domingo, septiembre 08, 2013

ESTÁ DE MODA PEDIR PERDÓN.


Hagamos por un momento el ejercicio de cómo sería nuestro país si no hubiese habido un golpe militar en 1973. Ciertamente que pudo haber habido una guerra civil de consecuencias impredecibles.Se ha puesto de moda en estos días pedir perdón. Está como in. Es el mundo al revés. El perdón lo deben pedir los responsables de las faltas cometidas y no las víctimas. Tampoco el perdón lo debe pedir todo el mundo. A casi 50 años del inicio de la crisis, quienes sembraron el odio en el campo, quienes gobernaron con total irresponsabilidad, quienes nos llevaron a la UP, quienes destruyeron la economía y engañaron al pueblo, ahora exigen perdón. Los izquierdistas dicen que hay que pedir perdón por no haber visto lo que había que haber visto, por avalar lo que muchos no sabían, por aprobar el golpe de Estado, por callar, finalmente por no pensar como ellos. ¿Adónde vamos? Hoy en sus casas de La Dehesa, ex GAP, ex militantes del MAPU, frentistas, marxistas y nuevos ricos, dan cátedras de moral. ¿Toda la culpa la tienen los militares, por haber matado a millones en forma injusta?, dicen ellos. Hay que repetirles a estos personajes amnésicos que los culpables de la crisis no fueron los militares. Los verdaderos culpables fueron muchos, algunos que hoy tienen dieta parlamentaria, otros que son directores de empresas y muchos que niegan o esconden su pasado. Los militares “asesinos” están presos y los terroristas y frentistas libres, salvo uno que otro con cortas condenas. Los periodistas en estos días se creen importantes. Mucho programa mediocre y poco objetivo en la televisión. A los iluminados del domingo en la noche, al menos a dos de ellos, ya da lástima verlos o escucharlos. Se han puesto muy lateros. Repiten y repiten la misma historia con nula objetividad. Importante sería profundizar el análisis en las causas del golpe. Partiendo en 1964, con el gobierno de Frei Montalva y siguiendo con la debacle de Salvador Allende. Me dicen que el 11 de septiembre se rememora en palacio el suicidio de Allende. Su gobierno fue tan malo y tan odioso, que llama la atención la ignorancia del chileno medio, que aún cree en el cuento del compañero Allende. Chile ha crecido, se ha desarrollado, y de ser una nación pobre, hoy es respetada. Fuimos de los primeros en abrirnos al comercio sin barreras. Hoy en la Alianza del Pacífico y en la OCDE se dan cuenta de lo pionero que fue Chile en muchos temas. Hagamos por un momento el ejercicio de cómo sería nuestro país si no hubiese habido golpe militar. Ciertamente pudo haber habido una guerra civil de consecuencias impredecibles. Podríamos ser una republiqueta bolivariana tipo Venezuela, un símil de la decadente Argentina o la Cuba de América del Sur. ¿Se lo preguntan esto los de la nueva mayoría? No se lo preguntan porque les conviene mirar hacia atrás sólo en algunos aspectos y no donde tienen tejado de vidrio. De no ser muy responsables en la conducción política futura, gobierne quien gobierne, los acontecimientos podrían complicar el crecimiento. El famoso nunca más es un ideal. Los militares llegaron al poder cuando el vaso se rebalsó. No lo rebalsemos de nuevo. Esto es responsabilidad de todos, pero en especial de aquellos que quieren cambiarlo todo para adecuarlo a sus caprichos e ideologías. Cuidemos a nuestro país, cuidemos a las FFAA, que son parte del alma de Chile. No provoquemos más a quienes entraron al escenario político por la incapacidad de quienes gobernaban. El pago de Chile las llevará a que en otra emergencia se queden observando, mientras los chilenos se maten a balazos. El discursillo nostálgico de las grandes alamedas, del Estado benefactor, de la igualdad de oportunidades, se cae a pedazos cuando los seres humanos no son capaces de mirar hacia adelante y se exigen reparaciones perpetuas. A nadie se puede obligar a pedir perdón. Yo, por ejemplo, en esta historia no tengo porqué pedir perdón. Andrés Montero.

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