LA FRIALDAD PAPAL CON SEBASTIÁN PIÑERA.
Entre tanta agitación relacionada con la visita del Papa Francisco a Chile, ha pasado a un segundo plano la inexistencia de una reunión privada con el presidente electo, Sebastián Piñera. Si bien van a poder encontrarse en el marco de una reunión de Su Santidad con académicos e intelectuales en la Universidad Católica, no reviste el grado que debiera tener el encuentro entre un jefe de Estado como el Vaticano y una autoridad electa.
Desde el punto de vista protocolar, es un desaire claro que ha puesto muy incómoda a la derecha. Cuando se planificó la visita del Papa, era evidente que Chile tendría en ese momento dos presidentes, pues habría concluido la segunda vuelta. La oportunidad pareció incluso un buen momento, para así poder construir relaciones con el gobierno que viene. Pero en la planificación, las cosas fueron distintas. Junto con la ausencia de una reunión con víctimas de abuso por parte del clero, se suma el ninguneo a la derecha. Más aún, si como ha trascendido en la prensa, en la visita que le hizo la Conferencia Episcopal al presidente electo éste le manifestó el interés de juntarse en privado con el Papa, recibiendo una respuesta negativa, con la evidente incomodidad del momento.
Una primera hipótesis para tal distancia es el conocido desagrado que tiene el Papa con la derecha latinoamericana. Su propio discurso es hostil al liberalismo económico, hasta niveles exagerados. Probablemente uno de sus más conocidos bergoglismos -como conoce la prensa a sus excentricidades verbales- es cuando calificó al dinero como el “excremento del diablo”. Si en Chile hay un político que representa el dinero es, sin duda, Sebastián Piñera. La amistad que éste tiene con Macri, para las narices de Bergoglio, implica más hediondez proveniente de las letrinas demoníacas.
Una segunda hipótesis es que el gobierno saliente presionó a los organizadores para que no ocurriera tal encuentro. Con ello podría asegurarse que se cumpla la hipótesis planteada en una columna firmada por la Presidenta, respecto a que Su Santidad viene a bendecir este nuevo país, más solidario y alejado de la lógica neoliberal del pasado, que por cierto incluye a la ahora maldita Concertación. Muchos en la derecha querrán ver esa operación, pero es poco plausible, pues no tiene La Moneda tal capacidad de operar, ni necesita estimular mucho a Francisco para que hable contra el lucro.
Esta distancia con la derecha tendrá consecuencias políticas. La instalación del mensaje que el lucro es malévolo servirá de consignas para opositores a Piñera y con ello complicará sus acciones políticas de los primeros días de su gobierno. Veremos a entusiastas antirreligiosos usar consignas y homilías papales como frases para hacer oposición a la derecha. Stalin solía preguntarse cuántas divisiones tenía el Papa para ningunear su poder, pero en Chile, al calor de sus palabras, podría armarse una armada antiliberal entre izquierdistas furibundos y místicos religiosos.
El Papa tiene un documento contra el neoliberalismo, dedicado a atacar el lucro y calificar de desequilibrio al poder de los mercados y de la especulación financiera. En ese mismo escrito, coloca a Dios y a la Iglesia del lado contrario del capitalismo. Curiosamente, es más cercano su planteamiento al del Frente Amplio que la doctrina de la católica Chile Vamos que pretende volver a estimular la iniciativa privada. Si además Francisco, como suele hacer, se manda una cuña contra el dinero, más se le enredará la madeja a Piñera.
Carlos Correa.
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