MILITARES Y EMPRESARIOS EN LA MIRA DEL P.S.

Lejos está Chile de enfrentar un período de paz interna y reconciliación si, como está pronosticado, es elegida Michelle Bachelet como Presidente de la República. Porque tras ella, y por sobre ella, su partido, el Socialista, programáticamente se ha fijado como metas: la EXCLUSION POLITICA de los miembros de las FF.AA. que hayan sido juzgados por vulneraciones, o presuntas vulneraciones, a los derechos humanos durante el régimen militar; y, una NUEVA CONSTITUCION POLITICA, marcadamente anti empresarial, donde, además, expresamente se condenaría al Gobierno Militar. Ninguno de los dos propósitos está señalado en el Programa de Gobierno de Michelle Bachelet. ¿Por qué? ¿Temor a un rechazo? ¿Doble discurso?¿Estrategia electoral?
El extenso documento que contiene el Programa de Michell Bachelet (102 páginas) se supone es resultante de los consensos con las otras fuerzas políticas que integran la Concertación de Partidos por la Democracia, particularmente el Partido Demócrata Cristiano. Sin embargo, como militante socialista Bachelet quiérase o no, se debe a su partido, que la ungió como su candidata y la impuso a las otras colectividades. Una vez en el mando del país ¿Por qué lineamientos programáticos se guiará?¿Tendrá la voluntad y fuerza de carácter, que no la demostrado hasta ahora, para resistir las presiones de su camaradas socialistas?

Bachelet está muy lejos de ser la versión femenina de Salvador Allende que llegó al poder con 40 años de ejercicio político continuado como diputado y senador, cuatro postulaciones a la Presidencia y una experiencia de artífice de diversas acciones partidistas en su colectividad. Pero, así y todo, fue débil ante las maniobras de los sectores más radicales de su colectividad que lo impulsaron a vulnerar la Constitución Política, buscar resquicios legales para apoderarse de las empresas y bancos e insitar con su discurso a los sectores populares a una actitud violentista que derivó, finalmente, en una confrontación entre una minoría organizada que buscaba la socialización del país y una mayoría que sin estar en contra de los cambios, la equidad, la justicia y la democracia política, rechazaba la inestabilidad, la inseguridad familiar, la falta de alimentos.
Quienes buscan dar forma al “nuevo socialismo” desconocen que su posición en la “nomenklatura” partidista es temporal y que las bases socialistas, más radicalizadas que sus dirigentes, junto a los líderes de viejo cuño – que hoy callan por conveniencia-, bien pueden utilizar los democráticos mecanismos internos para desplazarlos y reposicionar a la colectividad en su eje histórico, mucho más rupturista y confrontacional.
Dos documentos reflejan el pensamiento actual del Partido Socialista, colectividad que en el gobierno de Salvador Allende ,en alianza con la extrema izquierda Mirista, impuso su supremacía incluso a los comunistas. Estos advirtieron al mandatario reiteradamente que, al contrario de lo que pensaban sus aliados socialistas, no se podían alcanzar las metas revolucionarias sino era por etapas. Su gobierno era la primera de dos o tres administraciones.
Los documentos oficiales del PS muestran, una vez más, que el Partido Socialista ha mantenido dos discursos: uno de pantalla o maquillaje, el de su candidata; y, otro real reflejado en los textos: “Vigencia y Actualidad del Socialismo en el Siglo 21”(con data agosto de 2005) y que suscriben Ernesto Aguila, Sergio Berría, Marcelo Contreras, Manuel A. Garretón, Clarisa Hardy, Carlos Ominami, Fredy Ponce, Rafael Urriola y Jaime Ensignia, y sus Estatutos, actualmente vigentes.