DEL MANUAL DEL PARTIDO COMUNISTA.

El partido Comunista entra al Parlamento no para entregarse en él a una actuación orgánica sino para socavar desde el interior la máquina gubernamental y el Parlamento.

"Esta actuación parlamentaria que consiste sobre todo en el empleo de la tribuna parlamentaria para fines de agitación revolucionaria, para denunciar las maniobras del adversario, para agrupar en torno de determinadas ideas a las masas que, sobre todo en los países retrasados, consideran a la tribuna parlamentaria con grandes ilusiones democráticas, debe estar completamente subordinada a los fines y tareas de la lucha extraparlamentaria de las masas.

Todo diputado comunista está obligado a unir el trabajo ilegal al trabajo legal, si así lo decide el Comité Central. En los países donde los diputados comunistas se benefician aún, en virtud de las leyes burguesas, de una cierta inmunidad, esta inmunidad debe servir a la propaganda ilegal y a la organización del partido.

Los diputados comunistas tienen la obligación de subordinar toda su actividad parlamentaria a la actuación extraparlamentaria del Partido. La presentación regular de proyectos de ley puramente demostrativos, concebidos no con vistas a su adopción por la mayoría burguesa, sino para la propaganda, la agitación y la organización debe realizarse según las indicaciones del Partido y de su Comité Central.

Todo diputado comunista tiene la obligación de recordar que no es un legislador que busca un lenguaje común con otros legisladores, sino un agitador del partido, enviado dentro del enemigo para aplicar las decisiones del partido. El diputado comunista es responsable no ante la masa dispersa de los electores, sino ante el partido comunista legal e ilegal.

(Memoria del II CONGRESO INTERNACIONAL COMUNISTA; Lenin, tomo xxv, páginas 650 - 54. Editions Sociales Internacionales, París, 1935 ). 

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