domingo, marzo 11, 2012

UNA DERECHA CIEGA... BASTANTE CIEGA!!!




La derecha política chilena desde hace ya muchos años, hoy gobernando, antes desde la oposición, ha tenido una característica: por un motivo u otro hay temas que pareciera mirar de reojo para dejarlos pasar como si no existieran. Dicho en chileno, la derecha se “ha hecho la tonta” con ciertos asuntos que era esperable que enfrente, sea por patriotismo, sea por simple realismo político. Esta actitud ha prolongado ciertos problemas o injusticias que reclaman con urgencia una solución o ha terminado provocando que los problemas le exploten en la cara al gobierno. Ahora me referiré a dos: el del centralismo y el de la injusticia de los militares inocentes encarcelados.
El más evidente en estos días, por los acontecimientos de Aysén, es el del problema grave que genera el centralismo. Chile es un país en el que ya en el año 2002 más del 40% de la población vivía en la Región Metropolitana, en el que el año 2006 casi el 50% de la actividad económica  tenía lugar en Santiago, en el que todas las casas matrices (excepto una, si no me equivoco) de las grandes empresas están en Santiago, incluyendo la de TODAS las empresas del Estado, con la concentración de los más altos sueldos de Chile –poder adquisitivo– en una sola ciudad, en el que… suma y sigue. Este centralismo, sin embargo, tiene una cara aun peor: Chile es un país en el que se confunde lo que tiene que ver con la capital con lo nacional. Lo que no tiene que ver con la capital es regional. Esto produce que los problemas de regiones “no sean vistos”, no sean entendidos o, simplemente, no les interesen a los miembros de la clase dirigente nacional que habitan, por supuesto, en Santiago. Se trata del centralismo mental. Esto, en la práctica, tiene muchas manifestaciones, pero la peor de todas es la concentración espacial de las decisiones. Todas las grandes decisiones de Chile se toman en Santiago. El resultado es que se gobierna pensando que se resuelven los problemas de la nación, enfrentando los problemas de Santiago. El famoso Transantiago es sólo un terrorífico botón de muestra.
Ya hace rato se venía advirtiendo que en algún momento estallaría el conflicto regional. Ya hubo problemas graves en Magallanes. Hoy están en Aysén. Pero los problemas no son sólo de esas regiones. TODAS las regiones tienen problemas derivados del centralismo. ¿Y si hubiese un estallido general de protestas? Hoy esta posibilidad no pertenece a la política-ficción.
Se me dirá, con toda razón, que este problema, si real, no es sólo de este gobierno de derecha, sino que es un problema secular. Es cierto, pero eso confirma el diagnóstico, no lo anula. La derecha, que llegaba para solucionar los grandes problemas de Chile que la Concertación había vadeado o directamente creado ha sido más de lo mismo. Pareciera que la comodidad que el centralismo ofrece al político, le lleva a ignorar o, si se da cuenta, a hacerse el… tonto, con el problema. Al final, lo que hay son reacciones circunstanciales a las explosiones que se van presentando, pero nada respecto de una política que desconcentre espacialmente la riqueza, el poder, la población, la cultura, etc.
Hay un segundo problema que la derecha no ha querido ver, pareciera que por simple cálculo político de la peor especie. Es el problema de justicia que existe con los militares en Chile. TODOS sabemos que en Chile se han cometido graves irregularidades en los juicios contra militares, lo que ha llevado a que se encuentren en prisión muchos que son completamente inocentes. Todos sabemos –para qué nos vamos a sacar la suerte entre gitanos– que lo que ha habido es una venganza política y no una búsqueda de justicia. No se trata de que los militares que verdaderamente cometieron crímenes no deban pagarlos. Se trata de que los que no los cometieron no estén presos injustamente. Piñera hizo promesas de campaña en este sentido. Muchos miembros de la derecha saben que hay militares presos, con los que ellos en su momento trabajaron o con los que incluso cultivaron amistad, que SON INOCENTES. Pero como ellos piensan que tendría un costo político muy grande hacerse cargo del problema, porque inmediatamente estaría toda la izquierda chilena e internacional vociferando contra ellos y acusándolos de pinochetistas, entonces prefieren mirar para el lado y hacer como si esta injusticia no existiera. Pero una sola persona presa injustamente en un país es un problema grave de bien común. Es un problema que clama al cielo por su solución. Pero hasta ahora, la derecha padece la peor de las cegueras: la del que no ve porque no quiere ver.
JOSÈ LUIS WIDOW LIRA.
VivaChile.org

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