martes, junio 11, 2013

VENEZUELA INOPERANCIA CONTINENTAL.


Son preocupantes las noticias que llegan desde Venezuela:
1) las elecciones se llevaron a cabo sin la presencia de misiones de observación imparciales y confiables;
2) hubo indicios de fraude denunciados por la oposición;
3) el organismo electoral se negó a hacer el escrutinio de los votos en su debido momento;
4) una ministra anunció estar preparando la celda para alojar al líder de la oposición;
5) en la Asamblea Nacional se negó la palabra a los representantes de la oposición;
6) en la misma Asamblea miembros del partido de Gobierno propinaron una golpiza terrible a algunos asambleístas de la oposición ante la risa del presidente de esa instancia;
7) el presidente de la Asamblea Nacional amenazó con poner en práctica ‘ideas locas’ para poner en su sitio a la oposición;
8) el presidente en ejercicio, Nicolás Maduro, aseguró conocer a quienes no votaron por él en las elecciones.
Todo esto debería ser suficiente para poner en acción los mecanismos continentales en defensa de la democracia y, sin embargo, apenas existen reacciones. Con esta actitud, la izquierda continental queda totalmente desprestigiada en cuanto a la defensa de la democracia y los derechos humanos que tanto se ufanan en utilizar contra los Gobiernos dictatoriales del pasado. La afirmación de Maduro, en cuanto a saber quiénes no votaron por él, es sumamente grave tanto si es cierta como si es falsa. Si es cierta, demuestra que el sistema electrónico de votación no respeta el secreto del voto. Si es falsa, de todas maneras representa una amenaza y una intimidación contra quienes no votaron por el partido de Gobierno, algo inaceptable en una verdadera democracia.
Por supuesto, esperar una reacción en defensa de la democracia de regímenes como el de Evo Morales, Rafael Correa o Cristina Fernández sería equivalente a esperar que Videla critique a Pinochet por abusos contra la disidencia. Estos son regímenes que, al igual que los de Rafael Videla, Hugo Banzer y Augusto Pinochet en su época, estaban dispuestos a lo que sea por mantener el poder y parte de ello consistía en cubrirse las espaldas los unos a los otros.
Uno esperaría otra reacción de Gobiernos como Brasil, Chile o México, y de organizaciones como la OEA o la ONU, pero todos han preferido no molestarse ni molestar. Habrá que preguntarse para qué sirven estas organizaciones y todos los documentos que se firman en defensa de la democracia si a la hora de la verdad quedan en letra muerta.
http://www.eldeber.com.bo/vernotacolumnistas.php?id=130520210834
Javier Paz García.
Analitica.com

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