EL "EFECTO ALLENDE".
Una de las herencias más nocivas que le dejó Salvador Allende al país (y no fueron pocas), fue el "efecto Allende", que se define más o menos así: "Por muy pocos votos que tengas, por mal que te vaya en las elecciones y en las encuestas, si tienes suficiente paciencia y nunca dejas de candidatearte, algún día llegarás a ser Presidente de la República".
Allende se presentaba siempre y perdía siempre. Lo tomaba con humor, porque en una entrevista le preguntaron cuál iba a ser su epitafio y contestó: "Salvador Allende, Futuro Presidente de Chile".
Y, en realidad, no ganó nunca, porque tampoco lo logró en 1970, pues todas las encuestas bien hechas aseguraban que ganaría Jorge Alessandri, lo que llevó a un grado de confianza sin límites en la derecha, que no se preocupó de algo fundamental, como lo era el tener un apoderado en cada mesa de todo el país. Como Tomic y Allende habían hecho un pacto secreto contra Alessandri (eso está bien documentado), en las numerosas comunas populares, donde Alessandri tenía muchos votos pero carecía de apoderados, los vocales de mesa DC e izquierdistas se repartían equitativamente sus votos, para lo cual bastaba que el presidente de la mesa leyera cada cédula para él como si fuera de Allende y de Tomic, por mitades.
Esto no lo puedo probar sino por presunciones, constituidas por las encuestas serias de la época. Como Allende ganó por 39 mil votos entre cuatro millones, el fraude fue suficiente para asegurarle la victoria en las urnas contra Alessandri y el pacto con Tomic suficiente para garantizarle que la DC obraría como siempre, pavimentándole el camino al marxismo en el Congreso Pleno, cosa que entonces hizo, había hecho antes, hace hoy y seguirá haciendo per sécula seculórum, porque está en su ADN. Y el "efecto Allende" probó su eficacia, pues tanto fue el cántaro al agua que al fin Allende gano la Presidencia.
Sebastián Piñera aprendió el "efecto Allende", pues vio postergadas sus pretensiones presidenciales en 1993, como consecuencia del "Piñeragate" desatado a partir de la versión de una grabadora Kyoto, operación que tuvo su origen en que Evelyn Matthei iba mejor que él en las encuestas. Después, en 1999, insistió en su candidatura, pero tampoco logró remontar en las encuestas, el candidato fue Lavín y aquél no participó en la campaña. No se desanimó y en 2005, también a la zaga en las encuestas, logró ser candidato de RN, dividiendo a la derecha. Y pasó a segunda vuelta contra Michelle Bachelet, quien declaró algo muy importante, pero casi nadie se dio cuenta, como les sucede a los chilenos con las cosas importantes que se dicen: "Muchos de mis partidarios me dijeron que votarían por Piñera en la primera vuelta para evitar que pasara Lavín". Porque, claramente, Piñera es el mal menor para la izquierda... y lo sigue siendo, como lo ha demostrado en su gobierno. Bueno, y al final, por cansancio, amenazando (electoralmente) a quienes debía amenazar, halagando a otros y comportándose como el Alcalde de la Pérgola de las Flores, que es el personaje más parecido a Piñera de todo el folklore nacional (su lema: "le digo a todo el mundo que sí y luego hago lo que me conviene más"), ganó la Presidencia de la República, pese a mi férrea e inclaudicable oposición, que el pueblo, a estas alturas, a través de las encuestas, demuestra haber comprendido que era sólidamente fundada.
Pero el "efecto Allende" volvió a operar y quedó todavía más consolidado. Entonces, políticos que llevan la banda presidencial en su cartapacio (es decir, todos), aunque resulten castigados en las encuestas, aunque no tengan ni siquiera apoyo en su casa a la hora del té y aunque carezcan de toda posibilidad verosímil de ser electos, van a seguir insistiendo en su empeño, diseñando estrategias, urdiendo combinaciones y preparando sus programas de gobierno, porque la historia les enseña que nunca debe perderse la esperanza de que, de repente, salte la liebre.
