¿ROBO DE MADERA?
El año comenzó con atentados en La Araucanía, que afectaron incluso a una empresaria de extracción de áridos que se quejó de ser víctima a pesar de ser mapuche. No obstante, los ataques graves venían desde el fin de semana pasado, cuando en Tirúa dispararon desde tierra a un helicóptero de Carabineros que patrullaba la zona, causando un herido grave en su interior. No es primera vez, pero en esta oportunidad el ataque fue más certero porque se empleó un fusil, que quizás era de caza y fue robado a un agricultor en un atentado anterior.
No obstante, el subsecretario del Interior desvinculó totalmente el ataque a la aeronave de la violencia de La Araucanía: “Hemos establecido con nitidez que los hechos (…) no tienen ninguna relación con las reivindicaciones étnicas habituales del movimiento mapuche, sino que tienen que ver con los hechos delictuales de robo de madera”. Sería un simple aprovechamiento de ellas.
Una aseveración sorprendente, porque no ofreció detalles y sería raro que recién sucedido los tuviera; de ser así, sería exigible que ya hubiere responsables identificados y estuvieren próximos a su detención. Lo mismo se dijo hace dos meses a raíz una emboscada en la cual resultaron carabineros heridos.
Sería lamentable que se esté tratando de bajarle el perfil al conflicto mapuche sólo por razones políticas, porque la relación existe: es precisamente el ambiente de impunidad y ausencia de seguridad en la zona lo que impulsa a la comisión de otros delitos; a río revuelto, ganancia de pescadores. Por ello, la eternización del conflicto étnico, justificarlo y no resolverlo, tiene un efecto de “mancha de aceite” que se extiende a otros ámbitos. No en vano zonas que se consideraban tranquilas han dejado de serlo, con tomas, atentados o cobros de peajes para transitar.
Pero además, no se puede descartar que sea una relación explícita y que haya un potenciamiento entre los violentistas y la delincuencia común, para mutuo provecho. Sucede en otras partes del mundo, como entre las Farc y el narcotráfico.
Quienes piensan que decir eso es ofender al pueblo mapuche y que en Chile eso no pasaría, no analizan bien el asunto: si una causa justifica quemar y matar (ya ha sucedido), dar el paso que sigue no es difícil, particularmente, cuando la mantención de cualquier iniciativa mayor requiere de recursos económicos. Entonces, hay incentivo para llegar a “acuerdos estratégicos” con mafias que roban madera. De hecho, jamás se ha oído hablar de confrontaciones entre comuneros mapuches y ladrones de madera, cuando ésta proviene de tierras que están dentro del área de reivindicaciones indígenas.Descartar sin más la hipótesis que hay vínculos, no es muy razonable.
Quizás el subsecretario tiene datos que guarda en reserva y nos sorprenderá en unas semanas con resultados que demuestren que tenía toda la razón al ser tan tajante. De lo contario, es que está pretendiendo que todo es normal y negándose a reconocer los indicios que la situación en La Araucanía está escalando en complejidad y sobrepasando por completo a la autoridad.
Axel Buchheister.
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