martes, octubre 02, 2018

@evoespueblo DERROTADO.



Los jueces de la Corte Internacional de Justicia CIJ, no paran de sorprender. Esta vez por 12 votos a 3 -incluyendo en estos últimos al juez ad-hoc nombrado por Bolivia, Ives Daudet- dieron la razón a Chile, señalando que nuestro país, nunca contrajo la obligación de negociar, al momento de entablar conversaciones con los gobiernos de La Paz. Fuese esto en los intercambios diplomáticos entre 1920 y 1950, en  la proposición del Presidente Augusto Pinochet a su homólogo Hugo Banzer de 1975; y ni siquiera en los 13 puntos de la Agenda sin Exclusiones de Michelle Bahelet.  Y desestimó los ocho argumentos planteados por Eduardo Rodríguez Veltzé Agente del vecino país.
De este modo concluyó el juicio ante el tribunal de La Haya que se prolongó por cinco años. Bien pudo Chile ahorrarse las inaceptables bravatas, insultos y demasías de Evo Morales, como su afirmación de marzo de 2018, de que “Antofagasta fue, es y será territorio boliviano”, si los propios jueces de la CIJ hubiesen acogido la cuestión previa planteada en su oportunidad, por nuestros agentes. Todo eso estuvo demás. Desde el artificioso y barroco argumento de los supuestos “derechos expectaticios” un engendro pergeñado por el español Antonio Remiro Brotons, un jurista recomendado a Bolivia por el propio Baltasar Garzón, hasta aquello del atraso por la mediterraneidad, la invasión y otras afirmaciones. Ese empeño fue derrotado… por ahora.
Porque Morales lo reiteró: no cederá. Para él -y sus aspìraciones de reelegirse por un cuarto período, violando lo establecido en su propia Constitución- lo de la salida al mar es “un tema pendiente; Bolivia nunca va a renunciar a romper el enclaustramiento”, aseguró en sus primeras declaraciones al salir de la CIJ. Esto mismo dijo su vicepresidente Alvaro García Linera, quien quiso argumentar, instrumentalizando frases de la Corte, que tanto la ONU como la OEA consideran algunos “mecanismos”, los que no especificó, para continuar la demanda política.
El ex canciller Heraldo Muñóz, en un arranque de entusiasmo, declaró: “este caso se acabó”: Ante La Haya será. Porque Evo Morales necesita de esta herramienta política para consolidar su hipotético cuarto período. Él ocupa el poder desde 2006. Y debemos esperar el próximo movimiento que emprenderá. Chile -no se ve alguna evidencia en contrario- seguirá a la defensiva aguardando una ofensiva comunicacional y algún nuevo emplazamiento, tal vez en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde es miembro no permanente. Hasta junio del presente año ocupó la presidencia del órgano.
Favio Vio Valdivieso, cree que Chile debe salir del Pacto de Bogotá para no seguir expuesto a “causas artificiales”; esta vez, la Corte no recurrió a instrumentos “extrajurídicos” como los que utilizó en la demanda marítima de Perú contra Chile, dijo. Pero previene que “tenemos que estar preparados para nuevas acciones de Evo” y ya sabemos que el inventario imaginativo de La Paz resulta inagotable. Conspira contra esto, la oportunidad. Chile, demandó a Bolivia por el río Silala. Ese caso está en trámite, así como la consiguiente contra demanda de nuestros vecinos. Y aunque Chile también anunció que junto a Colombia acusará a Nicolás Maduro, el genocida, por sus gravísimos atropellos de su régimen a los derechos humanos del pueblo venezolano, esta vez se trata de la Corte Penal Internacional, otra entidad también dependiente de la ONU, aunque es un organismo distinto al de La Haya.
A la vez, duerme el caso del llamado “triángulo terrestre” una faja de tierra de 37.610 mts2, sin acceso al mar y que podría desencadenar otra querella de Perú contra nuestro país, ante la misma CIJ ¿De nunca acabar?. Así parece. Porque las causas artificiales florecen conforme las necesidades políticas de los mandatarios de nuestros complicados países “hermanos”.

VoxPress.cl

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