LA PRESIDENTA ESTROMBOLIANA.
La erupción del volcán Villarrica presenta las mismas características y patrón de conducta que el gobierno y liderazgo de Bachelet. La actividad volcánica en las inmediaciones de la casa de descanso de la presidenta es del tipo “estromboliana”, es decir, se desarrolla como una “erupción permanente, acompañada de frecuentes paroxismos explosivos, y de vez en cuando de coladas de lava. Es fluida, con un desprendimiento de gases abundantes y violentos, y proyecciones de escorias o bombas. Cuando la lava rebasa por los bordes del cráter, desciende por sus laderas y barrancos, pero no alcanza tanta extensión…”.
En el caso de la Presidenta, su ciclo de erupción permanente (o habría que decir más bien de erosión) en las encuestas, comienza con la designación de su gabinete. Antes que conducir, se blindó y delegó en operadores poco prolijos una agenda seudo inclusiva (definida desde una retroexcavadora y negociada entre cuatro paredes), poco clara e incoherente con parte de sus postulados anteriores (antes rechazaba la gratuidad universal en educación, el aborto o era partidaria de aplicar la ley antiterrorista en la Araucanía). Los “paroxismos explosivos” de la Presidenta continuaron con un manejo de la economía y las expectativas económicas tan fluctuantes como el trayecto de la misma lava. Antes que prever un escenario económico adverso, y abordar los estímulos productivos de largo plazo que permitan un crecimiento y tributación para asegurar agenda inclusiva, Bachelet (o Arenas que para el caso es lo mismo), se ha dedicado a improvisar camino con grandes anuncios de empleo temporal centrados en su cartera de Obras Públicas o en agorismos de crecimiento e inflexión económica que van desde un 3,5% a un 1,7%. Similar patrón ha seguido para lidiar con recurrentes problemas del transporte santiaguino.
Y como toda erupción estromboliana, la hoja de ruta de Bachelet no podía eludir o privarse de la presencia de gases violentos, escorias y bombas. El “nueragate” ha cumplido a cab(v)alidad con esa función. Y no sólo por actuación de Dávalos.También por que la Presidenta ha contribuido a agrandar la magnitud del desecho. Primero al callar. Luego al escenificar un dolor televisivo carente de medidas concretas que corrigiera mal causado. Y finalmente al dejar en evidencia un aprovechamiento mediático de la explosión para repuntar en valoración ciudadana (desplegando una humanidad, prevención y resolución inéditas hasta ahora en su doble presidencia, tanto para el 27-F, la reciente ola de incendios en el sur, o en el incendio de Valparaíso).
No obstante, y al igual que la masa de lava que rebasa los bordes del cráter del Villarrica pero cuya extensión es acotada, los efectos de los desaciertos bacheletistas sobre valoración final de su gobierno y figura también es esperable sean restringidos. Porque más allá de profundidad y gravedad del “nueragate” o su modelo de gestión y liderazgo, Bachelet sigue siendo a ojos de una gran masa ciudadana de “lo menos malo” del actual mercado político. Un mercado precario, poco regulado, estratégico y sensato para enmendar rumbo, escasamente competitivo, carente de ofertas inspiradoras, éticas y auténticamente inclusivas. Y eso es más que preocupante. Porque nada asegura que un cuerpo de electores insatisfecho y expectante, al igual que ese material acumulado no liberado en las entrañas del Villarrica, termine por buscar cauces menos predecibles o incluso, generar un estallido violento de consecuencias insospechadas.
Juan Cristóbal Portales, Investigador Escuela de Periodismo UAI.
Publicado por El Libero.
1 comentarios:
"Es más facil engañar a la gente, que convencerla de que han sido engañados"
(Mark Twain)
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