HERMÓGENES PÉREZ DE ARCE.
http://www.blogdehermogenes.blogspot.com/
Allende se presentaba siempre y perdía siempre. Lo tomaba con humor, porque en una entrevista le preguntaron cuál iba a ser su epitafio y contestó: "Salvador Allende, Futuro Presidente de Chile".
Y, en realidad, no ganó nunca, porque tampoco lo logró en 1970, pues todas las encuestas bien hechas aseguraban que ganaría Jorge Alessandri, lo que llevó a un grado de confianza sin límites en la derecha, que no se preocupó de algo fundamental, como lo era el tener un apoderado en cada mesa de todo el país. Como Tomic y Allende habían hecho un pacto secreto contra Alessandri (eso está bien documentado), en las numerosas comunas populares, donde Alessandri tenía muchos votos pero carecía de apoderados, los vocales de mesa DC e izquierdistas se repartían equitativamente sus votos, para lo cual bastaba que el presidente de la mesa leyera cada cédula para él como si fuera de Allende y de Tomic, por mitades.
Esto no lo puedo probar sino por presunciones, constituidas por las encuestas serias de la época. Como Allende ganó por 39 mil votos entre cuatro millones, el fraude fue suficiente para asegurarle la victoria en las urnas contra Alessandri y el pacto con Tomic suficiente para garantizarle que la DC obraría como siempre, pavimentándole el camino al marxismo en el Congreso Pleno, cosa que entonces hizo, había hecho antes, hace hoy y seguirá haciendo per sécula seculórum, porque está en su ADN. Y el "efecto Allende" probó su eficacia, pues tanto fue el cántaro al agua que al fin Allende gano la Presidencia.
Sebastián Piñera aprendió el "efecto Allende", pues vio postergadas sus pretensiones presidenciales en 1993, como consecuencia del "Piñeragate" desatado a partir de la versión de una grabadora Kyoto, operación que tuvo su origen en que Evelyn Matthei iba mejor que él en las encuestas. Después, en 1999, insistió en su candidatura, pero tampoco logró remontar en las encuestas, el candidato fue Lavín y aquél no participó en la campaña. No se desanimó y en 2005, también a la zaga en las encuestas, logró ser candidato de RN, dividiendo a la derecha. Y pasó a segunda vuelta contra Michelle Bachelet, quien declaró algo muy importante, pero casi nadie se dio cuenta, como les sucede a los chilenos con las cosas importantes que se dicen: "Muchos de mis partidarios me dijeron que votarían por Piñera en la primera vuelta para evitar que pasara Lavín". Porque, claramente, Piñera es el mal menor para la izquierda... y lo sigue siendo, como lo ha demostrado en su gobierno. Bueno, y al final, por cansancio, amenazando (electoralmente) a quienes debía amenazar, halagando a otros y comportándose como el Alcalde de la Pérgola de las Flores, que es el personaje más parecido a Piñera de todo el folklore nacional (su lema: "le digo a todo el mundo que sí y luego hago lo que me conviene más"), ganó la Presidencia de la República, pese a mi férrea e inclaudicable oposición, que el pueblo, a estas alturas, a través de las encuestas, demuestra haber comprendido que era sólidamente fundada.
Pero el "efecto Allende" volvió a operar y quedó todavía más consolidado. Entonces, políticos que llevan la banda presidencial en su cartapacio (es decir, todos), aunque resulten castigados en las encuestas, aunque no tengan ni siquiera apoyo en su casa a la hora del té y aunque carezcan de toda posibilidad verosímil de ser electos, van a seguir insistiendo en su empeño, diseñando estrategias, urdiendo combinaciones y preparando sus programas de gobierno, porque la historia les enseña que nunca debe perderse la esperanza de que, de repente, salte la liebre.
HERMÓGENES PÉREZ DE ARCE.
http://www.blogdehermogenes.blogspot.com/
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