SOBERBIA Y LOCURA EN MICHELLE BACHELET.
Las personas informadas sabemos que los progresistas, izquierdistas, socialistas y, por último, son soberbios por naturaleza. Ellos saben mejor cualquiera cosa que la mayoría de las personas que no comulgan con sus ideas. El ejemplo más elocuente lo vimos cuando se aprobó la reforma de Educación con la Ley de Inclusión en este gobierno que al final termino con los colegios particulares subvencionados. Una nota periodista decía que los muchos de éstos había bajado su matrícula, ya sea por la Reforma o porque las “tomas”, según los “expertos”. Me asombro eso de que hubiese “tomas”, cosa que antes no había en esos establecimientos. A la Nueva Mayoría no le importo que los padres cambiasen a sus hijos de la educación municipal o estatal por los colegios particulares subvencionados. O el dato duro que medio millón de estudiantes se cambiaran. Los padres no sabían lo que hacían, ni tampoco los sostenedores o dueños de esos colegios. En cambio, si lo saben los progres. Por eso, Bachelet pese ufanarse porque estuvo en un liceo coloco a su hijo Sebastián Dávalos en el Colegio Rubén Darío de la Reina, un establecimiento particular pagado que selecciona y lucra de puros ex de la Unidad Popular.
En el programa de Radio Cooperativa “La Historia es Nuestra”, Michelle Bachelet dijo “Pese a lo duro que ha sido este segundo Gobierno no me arrepiento”. En ese sentido, se parece al socialista Ricardo Lagos, quien tampoco se arrepiente de la Unidad Popular. Él dijo para el 40º aniversario del pronunciamiento militar que no había que pedir perdón ni arrepentirse del gobierno de Salvador Allende. Los grandes empresarios y banqueros no les importan ese tipo de declaraciones. Bachelet en un viaje a un país centroamericano elogio el carácter reformista del gobierno marxista chileno, como si el país las hubiera apoyado. Asimismo, tanto Lagos como Bachelet no se arrepiente del prontuario criminal de los grupos terroristas Mir y el FPMR, donde este último la mandataria era conocida como la comandante “Claudia”.
Lo primero que resalta de la entrevista y que ilustra lo dicho en el primer párrafo es, pues, la es la soberbia: “tenía claro que siempre hay expectativas mayores que lo que cualquier Gobierno de cuatro años puede cumplir y que eso podía generar frustraciones”. ¿Cómo alguien puede emplear las palabras “expectativas” o “frustraciones”, si apenas obtuvieron el 33% de los votos y la mayoría del país se ha opuesto a sus reformas? La mayoría no ha tenido ni expectativas ni frustraciones, pues les gusta el modo de vida que tienen.
Chile como he dicho no necesitaba de las llamadas “reformas estructurales”. Más bien habría que llamarlas la Contra reformas a los cimientos o bases de las reformas que hizo durante el Gobierno Militar. Ese es el significado de la retroexcavadora de la Nueva Mayoría. Ella está convencida que sus reformas el país estará mejor, aun cuando hechos han demostrado lo contrario: “estoy segura de que las transformaciones que hemos estado haciendo van a permitir que Chile sea un país más justo y solidario, mejor, con una mirada más colectiva, y eso siempre vale la pena”.
Agregó: "Las reformas se notarán en el largo plazo". En realidad, ya se sienten, pues el país dejo de ser lo serio que era antes.
Chile cambio para peor: “Chile cambió, la gente está más empoderada y hay cosas que no tolera (...) En cada uno de estos procesos hay intereses en conflicto y algunos quieren todo y encuentran que todo (lo que se hace) es poco o es tarde y otros no quieren cambiar nada: ése es nuestro país". Al parece ella no entiende el rechazo ciudadano. ¿No tolera el tráfico de influencias como el caso Caval o la millonaria jubilación que recibió la esposa del socialista Osvaldo Andrade? Cuando ella dice de que “la gente está más empoderada” no se refiere a los movimientos espontáneos que puedan surgir de la ciudadanía, sino a los grupos minoritarios de la Extrema Izquierda a la que pertenece conocidos con el nombre de “Movimientos Sociales”, ya sean los diversos gremios estatales, y sea de afuera del aparato estatal. Dependiendo de la circunstancia, los últimos los manda el Partido Comunista como ocurrió en el Gobierno de Piñera o son mandados por el segundo piso de La Moneda como el grupo “No+AFP”. Una minoría quiere crear descontento o la sensación. Igual que los famosos “Indignados” chilenos que supuestamente estaban contra el modelo económico, que ya sabemos apenas obtuvieron un 33% de los votos.
