miércoles, diciembre 20, 2017

FOTOS: LOS RÍOS DE LÁGRIMAS DE LA CENTROIZQUIERDA.



El lunes, la Juventud Socialista, después de una larga reunión donde discutieron las razones porque el pueblo chileno se equivocó eligiendo al representante del capitalismo, decidió que era hora de ir a la calle. Convocaron a un acto frente a La Moneda para dejar claro que las reformas se defienden. Un acierto fotográfico de la periodista Karina Zúñiga muestra una foto con 11 personas con cara de hastiados, un cartel artesanal que dice “Por el pueblo de Chile, defenderemos lo avanzado” y, de fondo, La Moneda solitaria. A la misma hora, bajo un halo solar, la gente llenaba las calles en busca de un regalo navideño.
El contraste entre 11 personas mostrando consignas que quedaron derrotadas pocas horas antes y la ciudad que anda frenética y pacífica en los días previos de la Navidad es símbolo gráfico de la incapacidad de la izquierda para entender la contundente derrota del pasado domingo. La manía de hablarse a sí misma muestra que la noche será más larga de lo que parece.
Ejemplo de ello es la columna del ex ministro Vidal, donde inventa el concepto del triunfo estratégico, metáfora sacada de la novela La Granja de los Animales o las largas peleas entre el Frente Amplio y la Nueva Mayoría sobre quién es el culpable de la victoria de Piñera. También se suman las teorías que los chilenos son “fachos  pobres” o masas atemorizadas, entre tantas otras donde la izquierda ningunea a la ciudadanía que dice representar.
Las razones porque se gana o pierde una elección son más sencillas y empiezan desde la propia candidatura.  Las malas decisiones partieron desde su origen, donde se eligió no ir a primarias y apostar por una figura sin conexión alguna con la tradición de la centroizquierda chilena de buscar avanzar construyendo acuerdos y con responsabilidad.
La sociedad chilena no ha girado ni a la izquierda, como creen varios cientistas políticos y sociólogos oficialistas, ni tampoco lo ha hecho hacia la derecha, como lloran ahora todos los que les compraron a los gurús. Simplemente, dejó de pensar en dichos ejes y elige a aquel candidato que lea mejor las necesidades de las personas.
Creyó en Bachelet en el año 2013, no porque hubiera malestar, sino porque era una persona honesta y esforzada que iba a ser capaz de hacer una gran reforma educacional, dialogando y sin descuidar el crecimiento económico. En contraste, la derecha tenía una profunda desunión, que la llevó a hacer caer varios candidatos, un serio riesgo por vinculaciones de su principal figura con cobros indebidos en el retail; con el escándalo de La Polar fresco, y la falta de un relato sobre cómo hacerse cargo de los abusos.
Ahora, Piñera tuvo en la primera vuelta y en la primera semana de la segunda una línea clara para capturar el voto de derecha y después morigeró su discurso para convencer al resto de los ciudadanos. Los errores que cometió impactaron en la élite, pero no en los electores. En contraste, el senador Guillier, frente a 44 puntos de rating, no era capaz de contestar cuánto valía su programa o qué iba a hacer con el CAE, asuntos imperdonables en Lagos o Bachelet.
A la socialdemocracia en Chile le llegó la misma enfermedad mundial. Su modelo de justicia social con crecimiento económico quedó ahogado entre la corrupción, por un lado, y el populismo de izquierda, por el otro. Quizá debieron haber aprovechado mejor la visita de Pepe Mujica y escuchar su visión de que la izquierda tenía que olvidarse del todo o nada, porque generalmente terminaba en nada.
Carlos Correa.
El antes del saludo protocolar de Bachelet al presidente electo Sebastián Piñera:

Y la hipócrita llamada, que diferencia, no??

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