar por la fuerza la dictadura Comunista". El sector de la DC que él lideraba esperaba que la Junta Militar les devolviese el poder a ellos, y como no quisieron, entonces, se volvieron opositores al Gobierno Militar o cívico militar, oponiéndose a la Constitución de 1980 que nos rige y al modelo económico liberal. El programa original del primer gobierno de la Concertación era volver a 1970 y subir los aranceles a las importaciones. Si hasta la diputada comunista, Camila Vallejo se benefició al adquirir un auto Subaru. Tendiendo en cuento lo dicho, ¿Puede considerarse estadista a Aylwin?
Para el demócrata cristiano que está recibiendo un funeral de Estado por haber sido el primero entre los pares, le vienen las palabras del monólogo de Hamlet: “El paciente mérito que recibo hombre indigno”. Aylwin es responsable de la situación y persecución de los militares de Punta Peuco. Pues, la Izquierda ha usado el famoso Informe Rettig para querellarse contra ellos. Dicho sea de paso, el Informe se llamó ‘Verdad y Reconciliación’. Y la verdad, que sido mentira e irreconciliación. Gracias él a los militares de su generación no se les ha respetado la Ley de Amnistía de 1978 y la igualdad ante ley. La misma ley que benefició al grupo terrorista Mir y los indultos a los terroristas del FPMR, que cometieron crímenes desde 1979 hasta 1990. A los terroristas les conmutó la pena de vacaciones permanente en Europa. ¡Tienen que ser difícil cumplir lo que dice la ley! Además, indultó a personas que habían sido condenadas a cadena perpetua. Pidió a la Corte Suprema reinterpretar la Ley de Amnistía.
Cuando un periodista de La Segunda , que luego fue vocero de prensa del general Pinochet en el senado, le preguntó si había indultado a personas con delitos de sangre, él se enojo. Desde luego que lo hizo y con consentimiento de la Derecha por la paz del país.
Una frase célebre que refleja su ignorancia sobre el funcionamiento de la sociedad y de la civilización fue y que a los enemigos de la libertad les gusta: “El mercado es cruel”.
También se ha hablado que él tuvo que volver a relacionar el mundo civil y el mundo militar. Más bien, a los políticos con las Fuerzas Armadas, pues no hay olvidar que gran parte de la civilidad apoyó al Gobierno Cívico Militar de las Fuerzas Armadas. Se vio en el respaldo que obtuvo el general Pinochet en el plebiscito, un 46% y luego su funeral, que los medios intentaron minimizar la larga fila. En la última entrevista, que reproduce la revista Que Pasa, a cargo del académico Abe Lowenthal y su ex ministro, Sergio Bitar, quienes publicaron el libro Transiciones democráticas: conversaciones con líderes mundiales, dice lo mismo. Los académicos de la Izquierda crearon la imagen de las Fuerzas Armadas estaba fuera la sociedad, como si fuera un compartimento estanco. De ahí todas las reuniones con los altos mandos de las respectivas ramas armadas. Incluso una que dio en España, pasando por Mesa Diálogo que de diálogo no tenía nada, hasta llegar al papel lastimoso del general Cheyre. El problema en el gobierno de Patricio Aylwin no eran los militares, sino los terroristas.
El siempre dijo en sus entrevistas que el general Pinochet jugó un rol importante en la llamada ‘transición a la democracia’. Después de su mandato dijo en una entrevista: “Tal vez la permanencia de Pinochet (durante mi gobierno) ha ayudado a la estabilidad del proceso". Después de 10 años de primer gobierno de la Concertación seguían diciendo que la transición no había terminado: “Más allá de mis diferencias políticas con el general Pinochet, en cuanto gobernante creo que su presencia contribuyó a que no tuviéramos ningún episodio de esa naturaleza en la transición chilena (…) creo que el general Pinochet cumplió bien con su función”. En su última entrevista lo volvió a reiterar, para en esos años no saliese un coronel al estilo del argentino, Aldo Rico.
Un hecho clave de su gobierno fue la elaboración del sesgado Informe Rettig de “Verdad y Reconciliación” para investigar los supuestos crímenes ocurridos en ese gobierno de los militares, olvidándose de los crímenes que realizó el grupo terrorista Mir entre 1968 o 1967 hasta 11 de septiembre de 1973 y meses siguientes, que afectó a los comunes de la derecha y de la democracia cristiana. En dicho Informe acuñaron la expresión ‘violencia política’ para exculpar a la Izquierda que optó por la vía armada, instalar una dictadura comunista, como si un grupo de personas estuviesen poseídas, por lo cual no son responsables de sus actos. He dicho, es como decir un virus al estilo de la película Los Usurpadores de Cuerpos se posesiona de las personas de Izquierda.
¿Cuál es el origen del Informe Rettig? En la última entrevista que le hicieron al ex presidente a señala que a él se le ocurrió: ”La comisión de Verdad y Reconciliación fue formada para investigar los crímenes de la dictadura. La convoqué al principio de mi periodo. Fue fundamentalmente mi iniciativa”. Nótese que esa afirmación, en realidad, es prejuicio hacia los militares como ha sido la tónica desde 1990. Se los pre-juzga por la prensa o por las opiniones que dan los políticos con la etiqueta de ‘violadores de los derechos humanos'.
