jueves, diciembre 05, 2019

LA SOLEDAD DE CARABINEROS, UNA CANALLADA.



 La sociedad chilena en su conjunto tiene que sentir vergüenza de no levantar un solo dedo en protesta por la soledad en que las autoridades dejaron a Carabineros en días tan aciagos para la democracia.  En una repudiable conducta “correctamente política”, el Gobierno, dirigente políticos, congresistas y el periodismo satanizan a la policía uniformada en su desigual lucha contra la barbarie y el odio ideológico que originó la insurrección extremista.

No debe existir en el mundo una policía más reprimida que la de Chile, y reprimida por el temor de sus jefes civiles al “qué dirán” y el pavor a la pertinaz intromisión de decenas de entes de organismos internacionales, todos en manos del socialismo, que no investigan, sino dan fe de falsos testimonios de presuntas “víctimas” de estas adoctrinadas fuerzas que destruyen, saquean, incendian y con tiempo para atacar y herir a quienes deben neutralizarlas por orden de la Constitución.

Tras el retorno de la democracia, en 1990, el comunismo logró el objetivo prioritario que se juró a sí mismo: poner de rodillas al Ejército y enjuiciarlo. Lo consiguió en parte gracias a la generosa colaboración de la dictatorial Justicia izquierdista y al entreguismo de un ex Comandante en Jefe, Emilio Cheyre.

En cambio, y esto configura toda una particularidad, Carabineros, que también se involucró en el régimen militar, no ha sido víctima  del revanchismo de la izquierda por una razón muy simple: representa a la ley en su función pública.

Desde que se tiene registro de protestas públicas –como el alza de dos centavos en el valor del boleto de los tranvías, en 1929-, Carabineros se ganó el repudio de quien sale a la calle a manifestar públicamente su disconformidad por cualquier cosa, alterando el orden.

Al revés de otras instancias armadas, Carabineros es depositario de un mandato constitucional, y por tanto legal, de preservar la paz de la población. Cuando se producen enfrentamientos entre quienes están facultados para reestablecer la paz ciudadana y entre quienes vandálicamente la alborotan, jurídicamente, siempre, la razón está de parte de la policía.

Para trabar su accionar siempre regido por la ley, los alteradores del orden Idearon un concepto destinado a perforar la fidelidad de la ciudadanía, que confía y recurre a Carabineros hasta en las más insólitas situaciones: “el desmedido uso de la fuerza”.

Un paraguas tan amplio y tan vago como éste es el que permitió que, recurriendo a él, hasta las autoridades que deben respaldar a Carabineros se hayan puesto del lado de los vándalos extremistas. Cualquier chileno medianamente pensante debe experimentar un gran bochorno al escuchar las constantes letanías del Presidente de la República y de sus ministros del Interior y de Justicia, quienes no cesan en dar explicaciones a sus adversarios políticos –que intentaron sacarlos a la fuerza del poder- por culpa de  los policías sometidos a sumarios y por otros en manos de los tribunales “por malos tratos, abusos y violaciones”…Esta incalificable postura de la autoridad de situarse al lado de los saqueadores en un lastimoso afán por parecer ecuánime, induce a pensar que este tipo de personajes sí se merecen estar pasándolo mal.

Con la cómplice amplificación del periodismo se ha difundido y entregado a los arbitrarios agentes de derechos humanos - que oficial o clandestinamente pululan por las calles de Santiago- que Carabineros “ha asesinado” a 25 compatriotas, siendo que apenas 5 de estas víctimas están comprobadas que cayeron en enfrentamientos y no sólo con la policía: el resto pereció en incendios, saqueos y ajustes de cuentas; les imputan que por sus disparos de balines de caucho, 200 ‘inocentes’ jóvenes perdieron o quedaron con sus globos oculares dañados, siendo que son sólo 7,  y 43 muchachas fueron violadas en las comisarías, pero a la fecha no hay un solo funcionario imputado ni menos condenado.  Hubo una denuncia al respecto contra la unidad de San Bernardo, y luego de que los fiscales revisaran todas las cámaras de vigilancia del interior del cuartel nada hallaron.

Por tratarse de un contingente que no da abasto a los demandantes requerimientos de una insurrección ideológica, sus funcionarios duermen en promedio, como máximo, cuatro horas y su alimentación es tan distante como precaria, al revés de los sublevados que reciben sus raciones programadas y portadas en vehículos especiales para que su “resistencia” no tenga flaquezas.

En un hecho sin precedentes en la historia de las fuerzas policiales del mundo, a la chilena, el propio Gobierno amagado y tambaleante, le prohibió que utilizara balines de caucho en situaciones extremas y le restringió el uso de gases disuasivos “por contaminantes”. ¿Cómo se defenderán?: 148 comisarías han sido atacadas con bombas y pedradas.

Sin embargo, esa misma  autoridad encargada de la seguridad interior del país, hace vista gorda con el uso de armamento por parte de los subversivos; con el manejo como instrumento de ataque de fuegos artificiales –prohibido su uso por ley- y con la utilización de machetes para atacar y destruir radiopatrullas y carros blindados…obviamente con personal en su interior.

Las pacifistas mozalbetes participantes de las marchas desafían y provocan a los funcionarios con los peores insultos y gestos procaces en sus propias narices, ello con el propósito de hacerlos reaccionar y transformarse, ellas, en heroínas publicitarias. En el colmo de la arrogancia estas muchachitas, en medio de las escaramuzas les exigen a los carabineros que se identifiquen para, luego, denunciarlos endilgándolos cualquier infracción inventada. Dicha solicitud de identidad, por el contrario, sólo les corresponde por ley a ellos, pero las autoridades de Gobierno los obligan a que deben revelar, a quien se los pida, su nombre y apellido…

Aunque parezca una herejía para un Chile al revés, los héroes de esta terrible tragedia no son los insurrectos que no cesan en sus acciones vandálicas, ni tampoco lo son los congresistas que se atribuyen ser los salvadores de la crisis política, ni menos las autoridades del Gobierno, entumecidas por el pánico.  . Esta masa amorfa, descontrolada, pero que obedece a instrucciones ideológicas precias y planificada, no es la heroína de un movimiento falsamente atribuido a demandas sociales. Los reales y auténticos héroes son los carabineros, provenientes del genuino pueblo al que prometieron defender, y lo hacen con valentía, entereza y patriotismo, pese a las canalladas de quienes más cerca deben estar de ellos.


Raúl Pizarro Rivera.

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