sábado, agosto 12, 2017

VENEZUELA: EL PC, CONFECH Y FRENTE AMPLIO NO REPRESENTAN A CHILE.



La elección del domingo 30 de julio pasado en Venezuela y sus respectivos coletazos no han hecho más que confirmar como el gobierno de Maduro se terminó transformando en una dictadura represiva. A la detención de López y Ledezma, se suma ahora la confirmación de fraude electoral por parte de la empresa encargada del recuento de votos, al igual que en el plebiscito del ’80 en Chile, allá también hubo más votos que personas, típica práctica dictatorial sea de izquierda (Maduro) o derecha (Pinochet). El tema no es menor porque la empresa encargada, es la misma que ha supervisado todas las elecciones desde que Venezuela tiene voto electrónico y es la primera vez que confirma que hay a lo menos un millón de votos extras que nadie sabe de quién son.
No hay que ser experto para darse cuenta que la votación por la formación de la Asamblea Constituyente en Venezuela fue un fraude, desde aquella mañana en que Maduro muestra su carnet y dice que no está habilitado para votar, que todo intento por demostrar trasparencia se cayó a pedazos y desde esa hora en adelante que Caracas y sus alrededores han caído en la represión más profunda, si los muertos ya superan los 150, nada vaticina que las cifras se incrementen exponencialmente en el transcurso de los días.
Cabe destacar el repudio internacional que ha tenido este referéndum y el desconocimiento generalizado por parte de varios países, como Argentina, Perú, Brasil, Colombia, Canadá, Costa Rica, Chile, México, Panamá, Paraguay, Estados Unidos, Guatemala y la Unión Europea, todos ellos han sido críticos del proceso electoral. Algunos hasta han aplicado sanciones al régimen de Maduro.
Como es de esperar aquellos países seguidores de la corriente Chavista como Bolivia, Nicaragua y El Salvador han celebrado las elecciones; como también lo ha hecho, pero de manera más sutil Ecuador y Rusia. A ellos se suman los países dependientes de Venezuela por el acuerdo PetroCaribe quienes han optado por mantener silencio que a estas alturas debe ser asumido como cómplice, no sé si por convicción o conveniencia.
Pero en Chile ha pasado una situación bien particular y digna de analizar. El gobierno ha repudiado la elección, el congreso votó unánimemente un acuerdo para desconocer la Asamblea Constituyente (pese a que justo Guillier se ausentó de la sala en ese momento); sin embargo, el Partido Comunista -integrante del actual gobierno de Bachelet- apoya lo que ellos han definido como la “democracia” en Venezuela, lo mismo con el Frente Amplio, hoy tercera fuerza de cara a las próximas elecciones presidenciales y la Confech que representa a los alumnos de Universidad de Chile, la más antigua y tradicional de nuestro país. Confirmando ese compromiso instrumental de la izquierda con la democracia o, dicho de otra forma, la capacidad camaleónica del PC y su entorno de acomodarse a su verdad y no a la verdad
Y es aquí donde se produce la paradoja más tradicional en la historia chilena. El PC que vivió en carne propia la dictadura militar chilena, que sufrió detenciones arbitrarias -como las vividas por dirigentes venezolanos- y que vio como el año 1980 se votaba fraudulentamente por una Constitución que los proscribía, hoy defiende otra dictadura que cae en los mismos actos contra los Derechos Humanos. ¿En qué minuto una dictadura es buena y la otra no? ¿Es el hecho de que supuestamente Venezuela tenga “libertad de prensa” lo que la hace democrática?
Maduro recién el 1° de agosto advirtió que no tolerará campañas en contra de su gobierno por parte de los medios y tanto la Human Rights Watch y Reporteros Sin Fronteras han acusado a la dictadura venezolana de persecución a los diferentes medios de comunicación. La eliminación completa de la prensa es algo imposible en un mundo interconectado como el actual. No es comparable con la censura de la década del ’80 y, así y todo, aquellos que teníamos acceso a una radio de banda corta, escuchábamos en la noche la Radio Moscú, o escuchábamos la Cooperativa y Chilena; o leíamos Apsi, Análisis, Hoy y Mensaje (alternando entre cuál estaba censurada y cual no).
La postura de la izquierda chilena en este caso es impresentable, no solo internamente, sino en especial con el resto del mundo, y al igual como ellos criticaron, con justa razón, a los partidos de derecha que defendían el régimen pinochetista y valoraban los esfuerzos de la OEA y la ONU por sancionar la dictadura militar, hoy debieran abrir su margen de tolerancia para reconocer lo que a todas luces Venezuela vive y eso no los hará menos comunistas, solo más demócratas.
Todos aquellos que repudiamos y condenamos con vehemencia la dictadura en Chile, hoy también condenamos con la misma fuerza la tiranía de Maduro.
Dictadura es dictadura, independiente del color político, económico o religioso de quién la dirija y ante eso todo aquel que se considere demócrata debe actuar y levantar la voz.
Felipe Vergara.

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