lunes, septiembre 04, 2017

ARAUCANÍA, BÍO BÍO, LOS RÍOS: EL TERRORISMO ESTÁ AQUÍ.


Con la quema de 50 camiones en 10 días, se confirmó la enorme capacidad de causar daño que poseen grupos como Weichan Auka Mapu en las regiones de La Araucanía, del Biobío y de Los Ríos. Se ha prolongado demasiado tiempo este cuadro de abierto desafío al orden legal. ¿Qué visión tiene al respecto la Agencia Nacional de Inteligencia? ¿Qué poder verdadero tienen las instituciones policiales en la zona? ¿Les preocupa esta situación a las FF.AA.?
Desgraciadamente, ciertas incoherencias en la cúpula del Estado no contribuyen a dar una respuesta eficaz. Sería preferible que el fiscal Jorge Abbott no insistiera en decir que los empresarios deben resguardar mejor sus propiedades, y que se preocupara de garantizar que el Ministerio Público cumplirá con sus obligaciones, y también sería preferible que el ministro Mario Fernández, en vez de manifestarse complacido con la labor de las policías, le asegurara al país que el gobierno hará respetar la ley en todo el territorio.
Camiones, bodegas y máquinas forestales, pero también casas patronales, colegios e incluso iglesias han sido los objetivos de los atentados. Sus autores no son delincuentes comunes, sino militantes políticos, que disponen de armas y dinero, y que buscan demostrar que el Estado carece de autoridad en la zona. Procuran que sus acciones tengan la mayor repercusión internacional posible, sobre todo en Europa, pues de eso depende la imagen de que el pueblo mapuche está siendo avasallado en Chile, lo que luego permite el viaje de los recaudadores de la resistencia.
¿Causa mapuche? Más bien astucia para actuar en nombre de todo un pueblo e instrumentalizar el viejo recurso del victimismo, no obstante que la mayoría de las comunidades mapuches rechaza la violencia y quiere vivir y trabajar en paz. Los “combatientes” son grupos minoritarios, pero audaces, y han conseguido amedrentar a no pocos parlamentarios, que no se atreven a condenar sus tropelías por el temor de ser estigmatizados como enemigos del pueblo mapuche. En particular, han contado con la condescendencia de la izquierda que sigue reverenciando al Che Guevara. Ejercen una forma de chantaje moral que se enuncia así: la rebelión de hoy responde a las injusticias de cinco siglos, y la única compensación posible es la autonomía territorial.
Luego del atentado en San José de la Mariquina, Alfonso de Urresti, senador del PS por la zona, declaró: “Se es irresponsable cuando se insiste en calificar esto como acto terrorista. Quien tiene que calificarlo son los tribunales”. ¡Cuánto coraje para esconderse detrás de los jueces! ¿Esa es la línea socialista respecto de la violencia como método político?
El gobierno tiene la obligación constitucional de proteger a la población con todos los medios a su alcance y velar por la seguridad interior del Estado, por lo que no debe dar ninguna señal de debilidad ante la violencia terrorista.
Sergio Muñoz Riveros.

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