DRAMÀTICO TESTIMONIO DE ASISTENTE AL ACTO HOMENAJE DE MIGUEL KRASSNOFF.

Sólo quiero darle mi testimonio. Espero que pueda usted transmitir a los estudiantes (…) lo que viví durante más de 3 horas de violencia inimaginable.

Llegué en metro a las 18.55 a Pocuro, para entrar en el Club Providencia. Apenas los manifestantes de izquierda (a esas alturas, alrededor de 800) se dieron cuenta de que mi polola, dos amigos y yo nos proponíamos ingresar al recinto para rendir homenaje, nos tiraron escupos y nos descalificaron de las más diversas maneras.

Apenas entramos, los carabineros nos hicieron salir al patio a causa de una investigación que se realizaba: había llegado información que aludía a un atentado de bomba dentro del club. Tras varios minutos de espera, pudimos ingresar a la sala donde se iba a realizar el homenaje. En esos instantes, comenzaron a llover las piedras. Muchos de los proyectiles (…) (no fue grabado por ningún canal), rompieron vidrios, hirieron a carabineros (3 cabos salieron con tec cerrado) y civiles que trataban de contener la turba.
Pero el momento más difícil fue la contención de los criminales que tiraban los proyectiles. Comenzaron a derribar las rejas y panderetas que cercaban el Club Providencia. Los funcionarios del club sufrían los ataques de los cobardes anarquistas, que los golpeaban con palos, piedras y les lanzaban botellas de vidrio. Cuando comnezaron a entrar, mis dos amigos y yo nos lanzamos a proteger las puertas (…) mientras nos lanzaban piedras, palos y pedazos de ladrillos. El gas lacrimógeno inundaba todo el patio y se colaba desde las calles.


Los carabineros no llegaban y dejaban a su suerte a 300 personas, casi todas de tercera edad. Nos enteramos después de la lamentable decisión del Ministro del Interior. Hinzpeter había renunciado a protegernos con contingente policial.

Debimos luchar por al menos una hora esperando la llegada de refuerzos de las Fuerzas Especiales (éstas aparecieron sólo después de que un hombre entrado en edad fuera golpeado brutalmente a la salida del recinto). En ningún momento perdimos la compostura, no caímos al nivel de los comunistas, no dejamos que nos intimidaran, pero no aplicamos la fuerza. Resistimos estoicamente y vimos cómo algunos policías ensangrentados acudían a ayudarnos cuando la panderetas ya habían sido destrozadas. Los odiosos hijos de la izquierda corrieron…Sólo para volver con más furia.

Las piedras cayeron sobre nosotros durante mucho tiempo. Ni siquiera sé cuanto tiempo fue. Mis amigos y yo no pensábamos, sólo actuábamos. En el afan de defender las paredes, mis amigos se ahogaron con gas lacrimógeno, y vimos cómo a las afueras los comunistas golpeaban señoras de derecha que sólo venían a presentar sus respetos.

Sólo a las 11 de la noche pudimos ser evacuados. Fuimos víctimas de la intolerancia y la violencia de izquierda que nadie quiere hoy reprimir. Vimos cómo nos abandonó el gobierno, supuestamente de derecha, para darle la razón a un tumulto de unos 1.200 delincuentes (ese fue el conteo final), todo por el afan de no actuar fuera de lo políticamente correcto. Vimos cómo actúa el lumpen: el bus de carabineros que nos acarreó no tenía ningún vidrio que no estuviera roto, y dejaba ver abollones de principio a fin. Nos bajaron en la 19ª Comisaría de Providencia, desde donde caminamos para tomar un taxi. Llegué a mi casa sólo para darme cuenta de que, a pesar de que CNN Chile, TVN y muchas otras compañías de comunicación grabaron todo lo ocurrido (incluso desde dentro), ninguna hizo evidente la violencia que vivimos. Parece que el vender preocupa más a los periodistas que contar la verdad (¡que ironía!, ¿no?).

Esa es la izquierda de Chile: violenta, sedienta de sangre, odiosa, rencorosa, destructiva e intratable. Darles la razón y protegerlos sólo puede dinamitar nuestra nación. Hoy se demostró, también, cómo es la derecha chilena: no actúa sino hasta que le tocan la propiedad privada.

Qué lamentable es saber que pudimos ser muchos más jóvenes defendiendo ideales alí, pero lo cierto es que sólo éramos 6 (18-22 años). Qué lamentable es saber que muchos tienen las cosas claras (no reniegan de su pasado) pero no acuden por miedo, por falta de carácter. Qué triste es saber que son pocos los que se ponen los pantalones cuando las cosas se ponen feas.

Lo que la derecha (esa derecha de verdad, que ama sus valores) no sabe, es que junta asusta tres veces más a las izquierda. Hoy lo comprobé. Me tuvieron en sus manos, pudieron apalearme hasta el cansancio y, sin embargo, al darse cuenta de que no iba a ceder ni un solo paso, amainaron sus esfuerzos y comenzaron a gritar de rabia. Pudieron apedrearme hasta que no hubieran piedras, pero al ver mi convicción prefirieron escupirme y gritarme en el oído. Tienen miedo… tanto o más que el que muchos le tienen a ellos. Tienen miedo porque si alguien les hace frente, la fiesta se acaba…si alguien se levanta, no tienen a quién culpar. Si alguien los frena, se termina el sentido de sus vidas.

Lo que más me entristeció hoy fue ver que gente joven, sin cultura y sin sentido era manipulada sin escrúpulos por una ideología destructiva: gente a la que le han lavado el cerebro y le han inculcado desde la niñez que la culpa la tienen los del otro lado…ningún fracaso en sus vidas es de ellos, es impuesto por el “momio asesino”…Que nadie se extrañe, los momios asesinos somos todos los que no están con ellos, y punto.
ALVARO PEZOA…

PUNTO APARTE FUÈ LO QUE VIVIÒ ESTE GALLARDO Y VALIENTE SEÑOR QUE POR SU SEGURIDAD OMITIREMOS SU NOMBRE, A PESAR DE SUS BIEN LLEVADOS 80 AÑOS FUE BRUTALMENTE AGREDIDO, CON UNA COBARDÌA GRUPAL TÌPICA DE ESTOS MARXISTAS RESENTIDOS. ESTE VENERABLE SEÑOR, CASADO, SUFRIÒ LA TOMA DE SU CAMPO POR LOS TERRORISTAS DE LA ÈPOCA DE LOS '70, SIENDO AMBOS AMARRADOS CON ALAMBRES DE PÙA, JUZGUEN USTEDES!!!