lunes, junio 03, 2019

VIDEO: DELINCUENTES CON COTONA, AMOS DE LOS LICEOS.



El debate acerca de la revisión preventiva de las mochilas de los escolares parece haber tocado fondo: lo ocurrido en un colegio de Puerto Montt, donde un menor ingresó y disparó hacia el interior de una sala de clases repleta de alumnos, tendrá  -por fin- que poner término a la ideologizada negativa de los políticos extremistas que se oponen a cualquiera revisión por constituir una violación a sus derechos humanos.

No resulta comprensible que individuos que se dicen racionales incentiven el empoderamiento de escolares sin su desarrollo completo, inmaduros, descontrolados y adoctrinados que actúan como si fuesen los dueños de los colegios en los cuales dicen "estudiar".

Son cada vez más, y más graves, los disturbios en los liceos municipalizados, emblemáticos o no, de excelencia o no, en los cuales la total y absoluta autoridad dentro del recinto la ejercen los alumnos. Son ellos quienes, por intimidación o matonaje, determinan acaso hay clases, si dedican las horas pedagógicas a "la reflexión" (?), si es tiempo de 'tomarse' las instalaciones y preparar sin disimulo las bombas que lanzarán a la policía que llegará a desalojarlos.

Semanas atrás, a través de una votación públicamente informada, los apoderados y profesores del Instituto Nacional aprobaron que el liceo siguiese siendo masculino, pero de atrás, sin debate mi consultas, sus alumnos resolvieron que  fuese unisex.

Este escenario de total anarquía intraescolar -su violencia callejera, hoy va de yapa- no puede continuar, y ello en respeto a una inmensa mayoría de padres y apoderados que anhelan que el colegio les entregue a sus hijos las herramientas para que, a futuro, sean un aporte a la sociedad, y no una carga ni menos un costo diario para el erario nacional por haber caído a la cárcel.

Sectores de la ultraizquierda -el PC, el PS y el FA- son enemigos de que a los alumnos, "por seguridad", se les revisen sus mochilas al ingresar al establecimiento. Para hacerlo posible, hasta se propuso que tal chequeo fuera voluntario, pero igual el extremismo se opone en defensa de estos precoces delincuentes con cotona o, algunos, con overoles blancos.

Días atrás, en mochilas de alumnos del Instituto Nacional se hallaron mecheros, aceleradores de fuego y combustible en botellas. Dirigentes políticos y parlamentarios que están a su favor ¿tendrán la osadía de calificar dicho material como de uso escolar?

La acción criminal del alumno del Patagonia College de Puerto Montt agravó más el escenario de violencia interna en los colegios, porque la suya no fue una conducta guiada por un aleccionamiento político, sino fue inspirada en una cruenta serie televisiva española. Puede ser éste el preámbulo de la transfusión de violencia desde internet a los colegios, lo que agudiza el problema.

Hay quienes, en su permanente afán obstructivo ironizan que la revisión de las mochilas es un parche estéril para la gran solución que requiere el problema. La violencia escolar y el porte de armas es una grave enfermedad social que, quizás, a estas alturas ya ni siquiera tiene arreglo. Por ello, al menos urge detener la hemorragia
Acceden a la escolaridad menores carentes de una formación familiar, a causa de carencias como hogares destruidos, ausencia de modelos, malos ejemplos paternos o, simplemente, un estado de soledad que les permite hacer lo que se les viene en gana sin control alguno.

Sin excepción, políticos y parlamentarios que viajan se someten sin chistar a los controles de equipaje. Tampoco se quejan de que sus valijas sean sometidas a rayos X y husmeadas por perros detectores de drogas. Muchos de ellos, nos imaginamos, concurren a espectáculos masivos, donde, previo al ingreso, se les revisan los contenidos de bolsos que portan. En todas, absolutamente en todas, partes del mundo existen medidas de prevención, precisamente para evitar lo que se está haciendo frecuente al interior de los establecimientos escolares chilenos.
Nadie, que sepamos, se queja de que se le violan sus derechos humanos.

Un buen número de quienes se oponen a la revisión de mochilas, tienen idéntica finalidad que millones de  apoderados: que su hijos se instruyan en un ambiente de armonía y tranquilidad. ¿Cuál sería su reacción si aquéllos fuesen las víctimas de los bombazos de compañeros y, ahora, más reciente, hasta de las balas?
La Real Academia Española de la Lengua define apoderado como una "persona que tiene poderes o los recibe de otra para que la represente". Llegó la hora en que los Centros de Padres y Apoderados hagan uso de ese derecho y pasen a la ofensiva, ocupen el lugar que les corresponde, y no limitarse a las lamentaciones o, peor aún, a la complicidad.

Según las estadísticas de los propios establecimientos, que llevan un seguimiento en detalles de cada alumno, los delincuentes con cotona no llegan al 30% en Santiago y al 8% en Regiones, y resulta insólito que esa minoría imponga el terror y su voluntarismo, avasallando a sus compañeros, profesores y a los padres y apoderados.
Es tiempo de quienes han construido hogares acogedores y formados a hijos con cariño, hagan oír potente su voz y le hagan sentir su repulsa a los parlamentarios que, por su extremismo ideológico, fomentan esta incontrolable ola violentista intraescolar, que acaba de dejar a un alumno con una bala en el cuello.

Mañana puede ser muy tarde para actuar.

Raúl Pizarro Rivera.

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