martes, noviembre 10, 2015

LA AUSENCIA DE LA PRESIDENTA EN LA ARAUCANÍA.



No es la primera que vez lo repetimos: la Presidenta Michelle Bachelet no ha visitado de manera oficial la región de La Araucanía desde el inicio de éste, su segundo período presidencial. Únicamente lo ha hecho dos veces, pero por motivos puntuales: sus vacaciones en el lago Caburgua y algunas pocas horas después de la erupción del volcán Villarrica.
Otro dato que no pasa inadvertido: es la única región del país a la que se ha negado venir una y otra vez, pese a que muchos la han invitado y otros tantos casi le han suplicado que lo haga. Y esto ya no es casualidad. Es evidente que la Presidenta, lisa y llanamente, no quiere viajar a La Araucanía. ¿Por qué lo evita? Es la pregunta que muchos quisiéramos responder, aunque podemos intuir algunos motivos.
El primero: ya habría tirado la esponja con La Araucanía. La región es un fierro caliente y sencillamente nunca quiso tomarlo. Eso no sólo demostraría una alta irresponsabilidad, sino además una falta de liderazgo poco antes vista en la política chilena.
El segundo: hacer lo que corresponde, partiendo por reconocer que en La Araucanía hay terrorismo y que hay que frenarlo con todas las herramientas al alcance, sería impopular. Y dado el rechazo que ya la Presidenta exhibe, involucrarse en un tema tan sensible y delicado podría ser aún más negativo para su ya deteriorada imagen. Dicho de otro modo, políticamente no le convendría. Lo anterior es notorio, porque cada vez que se pide que se respete el Estado de Derecho, las organizaciones indigenistas se escandalizan y comienzan a repetir la victimización de siempre, lo cual para el gobierno sería preferible mantenerse al margen para no quedar como los malos de la película. Es decir, la fría calculadora funcionando al máximo.
El tercero: porque simplemente no tiene, o nunca tuvo, un plan de gobierno para la región. Al fin y al cabo, ni con el ex intendente Huenchumilla, ni menos aún con Andrés Jouannet, se han dado señales claras al respecto.
Hace nueve meses nuestro Movimiento Paz en La Araucanía intentó reunirse con la Presidenta Bachelet aprovechando que se encontraba en Caburgua. Teníamos la esperanza de que nos recibiera, pese al aparataje de seguridad que se montó en las cercanías de su casa de veraneo, y finalmente sólo fue posible entregarle una carta a través de uno de sus escoltas. Mantuvimos la esperanza en que al menos habría una respuesta, pero nada ha ocurrido hasta hoy. Y eso decepciona y también disgusta, porque pareciera que a la mayor autoridad del país no le interesan las víctimas de la violencia en el sur.
Es por tal motivo que esperamos que la Presidenta se manifieste pronto y sea honesta, que al menos tenga un mínimo gesto y aclare su posición: o su gobierno tiene la intención de resolver el problema, o derechamente que diga que, en lo que resta de su mandato, continuará ausente y no se involucrará, para que al menos sepamos a qué atenernos. Tanto las víctimas como el resto de los habitantes de la región merecen una respuesta de su parte, una respuesta que ya no puede seguir posponiéndose. Porque a esta altura, me atrevo a sugerir, su silencio está tomando un peligroso matiz a complicidad.

Alejandro Martini Iriarte 
Movimiento Paz en La Araucanía.

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