sábado, diciembre 01, 2012

ASPICE, RESPICE, PROSPICE.

ASPICE, RESPICE, PROSPICE
" Examinar el pasado, el presente y el futuro " lema en latín de la versión 2012 del Encuentro Nacional de la Empresa ENADE, en la cual intervinieron el ministro de Hacienda Felipe Larraín y el primer mandatario, Sebastián Piñera. Ambos coincidieron en destacar que Chile, hacia 2016 alcanzará un ingreso per cápita de US$ 20.000 lo cual se considera como el umbral del desarrollo. Y que en 2020, la pobreza sería eliminada.


Cifras no escasean para coincidir en un vaticinio semejante que vendría a dar cumplimiento a un  empeño largamente postergado por crisis económicas, catástrofes varias y errores políticos manifiestos como la fracasada experiencia revolucionaria marxista de 1970, con la llamada Unidad Popular.

Los argumentos aportados por Larraín y Piñera son elocuentes. Somos el país de la OCDE que más crece. Es de los que genera mayor empleo, uno de los que exhibe menor cesantía e indicadores de desarrollo humano propios de los países europeos. Con cantidades record de inversión extranjera ejecutada y proyectada. En fin se trata de estadísticas que hablan por sí mismas sobre un país a punto del despegue, abandonando la realidad del vecindario.

¿ Pero se trata como antaño se dijo del adiós definitivo a Sudamérica ? o ¿ sólo superamos los desafíos del siglo XX y no los de la centuria en curso ? Porque hace cien años, vivimos un período bastante similar ; aquel que Enrique Mac Iver describió en el primer centenario de la República, dando cuenta del desánimo, la pérdida de impulso, el descontento social, de expectativas siempre frustradas, de un desarrollo a medias y siempre incompleto. Aquella famosa intervención sobre la crisis moral del país.

Piñera señaló que sí "perseveramos" en las políticas desarrolladas en los últimos años ( su período por cierto ) " al ritmo que vamos es posible que Chile sea el primer país, ojalá no el único, en cumplir esta meta "pero advirtió el riesgo de prestar oído a la tentación populista "

Hace cien años Mac Iver alertaba que "los chilenos no somos felices" acusando la corruptela de la aristocracia gobernante, la crisis moral que trajo la riqueza del salitre donde "el presente no es satisfactorio y el porvenir aparece entre sombras "

Hacia esa misma época, Francisco Antonio Encina reprochaba en su obra "Chile un caso de desarrollo frustrado" que, una de las causas de los males que aquejaban al país, podrían encontrarse en una educación orientada a formar a lo estudiantes en las llamadas profesiones liberales, descuidando casi por completo el conocimiento técnico;  en la extranjerización de la clase dominante, la pérdida de valores, de la noción de lo propio y del valor de la identidad nacional.

Nada muy distinto a la realidad de nuestros días. Cuando vemos un Congreso donde reina una dorada irresponsabilidad y se enseñorea la demagogia, el clientelismo, el postergar lo urgente por lo prescindible, donde los legisladores cada vez se distancian más del anhelo y de las necesidades de sus representados. Cuando este fenómeno se une a la degradación de todo lo que es propio y hace y define a Chile, y este mal se extiende a otras instituciones, que incumplen el rol que les fuera asignado jurídica y legalmente, poco valdrá el desarrollo.

Es un lugar común señalar el trastorno o cambio de los valores que presiden nuestra sociedad. No se logra identificar alguna corriente política de fuerte sello nacionalista. Que proponga y de cuenta, confiriendo sentido a una acción en dicha dirección, que no es otra que el interés de Chile. Ya las antiguas instituciones, como la Iglesia, que hacía a la imprescindible unidad del país, o las FFAA que expresaban al pueblo en armas, lenta pero inexorablemente han perdido jerarquía - como es el caso de la religión católica que ya no interpreta sino a un escaso porcentaje de la población -, o son sujetos de sostenidos ataques a su esencia, como lo es el pervertir su función y naturaleza, propiciando el ingreso de homosexuales a las filas militares, necesitan un relevo en el primer caso (Iglesia) o su reforzamiento ( en lo de las FFAA ).

En consecuencia, esto de examinar el pasado, el presente y el futuro, resulta ser un ejercicio agotador desde el punto de vista expuesto, y sin que se logre divisar una rectificación, que enderece el curso torcido de las cosas y asuntos de la nación, no habremos logrado el objetivo de desarrollar Chile, porque la Patria será otra y no la que conocemos y amamos. Dios quiera que el rumbo se enmiende. Aún hay chilenos dispuestos a servir a su Nación.

DESPIERTACHILE.CL

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