sábado, marzo 09, 2013

PROGRAMA DE DEFENSA DEL GOBIERNO: ABANDONO DE UNA TAREA IMPORTANTE.


El programa de defensa de este gobierno era amplio y estaba muy bien elaborado, desgraciadamente todo comenzó mal.


El fallido experimento político de tratar de involucrar a la Democracia Cristiana en el gobierno de la Alianza a través de la participación de Ravinet en el gabinete,  hizo perder un año crucial y puso al Ministerio de Defensa, otra vez, en la condición de moneda de cambio para transacciones partidistas, agendas personales y plataforma para carreras políticas emergentes o declinantes.

Una de las tareas más importantes de este gobierno, en el área de la defensa, era, sin duda, producir una Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa (ENSyD), documento nunca antes hecho en nuestro país y que debía marcar la madurez de Chile en el manejo de ese sector.

En efecto, el posicionamiento de nuestro país -y el de todos los países desarrollados- en el entorno internacional, comienza por una “declaración de intenciones”. Chile debía establecer cuál era el rol que quería jugar en el concierto de las naciones, cuáles sus intereses nacionales fundamentales, cuáles los valores y principios que encuadrarían sus acciones y conductas y lo más relevante, cómo actuaría, concretamente, en los ámbitos diplomáticos, económicos, sociales y de seguridad para alcanzar esas metas. 

Normalmente este tipo de documentos tiene una versión pública y otra reservada más completa y detallada, debiendo ser, ambas, consistentes entre sí. Es un documento del más alto nivel político, lo que implica su dirección o supervisión directa por parte del Presidente y la participación de los ministros de los sectores involucrados.

En Chile, una muy defectuosa Ley Orgánica del Ministerio de Defensa, encargó esta tarea a ese ministerio y peor aun la ubicó en la oficina del  Subsecretario de Defensa. Esto ya era un problema, pero todo se complicó con la incapacidad técnica de los encargados de hacerla.

La dotación de esa subsecretaría, formada en su mayor parte mediante el cuoteo de los gobiernos de la Concertación, había hecho ya tres “Libros de la Defensa” y como los que tienen un martillo creen que todos los problemas son clavos, trató de hacer, una vez más, lo mismo. Después de sucesivos fracasos el Ministro de Defensa, Andrés Allamand, tomó el problema en sus manos … y tampoco pudo resolverlo.

Pese a todo, el Presidente Piñera publicó el documento y ante el rechazo generalizado, lo hizo enmendar, pero tampoco logró pasar.
La versión del documento presentado en Chile por el Presidente de la República y difundido en el extranjero por el ministerio de defensa fue anterior a su rechazo por parte del Congreso por lo que fue no solo un traspié político, sino un fiasco internacional.

¿Por qué es tan importante este documento?. Lo es porque, como se dijo, esta Estrategia describe qué es lo que Chile va a hacer en el ámbito internacional y cómo lo va a hacer, que recursos económicos, políticos, diplomáticos y militares va a emplear. Es decir da la dimensión y características de la estructura del poder nacional, entre otras, de las FFAA.

En nuestro caso, por ejemplo, podría haber declarado nuestra voluntad de participar en el Pacto del Pacífico y en Unasur; y en lo militar, informar que nuestras fuerzas militares se usarían principalmente en un rol de seguridad colectiva y en forma cooperativa.

Esa declaración sería la base a partir de la cual se podrían rediseñar las fuerzas militares, calcular sus costos y programar su desarrollo. En breve, no es razonable seguir haciendo lo que se hace hoy, desarrollar las fuerzas sin antes establecer formalmente que capacidades queremos tener y que combinación de armas y equipos nos darían esas capacidades.

Parece evidente que antes de cambiar la forma de determinar los recursos a asignar hay que saber que se quiere comprar. Cambiar la “Ley del Cobre” dictando una nueva ley de “Financiamiento de la defensa” sin que exista una ENSyD es insuficiente.

La existencia y aplicación de los contenidos de estos dos documentos, que solo pueden funcionar si operan en conjunto, constituía uno de los desafíos más grandes de la gestión de la defensa de nuestro país en el último siglo. Este cambio habría puesto a Chile en otra categoría de calidad institucional y es por eso que resulta tan sorprendente la liviandad con que fue abordado y el abandono que hizo el ministro de un desafío de esa magnitud y trascendencia, en pos de una quimérica meta personal.

¿Cómo y en qué se empleará el año que queda?. Recientemente el proyecto de ley de Financiamiento de la Defensa fue enviado a la Comisión de Hacienda del Senado. Es poco probable que la ley sea aprobada en una año electoral y siendo su autor uno de los candidatos a la presidencia.

Estamos en presencia de un notable fracaso, consecuencia del abandono de sus responsabilidades en beneficio de una ambición personal, por parte de quien debía sacar adelante un proyecto de interés nacional.

FERNANDO THAUBY
DESPIERTACHILE.CL

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