viernes, septiembre 27, 2013

EL ÚLTIMO GOLPE DE LA NUEVA DERECHA.



Cuando salió electo y asumió la presidencia de la República, Sebastián Piñera, no estaba en su programa de gobierno cambiar la doctrina o principios de la Derecha liberal conservadora, para usar la expresión norteamericana. Después de todo, en lo que se llama ‘Derecha’ conviven diversos sectores, desde conservadores hasta liberales y libertarios. Con todo, desde que asumió en marzo del 2010, vimos al Gobierno empeñado en agraviar a sus electores y ser zalamero con la Izquierda. Esta la foto del ex ministro de Interior, Rodrigo Hinzpeter con la pintura de Salvador Allende al fondo, la petición de renuncia de cada funcionario que ha dicho la verdad al respecto de la Unidad Popular, del Gobierno Militar y del combate al terrorismo, como el ex embajador en Argentina, Miguel Otero, quien sostuvo que el pueblo estuvo feliz, cuando se hubo derrocado el gobierno marxista leninista. Además, está el propio ataque de la Izquierda, quien en sus medios ha utilizado el asesinato de imagen para desacreditar tal o cual funcionario que estuvo ligado al gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden. La propia defensa de Hinzpeter de Salvador Allende, cuando el hermano del mandatario, José Piñera comparó a Allende con Hitler y sus palabras sobre los agentes de la DINA y CNI que seguían laborando en el ministerio de Defensa. Las propias palabras del presidente Piñera, después del rescate de los mineros. En fin, se hacemos un recuento veremos que el gobierno ha ofendido a sus electores no una vez, sino más de diez. La penúltima fue llamar a los civiles que colaboraron con el Gobierno Militar ‘cómplices pasivos’. La última amonestar a la candidata oficialista por haber votado por la opción ‘SI’ en el plebiscito. 
 Por una parte, La Moneda ha atacando perseverantemente a la Derecha. Por otra parte, hemos visto el ataque con el mismo propósito de académicos que escriben en los medios en estos cuatro años. En ambos, con el supuesto fin de ‘modernizar’ el sector. Tanto los políticos como los profesores de universidad forman lo que se ha llamado la ‘Nueva Derecha’, Socialista, Alianza Bachelista, y por último, la Derecha Arrepentida. 
 Ahora bien, uno de los adláteres, por excelencia, es el profesor Gonzalo Bustamante de la Universidad Adolfo Ibañez, una universidad de derecha, junto con su versión más joven, el abogado Cristóbal Bellolio más otras personas que escriben en ‘El Mercurio de Santiago’.Ambos son seguidores del ex ministro de Defensa, Andrés Allamand. Y, por tanto, piñeristas.
Pinche para leer mejor.