Sin embargo, no es así. Aylwin mintió al país. La realidad es otra. En efecto, cuando fue la huelga de hambre que hicieron los mapuches terroristas que emboscaron al fiscal Elgueta para cambiar la Ley Anti Terrorista , lo cual lo consiguieron, gracias a Sebastián Piñera, el parlamentario de la UDI, Hernán Larraín dijo: “No sé si fue mi impresión, mas las palabras del político oficialista dejan entrever otra cosa. El primer Gobierno de la Concertación, presidido por el demócrata cristiano, Patricio Aylwin libero a los terroristas porque temía que les causaran problemas”. Esa es la verdad. Al leer las palabras del parlamentario de la ex derecha sospeche que el peligro en la ‘transición a la democracia’ no fue el Ejército ni las Fuerzas Armadas en su conjunto, sino los terroristas. Finalmente, mi sospecha salió confirmada con las palabras del diputado socialista Marcelo Schilling en ese período, que nos revela el origen del famoso Informe Rettig: “Alguna experiencia tengo en esto de enfrentar la violencia política de los grupos armados, y quiero decir que si en su oportunidad no se hubiesen tomado medidas como llevar adelante el Informe Rettig, hacer las leyes de reparación y levantar las limitaciones que imponía la ley de Amnistía, todo eso se habría convertido en bandera de lucha de los grupos violentista”. He allí el origen de nuestros infortunios, de las millonarias reparaciones a familiares de las ‘víctimas’ y de la falta de piedad hacia los militares de Punta Peuco. No fue paz, sino que los chilenos y el Presidente de la República fueron extorsionados. Les temió a los terroristas. Ese fue el origen oscuro del Informe Rettig, donde colaboraron de la derecha el filósofo Cristóbal Orrego y el historiador Gonzalo Vial Corra. Según Aylwin, le pidió a Francisco Bulnes, más éste se negó. Encerrar a los militares fue la moneda de cambio de la transición y de la paz social, o sea, extorsionar. Hemos tenido una tregua, hasta que llegó la Nueva Mayoría que desea arrasar todo. No escribo ‘paz’ a secas, porque no es así. En cambio, la expresión ‘paz social’ que tanto le gusta a Bachelet supone amenazar. Desde 1990 la política se ha basado en amenazas, si no se suben los impuestos o si no se hacen las reformas constitucionales, entre otras cosas, se acaba la cohesión social y otras cosas por el estilo.
Igual vale la preguntarse: ¿Quién está mintiendo: Patricio Aylwin o el diputado socialista? No sé si le pasó por la mente la solución de la Guerra Civil de 1891. Sólo sé basándome en las declaraciones de Larraín y Schilling que la clase política que fueron cobardes.
Desde entonces, comenzó la persecución a los militares y la agenda de los derechos humanos desde distintos frentes: el CDE, la oficina del Ministerio del Interior, el INDH y, por último, la subsecretaria de derechos humanos. Las instituciones mencionadas jamás se van a querellar contra los terrorista indultados y amnistiados.
Aylwin dejo fuera de la Concertación al Partido Comunista, con todo, se dejó extorsionar por grupos terroristas. Por eso, tanta prisa en indultarlos o cambiarles las penas y que continuaron los gobiernos de esa coalición hasta el socialista, Ricardo Lagos, mientras crearon junto la derecha jueces especiales para investigar y condenar a los militares.
Una frase célebre suya: “Justicia en la medida de lo posible”. A decir verdad, injusticia en la medida de los posible.
Durante su gobierno se subieron los impuestos, como si los pobres no pagaran el IVA. Típico de los demagogos, como si solamente lo pagaran las empresas y los ricos: “por las impostergables necesidades en materia de salud, vivienda y educación, me he visto en la obligación moral de subir los impuestos de primera categoría desde un 10% a un 15% y el IVA desde un 16% a un 18% por un período de cuatro años y por una sola y única vez”. Ese fue su lado social y humanista cristiano del cual tanto ufanan los progresistas.
En una entrevista, menciono en forma despectiva a Krassnoff, si gracias a éste sus familiares tienen sus bienes, entre otras cosas.
El ex presidente Patricio Aylwin fue el responsable del conflicto de La Araucanía. De hecho es conflicto artificial. José Aylwin Oyarzún y el historiador José Bengoa fueron los asesores de la comisión para los asuntos indígenas “Comisión Histórica y Nuevo Trato”. En esa ocasión fue refutada por el historiador Sergio Villalobos. Julio Bazán Álvarez, autor del libro “¿Es mapuche el Conflicto?’ señala el ministro José Antonio Viera-Gallo asumió un “Compromiso de Estado” de entregarle tierras a los mapuches en base al derecho de tierras. Según Bazán Álvarez, no existe tal derecho. En vista de que no había oferta, ya que los propietarios tienen vigente su propiedad inscrita, “el gobierno se ha movilizado presionando a pequeños agricultores para generar un poder vendedor” desde 1990. Asimismo, señala el autor del mencionado libro que la ley 19.253 que creó la Concertación abundan conceptos vagos que no tienen asidero en la realidad: “tierras ancestrales” y “pueblo mapuche”. Con esa desafortunada ley, cualquiera persona de descendencia mapuche o cualquiera con la acreditación de indígena concedida por la Conadi puede solicitar tierras.
Bazán concluye que el problema en esa región son de dos cosas: “El problema en La Araucanía es un problema de soberanía no de orden público” y “Se han transgredido las normas del estado de derecho”.
El presidente demócrata cristiano es el responsable del terrorismo y la violencia, pues “la ley generó expectativas de tierras que no se podían tener porque todas estaban con títulos de dominio vigentes. La ley creó aspiraciones imposibles de cumplir. Generó una base, un fundamento, para la activación de los movimientos extremistas, y ese es el núcleo, el origen de la violencia en el sur”.
Este el legado de Aylwin. Primero, un país dividido en base a la mentira y la venganza. Ni Reconciliación ni Verdad. Segundo, la violencia que hay en la región de La Araucanía.
Javier Bazán Aguirre.
http://simposiolibertario.blogspot.cl/
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