LOS ESCARCEOS DE LA DC.
La DC asegura estar molesta, o más bien más que molesta, por el desaire al ministro Burgos. Eso no es cierto, en política nadie se molesta, todo acto es una “señal” y toda acción es un negocio. La DC solo está pasando por caja luego de la “genial idea” de Bachelet y sus escribidores de papers y feminazis del segundo piso.
El viaje relámpago a La Araucanía, ese acto irracional que me imagino se decidió entre argumentos ideológicos, necesidades del momento, dosis de benzodiacepinas, alcohol, encuestas que no anuncian un pronto repunte, y por lo tanto, en medio de la desesperación, tuvo un precio. Ahora hay que pagar.
La DC no va a abandonar el botín (perdón, el gobierno); Burgos no va a renunciar, al menos no mientras quedarse sea más rentable que irse; y Bachelet no lo va a echar, al menos no antes que cambiar al ministro sea más rentable que dejarlo en su puesto.
Para la DC no hay nada fuera de la Nueva Alcantarilla más que hambre, cesantía e irrelevancia. Para la izquierda no existe futuro gobierno sin la DC. La DC jamás se unirá a la derecha, ya que significaría la división del partido (a estas alturas, si desintegración). Y la derecha que ya no es derecha, unida a la DC, no sería más que el sector conservador de la Democracia Cristiana.
Todos los partidos están donde deben estar. Solo falta el milagro en que la derecha vuelva a ser derecha y así dejar a la DC volver a la moderación. Y claro, eso permitiría que los socialdemócratas dejen de coquetear con el marxismo.
Aunque sabemos que esto no va a suceder porque no es negocio. El negocio está en agarrar el poder y no soltarlo más, y para eso se necesitan votos, y para tener votos se necesitan palabras, promesas y sangre fría. Desde que partido se obtengan, da lo mismo.
Máximo.
@BLOGDEMAXIMO
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