 Para la conmemoración de los 40 años del pronunciamiento militar, después del 11 de septiembre, un grupo de académicos y de personas vinculadas a un fundación lanzaron una carta transversal a los medios titulada “A 40 años del Golpe: una declaración generacional” .El coordinador de ese grupo transversal es el ex asesor de La Moneda y director ejecutivo de la Fundación Horizontal, Hernán Larraín Matte. Cabe decir que escuché de esa declaración generacional, mientras veía un poco la entrevista que le hicieron a Larraín Matte. Cuando lo escuché, pensé que era una persona vinculada a la Nueva Mayoría, pues elogiaba al abogado de Izquierda de derechos humanos, José Zalaquett, quien ha sido criticado por Ciro Cárdenas y por mí. Para este abogado, los terroristas no violan los derechos humanos, los militares, sí.
 Los firmantes de esa declaración son Daniel Brieba, Max Colodro, Jorge Ferrando, Macarena Ponce de León, Davor Mimica, Valentina Verbal, Cristóbal Bellolio, Gonzalo Bustamante, Camilo Feres, Javier Sajuria, Roberto Munita, Francisco Irarrázabal, Ignacio Briones, Jorge Fábrega, Slaven Razmilic, Sergio Urzúa, Rafael Sánchez y Andrés Hernando, Roberto Munita y Hernán Larraín Matte.
 La declaración está divida en tres partes: 1. Golpe y sus razones, 2. Violación a los DD.HH. y 3.Verdad y Justicia. Primera parte dice así: “El Golpe de Estado fue la culminación de un proceso de deterioro de la convivencia cívica y de erosión transversal en los valores democráticos y republicanos que habían sustentado la vida política nacional desde al menos 1932. Creemos que las causas de este deterioro fueron complejas y trascienden lo que aquí es nuestra intención abordar, pero ciertamente protagonista entre ellas fue la creciente validación de la violencia como método para conseguir objetivos políticos. La afirmación ideológica del camino de la violencia, el apoyo explícito o tácito a acciones políticas violentas y los llamados a la intervención de las FF.AA. fueron todas formas concretas de dicha validación”. Notamos el análisis es superficial y lleno de falsedades, por ejemplo: “erosión transversal en los valores democráticos y republicanos”. El Partido Socialista y el Mir optaron por la vía armada y la dictadura del proletariado, sin embargo, hay que poner en el mismo nivel a quienes se oponían al totalitarismo. No fue la derecha y los militares. Lo que motivo, finalmente, la intervención militar fue el derecho a la rebelión, como lo hace notar el liberal argentino Alberto Lynch Benegas y el conservador Gonzalo Rojas, basándose en el Acuerdo: "Un gobierno que se arrogue derechos que el pueblo no le ha otorgado incurre en sedición". Rojas cita: "el actual Gobierno de la República, desde sus inicios, se ido empeñado en conquistar el poder total, con el evidente propósito de someter a todas las personas al más estricto control económico y político por parte del Estado y lograr de ese modo la instauración de un sistema totalitarios" y que "el Gobierno no ha incurrido en violaciones aisladas de la Constitución y de la ley, sino que ha hecho de ellas un sistema permanente de conducta, llegando a los extremos de desconocer y atropellar sistemáticamente las atribuciones de los demás poderes del Estado, violando habitualmente las garantías que la Constitución asegura a todos los habitantes de la República". Luego a estos sesudos profesores universitarios les sale el general después de la batalla: “No obstante, creemos que incluso en la dificilísima situación política, económica y social de entonces, un Golpe de Estado no era ni puede ser una manera aceptable de resolver incluso profundas diferencias políticas”. Intentaron imponer un gobierno totalitario, y sugieren quedarse de brazos cruzados. La rebelión empezó a gestarse antes. Los seudo liberales nos quieren negar el derecho a la rebelión. 
La otra parte se refiere a las violaciones de los derechos humanos. Naturalmente, se refiere a lo que la Izquierda llama violación a los derechos humanos, pues omite, las graves violaciones que ocurrieron bajo la Unidad Popular descritas en el Acuerdo de la Cámara de Diputados, ni que los actos terroristas fuesen considerados una violación a esos derechos. Afirman: “creemos que es fundamental separar dicho análisis de lo que sucedió después: una política de gravísima y sistemática violación de DD.HH. seguida por la dictadura durante sus 17 años en el poder”. Luego agregan: “No hay compatibilidad posible entre defender la democracia y justificar -siquiera parcialmente- una política de violaciones a los derechos humanos y de uso del aparato del Estado como instrumento de terror”. Nada sobre la acción terrorista del los grupos Mir, Frente Lautaro y el FPMR, como si nunca hubiesen existido. Que más izquierdista que esta frase: “del aparato del Estado como instrumento de terror”. Los únicos que estaban aterrorizados eran los terroristas. Si fuesen liberales como dicen ufanarse estos académicos, estarían horrorizados por los juicios a los militares, donde no se cumplen los principios del Estado de Derecho. Si a ellos no les aplicaran las leyes, cómo gritarían. En estos momentos, en democracia a un grupo minoritario se les están violando los derechos humanos. Y estas lumbreras todavía no se han dado cuenta. 
