miércoles, octubre 17, 2012

CARTA AL OBISPO CASTRENSE.




SR. OBISPO CASTRENSE DE CHILE
GENERAL DE BRIGADA JUAN BARROS MADRID
Presente.

Distinguido Sr. Obispo y General:

Hace unos días atrás le envié un documento haciéndole presente los rumores respecto a la negación de velatorio y Misa a un Oficial Superior, condenado, y muerto en prisión a raíz de un cáncer.

Rumores, le repito.

US. no tuvo la deferencia de responderme aun cuando estaba en su derecho el no hacerlo..

Averiguando por otros canales, y me niego a creer, me respondieron que las salas de velatorio estaban todas ocupadas por otros fallecidos.

US. me perdonará – dada su alta investidura -, pero es increíble que nuestra Catedral, que no es una capilla, en un momento de angustia familiar, con todo lo que significa sacar a un soldado muerto de la prisión, después de una larga enfermedad, y para quien no hubo derechos humanos; su Obispo y Pastor no pueda ayudarlos facilitando el cobijo espiritual y aliviándoles el alma que necesitan como familia militar, ni aunque sea en un rincón de la iglesia.

La Catedral de Santiago – en otro nivel, indudablemente – pone a disposición de su Altar Mayor a personalidades, algunas de connotación política e incluso no creyentes, aun cuando la Sagrada Liturgia, en ese venerado lugar, se lleve a cabo en medio de gritos de odio, llamados a la venganza, y consignas partidistas y de movimientos; y se posterguen Misas y Novenas para el resto del mundo católico y que, simplemente, no pueden entrar a ese Templo.

Estos hechos nos confunden como fieles y nos provocan desesperanza.

Por otra parte, no quisiera relacionar ni pensar que su intención haya sido influenciada veladamente por una disposición elaborada por la ex presidenta Bachelet y su ex ministro Vidal, que suprime los honores a los militares condenados, y que puede ajustarse – mañosamente -, a cualquier fallecimiento de un uniformado.

Pero, en fin, US no dio respuesta a mi documento. Pudiera ser insignificante y sin valor, dadas las circunstancias actuales y mi condición de retiro. Estoy absolutamente claro, no era su obligación, pero nuestra relación entre militares decentes, aunque pasivo, lo aconsejaban.

No quisiera guardarme en esta ocasión, y perdóneme, una opinión de indignación silenciosa, del personal en retiro, hacia su persona. Observamos asombrados, por ejemplo – sin querer calificar ni ahondar en el motivo – como la Jerarquía Eclesiástica hace gestiones y se conmueve con la huelga de hambre de mapuches en La Araucanía; y para tres de los nuestros, que han muerto en prisión aun estando gravemente enfermos; otros que están en igual condición futura; y un octogenario General que ingresará en unas horas más a la cárcel, no ha habido compasión; y a US., en su condición de Obispo Castrense y nuestro Pastor, en lo personal, no le conozco inquietud ni gestión al respecto, por lo menos que los humildes uniformados creyentes o no creyentes, observantes o no, y sobretodo, observadores, sepamos.

Cualquier circunstancia, Sr. Obispo y General, no puede ensordecer todo el bien – que nuestros militares, marinos, aviadores y carabineros prisioneros, de cualquier grado -, hicieron, en cumplimiento de su deber, por su Patria, sus instituciones y sus familias. Todos, sin excepción, tienen valor y dignidad ante los ojos de Dios. Por lo menos, eso es lo que hemos escuchado de nuestros pastores.

US. sabe – más que yo –, que la Santa Iglesia, en los momentos actuales, necesita de todos, incluidos los uniformados en retiro, simples e imperfectos humanos.

Tantas veces hemos escuchado del perdón, la piedad y la reconciliación verdaderas, para hacernos creer que todos juntos somos la Iglesia. Me surge la duda después de haber visto tanto.

Un hijo de militar, el Papa Beato Juan Pablo II, decía a los presos de Antofagasta el 6 de Abril de 1987: “Todos tenemos necesidad de la gracia salvadora de Cristo, que ÉL ofrece gratuitamente a manos llenas (…) La Casa de Dios tiene siempre las puertas abiertas (…) Por intermedio de la Virgen del Carmen, Madre amorosa de todos los chilenos, elevo fervientemente una plegaria a Dios para que asista sobretodo a nuestros hermanos encarcelados y haga posible la defensa de aquellos que son inocentes”.

¿Nuestra Casa tiene las puertas abiertas para nuestros uniformados encarcelados; y nuestro Pastor, eleva alguna plegaria en alguna Santa Misa por ellos, y se conmueve con el dolor y los derechos humanos de nuestros prisioneros y sus familias?

Saluda atentamente
Fdo. General HERNAN NUÑEZ MANRIQUEZ
DESPIERTACHILE.CL

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