jueves, junio 27, 2013

OFENSIVA EXTREMISTA: UN ENSAYO (... Y NO NOS QUEJEMOS DESPUÉS).

Ofensiva extremista: un ensayo
Alumnos no vimos. Sólo universitarios lanzando artefactos incendiarios, dijo el general Rodolfo Pacheco, jefe de la Zona Metropolitana de Carabineros. Desde las 3 y media de la madrugada nuestro personal estaba en la calle, porque se sabía de una seria alteración de la normalidad, señaló el alto oficial.


Fue un abuso. Una brutalidad. Una agresión a la fuerza pública y a los medios de comunicación. Para aumentar la presión sobre el Gobierno. Con más de una decena de locales de votación tomados por los exaltados. Y con la salud municipalizada, los portuarios y contratistas del cobre, sumándose a esta movilización.

El presidente de la FECH, Andrés Fielbaum, deslizó un matiz: es una protesta. Un estudiante en La Serena lo dijo: "avalamos todas las formas de lucha" y una pancarta en la capital lo destacaba " Vencer para estatizar. Vencer para controlar" mientras otro letrero en un liceo en toma, resumía esto en un sólo concepto "Subversión"

Así dos comisarías de Carabineros (cuartel del OS-9 y de la Familia) fueron atacadas con bombas molotov; los estudios de radio Agricultura sufrieron el destrozo de los ventanales en las cuatro plantas del edificio corporativo: la Sexta Compañía de Bomberos de Valparaíso idéntica situación; una ambulancia apedreada, saqueos a restaurantes, tiendas y comercio en distintos puntos de la capital, más la destrucción de buses del Transantiago, quedarán, claro, solo en el recuerdo de una jornada de vandalismo.

Evidente. Levantaron más barricadas en decenas de puntos; los encapuchados aumentaron su número. Y el saldo de carabineros heridos fue similar a lo habitual. 

Pero, como señalaron fuentes policiales, esta vez se advirtió mayor concertación en las acciones de los grupos extremistas. Esto mientras Andrés Chadwick llamaba al Congreso a legislar, para proteger a los funcionarios de la policía uniformada. Ciertamente su convocatoria recibirá respuestas tan insólitas como la declaración de Fielbaum " el Gobierno hace un buen tiempo que se convirtió en cómplice de la violencia "

Esta apreciación ¿ define en parte la realidad ? Probablemente. Aunque no en el sentido que Fielbaum le asigna. El Mercurio (25-06-2013) editorializa a propósito de la toma de locales educacionales que " no es posible permitir que grupos exaltados o violentistas destruyan el patrimonio cívico del país " para concluir preguntando " qué país con una democracia madura admitiría algo semejante "

Y esta grave interrogante es perfectamente válida para los sucesos de este miércoles 26 de junio. Porque acá el Gobierno, aparte de anunciar querellas y nuevas normativas, NO toma las medidas "por prudencia" como dice El Mercurio.

El mismo medio, hablando de las tomas y la violencia desatada advierte "ni el país ni sus autoridades pueden admitir que el Estado de Derecho sea atropellado. No cabe tolerar que estos elementos (extremistas) ... se impongan por la fuerza sobre la ley y hagan retroceder a la democracia"

Pero esa prudencia, pusilánime, ha dado forma a toda una política desprovista de coraje y temerosa frente a la presumible reacción de la izquierda y los "ultrones" que participan con el rostro cubierto pero con las órdenes de marcha claras y desembozadas.

Esta administración, buena para gestionar pero pésima en  cuanto cumplir el mínimo exigible en materias de seguridad pública, está en su ocaso y su despedida; en el breve lapso de unos meses, nos abandonará legándonos ese sello cobarde, de no hacer nada para no temer nada.

Porque su conducta habitual fue desautorizar a Carabineros,  restarle atribuciones, medios de disuasión y cursar bajas, para que finalmente el propio General Director debiera aclarar la situación institucional a algunos diputados, excelentes en la crítica pero nulos en sus aportes objetivos.

Acá muchos mienten. Dirigentes estudiantiles, partidos políticos, alumnos radicalizados, medios de comunicación, editores y periodistas en una infame competencia por agradar a los extremistas y cultores del movimiento, que el propio Sebastián Piñera llamó algún día "una causa noble y hermosa"

DespiertaChile.cl

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