Al preguntársele por el escaso apoyo como hace notar las encuestas, ella respondió: "Sin duda que cuando las reformas están en curso y no se notan directamente los cambios, la posibilidad de comunicar exactamente para dónde vamos (se complejiza) y se instala más bien la visión de quienes no quieren esos cambios. Eso hace que la gente pueda no evaluar positivamente los cambios, al Gobierno o a esta Presidenta". En conclusión: la gente es tonta, pues no dispone de la información o es un problema de comunicación por parte del gobierno. Las personas que no quieren cambios de la Nueva Mayoría tienen problemas de compresión.
Según ella, sus reformas "van a beneficiar a la gente". Le subió el impuesto a las viviendas y automóviles. La adquisición de una casa se ha paralizado. E insistió que sus reformas se van a notar a largo plazo: “el espíritu que a mí me ha animado es que muchas de nuestras reformas no se van a notar mañana, sino se van a ir notando en el largo plazo". Ya lo notan con el desempleo, la poca o nula inversión privada, etc. El camino hacia el infierno está plagado de buenas intenciones.
Sus últimas declaraciones me han hecho recordar el último discurso de Salvador Allende. En efecto, cuando cambio formato de papel impreso del Diario Oficial a digital ella dijo estas palabras: “que muchos de los grandes cambios registrados en el Diario Oficial fueron aprobados en circunstancias políticas complejas, donde muchas veces no se lograba apreciar el valor de lo que se estaba logrando".
Luego puso el ejemplo del Acuerdo de Vida en Familia, la gratuidad educacional, entre otras: "es lo que, a veces, parece ocurrir con cambios tan trascendentales como una educación gratuita y de calidad o como el fin del (sistema electoral) binominal, el Acuerdo de Vida en Pareja o el cambio al sistema previsional". Los presidentes y ex presidentes tiene un sistema aparte de previsión, que llega ser obsceno y una falta de respeto total a las personas.
De nuevo la soberbia por criticar u oponerse a esas iniciativas: "No dejemos que la pequeña escaramuza política, con sus ruidos y sus prejuicios, nos impida apreciar el enorme valor de estas iniciativas". Se le nota la locura. En esa misma nota, hacen ver que el Presidente tiene apenas un respaldo del 19%, según la encuesta Cadem. Las personas que se oponen a los cambios tendrán sus buenas razones. Eso es ruido. Y así dijo cuando termino el año pasado en un discurso por la televisión: “Sabré escuchar la voz de ustedes para mejorar”. Las expresiones mencionadas más arriba se condicen con su llamado al consenso. Si es esto último, se acaba la retroexcacadora. Ganar tiempo igual que en los últimos días de Allende.
Muchos siguen ciegos. Ese el caso del economista Leonidas Montes, quien dice los partidarios de la retroexcavadora salen perdiendo: “Yo creo que se jodió la Nueva Mayoría radical, la de la retroexcavadora”. No quiere reconocer que la conductora de la maquinaria es Bachelet.
A ella no le importa la deuda pública, la incerteza jurídica, ni la delincuencia, ni la violencia terrorista en la región de La Araucanía, ni los asaltos a automóviles, ni las turbas que entrar a los negocios.
¿Cómo no he dado cuenta que Chile cambió? Mis prejuicios me impiden ver lo bueno de las reformas.
¿Cómo no he dado cuenta que Chile cambió? Mis prejuicios me impiden ver lo bueno de las reformas.
Javier Bazán Aguirre.
http://simposiolibertario.blogspot.cl/
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