En la parte que se refiere a la Verdad y Justicia, siguen con el relato de la Izquierda. Critican las cacerías de brujas o los emplazamientos, sin embargo, Bellolio y Bustamante la han practicado en sus columnas. Los firmantes nunca han criticado el slogan ‘Ni Perdón ni olvido’. A los partidos de derecha se les pide sacar de sus principios la referencia a la “acción libertadora [de las Fuerzas Armadas] del 11 de septiembre de 1973, que salvó al país de la inminente amenaza de un totalitarismo irreversible y de la dominación extranjera, culminando así una valiente resistencia civil y recogiendo un clamor popular abrumadoramente mayoritario”. Esa afirmación es cierta, ¿Por qué habrían de cambiarla? ¿Por qué no piden demoler las dos estatuas de Allende y cambiarle el nombre al Salón Blanco que tiene el nombre del presidente marxista y borrar todo lugar público con el nombre de Allende, pues él dijo como sabrán “que no era Presidente de todos los chilenos”? Si una persona de derecha, le saca a la Izquierda chilena su pasado totalitario, estaríamos atentando contra la reconciliación. Estos tipos creen que los representantes de los gremios, del comercio y de los camioneros paralizaron el país en la UP, porque no tenían nada más que hacer que someterse a las arbitrariedades del gobierno. En ese momento, Allende perdió. 
No me voy a referir todos por la extensión. Sin embargo, al revisar algunos firmantes de esa declaración veremos que son poco serios. Así, el abogado Cristóbal Bellolio es sabido que votó por Marcos Enríquez Ominani, luego votó por Sebastián Piñera. Durante el gobierno de éste, participó en las primarias de Providencia que hizo la Concertación para elegir al próximo alcalde de esa comuna. En la elección municipal votó por la actual alcaldesa, Josefina Errázuirz quien como sabrán acompaño al líder comunista del grupo Revolución Democrática, el ex líder del movimiento estudiantil, Giorgio Jackson a la notaría a inscribir su candidatura a diputado. Mientras tanto, Bellolio apostaba por Allamand para las primarias de la Derecha. ¿Tiene claro sus coordenadas? Lavín con su Alianza Bachelista u Opus Dei Bachelista quedó chico ante ese travesti.
Por su parte, el profesor de la Escuela de Gobierno de la Adolfo Ibañez ha escrito dos artículos sobre Allende: “Allende y la izquierda del mañana”“Allende: una figura dionisiaca”. En ambos se exalta el culto a la personalidad. En el primer artículo afirma: “Parece pertinente separar la figura de Allende de la Unidad Popular”. Eso también lo repite las personas de Derecha, por ignorancia o porque sienten lástima. Es como decir que él no estaba al tanto de las JAP, de la ENU, de los grupos paramilitares de Izquierda y de las expropiaciones ilegales. Agrega:” En él convivirán su admiración por los procesos revolucionarios, pero su respeto a la tradición institucional en la cual se formó”. Parece que el profesor no conoce las palabras de Allende sobre el Estado de Derecho y el Acuerdo de la Cámara de agosto de 1973. Según este profesor, Salvador Allende: “si bien admira los procesos políticos de países como Vietnam, Cuba y la experiencia del Che, considerará que el camino chileno al socialismo pasa por una vía distinta”. Hace poco escuché las palabras de Ricardo Lagos por la televisión en el seminario “Salvador Allende; República Democrática y Socialista” a cuarenta años del Golpe. El estatista Lagos decía algo así: “En Chile se intento construir un socialismo justo, igualitario, respetuoso de la libertad, pese a la Guerra Fría“. Allende era agente de la KGB. En el segundo artículo afirma: “Allende es de esos políticos que se dan muy de vez en vez, lo cual no hace su gobierno ni mejor ni peor sino que simplemente se constata un hecho: poseía cualidades políticas que no se ven de a menudo”. Allende es como si fuese un Galileo o un Einstein de la política, que cambió los fundamentos de ésta. ¡Qué persona de derecha diría tantas barbaridades!

Otro firmante es, pues, el columnista de ‘La Segunda’ y ex comunista hasta 1991, Max Colodro. Es poco honesto, si lo comparamos con el perdón que realizó el actual ministro de Cultura y novelista, Roberto Ampuero en este último 11 de septiembre: “Como militante comunista en la adolescencia quiero pedir perdón además a mis compatriotas porque entre 1970 y 1973 desfilé por las calles convencido de que a la democracia de Chile había que arrojarla por la borda y de que los sistemas que imperaban en Bulgaria, la Unión Soviética o Cuba eran superiores y dignos de ser imitados”. A Colodro le molesta el pasado totalitario y violentista de la Izquierda, que prefiere blanquearle el pasado. 
Si los firmantes o apaciguadores hubiesen estado en tiempos de la UP, estaríamos hoy en día bajo una dictadura comunista, y la Izquierda ‘hubiese ganado tiempo’ como quería Fidel Castro.
Javier Bazán Aguirre.

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