sábado, mayo 24, 2014

LA ARAUCANÍA SIN LEY NI PROPUESTAS.


Mientras la atención del país político parecía capturada exclusivamente por las reformas tributaria y educacional, resurgió el olvidado conflicto –para el resto de Chile– de La Araucanía. En los últimos días hubo cuatro atentados, en que se disparó y quemó a voluntad. Pero más grave, se supo que el fiscal que se la ha jugado por investigar atentados anteriores y condenar a los culpables, ha sido objeto de reiteradas amenazas, tanto que decidió renunciar.
Pero lo más llamativo fueron declaraciones del intendente Huenchumilla cuestionando la demora del gobierno en resolver el petitorio de varios comuneros mapuches que cumplen condena en huelga de hambre. No sólo puso sobre el tapete una presión indebida que era desconocida por el grueso de la ciudadanía y, por lo mismo, fracasada (sólo sirven si causan impacto), que entonces se tornó exitosa, sino que constituyeron un abierto desafío a la autoridad del gobierno central. El intendente se ha caracterizado por “irse por la libre” en el tema, olvidando que su tarea es ser representante y ejecutor de las resoluciones y políticas del gobierno en la región, y no fijarle las pautas para ésta.
Pero que el conflicto le dé en la cara al gobierno y haya desorden interno para enfrentarlo no tiene nada de extraño, cuando nada se previó al respecto. En efecto, lo único que dice el famoso programa de gobierno sobre el mentado conflicto, es que no se aplicará la ley antiterrorista y que se investigarán los abusos policiales en contra de las comunidades indígenas; o sea, el mundo al revés: ignora a quienes están ejerciendo sistemáticamente la violencia en La Araucanía como medio de imponer un estado de cosas al margen de la ley. No hay que olvidar que en su primer gobierno la Presidenta se querelló por dicha ley y lo propio había hecho antes el hoy ministro del Interior, que firmó querellas conforme a la misma cuando era gobernador, y que ambos utilizaron a la policía. Puede haber un cambio de opinión sincero, en orden a que la represión del delito y penas severas ya no son el camino, pero eso exige tener una ruta alternativa. Y no lo hay, porque no se ha formulado una definición de qué se hará con las reivindicaciones del sector mapuche. Nadie duda de las capacidades personales y profesionales del intendente Huenchumilla, pero se lo nombró por pertenecer a la etnia mapuche, para aparecer políticamente correctos, pero sin que esté claro qué misión se le encargó. Sus declaraciones muestran que no tiene una definida y que está sujeto a la contradicción.
Mientras, las presiones y la violencia pueden seguir creciendo. Es de la mayor gravedad que el amedrentamiento haya saltado de los agricultores, empresas forestales y parceleros, a los funcionarios del Estado encargados de hacer cumplir la ley. Es el ambiente que la ley antiterrorista quiere precisamente precaver, y para eso existe, no para resolver conflictos sociales. Acusarla de no lograr esto último es un eslogan carente de sentido.
El gobierno enfrenta el desafío de cambiar el curso de los acontecimientos en La Araucanía. Nada fácil, si con el discurso debilitó un instrumento jurídico y a los agentes para mantener el orden, y al mismo tiempo carece de propuestas de fondo.
Axelk Buchheister.

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