EL MURO QUE PROTEGÍA EL PARAISO TERRENAL.
En Europa celebran por estos días Los 25 años de la caída del Muro de Berlín; aquí no se dice nada sobre el tema. La vieja anda en China y los que se quedaron tienen en mente un cambio constitucional para dejar de parecernos a lo que somos y así acercarnos un poco o mucho a lo que fue la ex RDA. Los alemanes vienen de vuelta y nosotros aun nos empeñamos en ir hacia la utopía con alambres de púas y micrófonos por todos lados.
En las páginas números 2 y 3 de La Tercera de hoy, nos cuentan como fue el paraíso terrenal de la Claudia y compañía. http://papeldigital.info/lt/?2014110901#2, el mismo sobre el que la madre de la presidenta dijo que nunca vio nada raro. Seguramente para la familia Bachelet estas cosas son normales, deseables y fabulosas, siempre que los perros no las muerdan a ellas, muy bien conectadas con el poder criminal del tío Erich y la siniestra bruja Margot.
El muro se construyó en 1961, luego que más de tres millones de alemanes huyeran hacia occidente en busca del capitalismo rancio y neoliberal que les ofrecía libertad y prosperidad burguesa, ¡Guácala!.
El Tío Erich y sus antecesores en el puesto, desesperados, observaban como su reducto de “descremaba” (para utilizar el término que puso de moda el ministro de educación marxista de Barbarilandia). Profesionales, empresarios, jóvenes deseosos de un futuro más amigable, y cada persona dispuesta a trabajar para vivir, arrancaban de las promesas de igualdad y gratuidad, de los micrófonos escondidos en el wáter de la casa y la cartilla de racionamiento.
En la ex RDA solo iba quedando el populacho bárbaro, los pedigüeños, los vividores, los amantes de la igualdad financiada por los que no se querían quedar a financiarla. Solo se quedaba en Alemania oriental lo que botó la ola, el resto partió a occidente, aunque sea a pata pelá.
La solución fue un muro con zanjas, alambres de púas, perros amaestrados, ametralladoras, cercas electrificadas, alarmas, focos, sirenas y guardias de gatillo fácil. El Tío Erich no permitiría que sus compatriotas se perdieran el paraíso en la tierra, todo lo hizo por el bien de su pueblo. ¡El Tío Erich era un amor, galla!.
Hasta que el 1989 el muro se desplomó solo, los porfiados hechos a los que tanto les temía Lenin lo botaron sin disparar una sola bala desde aquí hacia allá. ¿Y que quedó?. Quedó el mejor ejemplo mundial sobre la diferencia entre capitalismo y socialismo; para que los que tengan ojos para ver, lo vean.
Máximo.
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